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De plaza del Hospital a plaza de Saturno

La impronta del edificio de Varela fue tan grande en su entorno, que enseguida dio su nombre al lugar en donde estaba estratégicamente ubicado. Así surgió en la jerga pontevedresa la plaza de Saturno, en referencia a su promotor, Saturnino Varela.

Ni tan siquiera el edificio de Olmedo, a pesar de que inició su andadura pocos años antes al otro lado de la misma plaza, logró una huella semejante al edificio de Varela.

La plaza de Saturno, nominación nunca reconocida oficialmente en el callejero pontevedrés, pasó a servir como nueva referencia de las dos placitas que allí existieron hasta entonces, en el eje comercial de esta ciudad:

Por una parte, la plaza de San Román, llamada así por su proximidad a la fachada trasera del palacio-casona del conde de San Román, donde luego estuvieron los almacenes Garza y donde ahora se encuentra el bar Borona.

Y por otra parte, la plaza del Hospital, así denominada por su cercanía al viejo Hospital regentado de los Hermanos de San Juan de Dios, cuyo solar adquirió don Saturnino para levantar su gran establecimiento.

Todavía más llamativo en este nomenclátor histórico resultó el caso de la vecina calle Raimundo Fernández Villaverde, abierta en memoria del reconocido político hacendista poco antes de la construcción de los edificios de Olmedo y Varela.

Ese nombre oficial nunca acabó de cuajar en el argot callejero y durante medio siglo Fernández Villaverde fue popularmente conocida por la cuesta de Carrillo, en alusión a los dos negocios de café cantante y ultramarinos finos que tuvo el comerciante Arturo Carrillo. Incluso siguió llamándose así muchos años después de la desaparición de ambos locales, cuando poca gente sabía en Pontevedra quién era el tal Carrillo. Nada que ver con don Santiago, su homónimo del PCE, el Carrillo más famoso de España.

Hipólito De Sáa escribió en sus estampas pontevedresas una deliciosa recreación de las familias y los comercios que compartieron la plaza de Saturno con el edificio de Varela: de la familia Fariña a la familia Fontoira; o del comercio de Luís Martínez a la droguería Selgas, antecesora de Luís Esteban.

A la muerte de Curros Enríquez en 1908, el Ayuntamiento dedicó la plaza en cuestión al gran poeta y ya nunca se cambió su nombre. No obstante, la última revisión a fondo del callejero pontevedrés en 1996, dejó constancia de la antigua denominación como plaza del Hospital, pero obvió su otro apelativo popular de plaza de Saturno.

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