Ahora mismo, y a pesar de las proclamas patrióticas con que algunos medios acogen la decisión del Comité Federal del PSOE, explicándola "por el bien de España", lo más probable es que eso haya contado menos que su necesidad de ganar tiempo. O sea, de que el bien que se pretende sobre todo es el del Partido, que consiste en evitar unas elecciones ahora y buscar un modo de arreglar su lío. Y mientras, ya se verá cómo actúa el Gobierno y si aprendió algo de la crisis.
Y no se trata, conste, ni de negarle legitimidad al Comité -cosa que de forma subliminal hace Pedro Sánchez al escribir que "ahora hay que recobrar el partido para las bases", siendo él mismo su paladín-, sino de analizar el fondo y motivos de la decisión, y que se resumen en el dilema de "Rajoy ahora o una catástrofe electoral después". Lo de España es otra cosa; al fin y al cabo fue Bismark quien dijo que si los españoles mismos, tras quinientos años no lograron acabar con su Estado nadie puede."
Queda dicho que, resuelto lo de la investidura -salvo rebelión total de sus diputados- ahora viene lo más difícil, que es decidir día a día si permite -el PSOE- gobernar, y cómo, a la lista más votada o no. Porque si no lo hace, lo anterior es inútil y -peor aún- se convierte en charlotada. Aparte de que deja a Rajoy la iniciativa de convocar elecciones en primavera y a Podemos al frente de la oposición activa.
Y, como diría Murphy, aún se puede quedar peor: los votantes del PSOE -de los que casi nunca se habla, siendo muchísimos más que los militantes- se verán defraudados porque para este viaje de casi un año no hacían falta alforjas y porque ellos no querían un gobierno del PP salvo en caso de peligro real para el Estado. Y eso nunca se les explicó o no se hizo con claridad.
En términos de Galicia, la relación de males es aún más extensa y compleja. Y lo es porque además de todos los que afectan al PSOE, hay varios referidos solo al llamado PSdeG. Algunos de tipo personal, entre la presidenta de la gestora y varios dirigentes de peso histórico e institucional, y otros con la legitimidad de quienes ahora ocupan aquel órgano que no puede comvocar congreso ni primarias y no quiere dimitir. Y no se le ve salida por ahora.
Quizá por eso los socialistas gallegos son todavía más pesimistas que los demás, puede que con la excepción de los del PSC, y esos ya se buscaron un remedio, aunque sea peor que la enfermedad. Pero aquí ni eso parece posible porque faltan liderazgos con respaldo global y el cainismo hace estragos. Por eso hasta Cancela, que debería decir otra cosa como presidenta provisional, admite el riesgo de fractura.
¿No?
