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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El informe

A la vista de los resultados del "Informe Pisa" en lo que a los alumnos gallegos se refiere, no es de extrañar la satisfacción -relativa, como corresponde a un ciudadano inteligente- del conselleiro de Educación. Y tampoco la observación de algunos sobre la paradoja de que durante la vigencia de una Ley atacada como ninguna -la Lomce- el nivel escolar en Galicia haya crecido.

No se trata de extraer conclusiones definitivas acerca de lo que es solo un informe relativo que se hace cada cierto tiempo, pero sí de preguntar que si la mejoría se ha dado con una Ley "mala", de qué no sería capaz el país el día en que se le dotara de una "buena"; y, para la felicidad completa, pactada. Que, por cierto, es lo que llevan pidiendo todos, y algunos a gritos, desde que comenzó la transición sin que hasta ahora se les haya dado satisfacción ninguna.

Los más optimistas, que no son demasiados, creen que ahora, en esta legislatura, sería posible hacer lo que hasta hoy mismo no se hizo. Y basan su pronóstico en la unanimidad registrada a la hora de constituir una Subcomisión parlamentaria que ha de preparar las tareas de la Comisión que después se encargará de discutir y alcanzar, si se consigue, el proyecto de Pacto Escolar para el que en cualquier caso se augura un largo camino y no pocas controversias.

(Los pesimistas, al contrario, sospechan que pasará lo mismo que en ocasiones anteriores y que no habrá opción real de acuerdo. Esgrimen como razón de fondo que la Educación es un terreno, como ya se dijo, en el que las ideologías aún cuentan. Y como argumento complementario, el que se deduce de la leyenda urbana según la cual aquí, cuando no se quiere de verdad hallar remedio a problemas, se forma una Comisión para estudiarlo.)

En este punto cabría añadir que, si a eso se le añade una Subcomisión, la probabilidad de fracaso aumenta exponencialmente. Con todo, es cierto lo que dicen unos pocos, que cosas peores se han visto y de mayores empeños se ha salido. Existen ejemplos que lo demostrarían sin lugar a debate, pero son tan pocos, y en momentos tan especiales, que apenas se podrían entender como antecedentes que crean hábito.

Sea como fuere, los datos que el "Informe Pisa" contiene confirman lo que era un secreto a voces: que el bajo nivel educativo en España -y en Galicia- no se debe, como unos pocos creían, a defectos congénitos, sino más bien a déficits instrumentales que hacen de enseñar un acto casi heroico y de aprender una tarea titánica. O sea que el ejercicio y desarrollo de la cultura del esfuerzo aún está aquí casi en pañales.

¿No...?

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