Así pues, visto como están las cosas en el mundo de la pesca, habrían de tener las partes especial cuidado para evitar que se cumpla la Ley de Murphy y el panorama empeore, porque susceptible de que así suceda lo es en verdad. Y el camino para que ocurra está abierto no sólo con la confusión de actitudes entre la patronal, los sindicatos y las cofradías -que ha convertido al sector en una especie de "casa de tócame Roque"-, sino porque encima hay choques entre ellos y no muy suaves, si se oye a Comisiones y CIG, verbigratia.

Ahora mismo, la única posición sensata ha de ser la que busque elementos de aproximación que permitan un esquema unitario. Y tiene que ser así por algo tan irrefutable como el hecho de que si le va mal a los armadores igual sucederá con las tripulaciones, que como en casi toda relación contractual son la parte más débil. Y, de paso -y aunque su entorno sea diferente-, las cofradías no han de aguardar nada bueno en el caso de que todo lo demás se tambalee, y ya ni se diga si al final acaba por derrumbarse, como ahora mismo nadie osa descartar.

Quedó dicho no ha demasiado que la Administración ni puede ni debe ejercer de don Tancredo colocándose en el medio del ruedo y esperando a que su inmovilidad le ayude a salir indemne. En una crisis como la que hay nadie en sus cabales apostaría por el tancredismo, salvo quien, pase lo que pase, tenga decidida la jubilación o el desguace; y hay ya quienes, en el sector, empiezan a pensar que ése es el caso de los gobiernos europeos y entre ellos el español; hay indicios racionales, pero habrá que esperar un tiempo aún para probarlo definitivamente.

Es cierto, y debe tenerse en cuenta, que en términos operativos poco puede hacer no ya Madrid sino incluso Bruselas para frenar los precios del petróleo, y también lo es que esa imposibilidad deriva de la falta de voluntad auténtica para crear una política energética propia de la UE, pero las cosas son como son y hay que analizarlas así, y por tanto sería necesario buscar otros caminos para acudir en socorro y beneficio de la flota. Y conste que los hay y varios, pero nadie se anima por lo visto a a empezar a recorrerlos, lo que induce a creer que mucho interés no existe.

¿Cuáles son esos caminos? Pues el mapa está a disposición de quien lo quiera ver, y además rubricado por expertos: cabe actuar sobre el sistema de fijación de precios, y sobre el terreno de los impuestos y las cotizaciones sociales, así como en el método retributivo o, por supuesto, en el campo comercial de las importaciones de pescado. Pero todo es ponerse, y aquí aún no se movió ficha.

¿O sí?