Escultor de nacimiento, pequeño "bicho raro" refugiado en el arte y la creación desde muy niño, animado siempre por una necesidad que él mismo reconoce como fuente de fuerza y paz interior. Xuxo Vázquez pertenece por derecho propio a ese gran grupo de escultores gallegos de talento y prestigio, con trayectorias plenas de honestidad, oficio y virtuosismo. Su obra se encuentra en espacios públicos, colecciones institucionales y privadas, así como en museos de España, Portugal, Eslovenia, Emiratos Árabes, Corea del Sur, China, Estados Unidos o Alemania

Hace tiempo que Xuxo añoraba volver a exponer en su Vigo natal y lo hace ahora en Espacio Beny con una muestra de trabajos, casi a modo de retrospectiva, que ponen de relieve un recorrido que comenzó con un realismo de tintes expresionistas y que más tarde evolucionó hacia formas geométricas, simples y envolventes, para recalar finalmente en una figuración abstracta.

La esencia de su escultura de perfiles curvos radica en el movimiento, con una combinación entre forma y espacio, que reinterpreta la figura en clave abstracta, utilizando materiales y técnicas muy diversas, con un gesto siempre preciso que infiere un gran equilibrio. Según Francisco Pablos, "Es consecuencia de una idealización de lo natural, que ha reducido a síntesis cualquier referencia, de manera que todo es invención".

Bronce, piedra, hierro o acero corten son algunos de los materiales utilizados en sus obras, tanto en formatos pequeños o medianos, como a escala pública, incluidos también en esta exposición a través de fotografías. Las piezas son modeladas siempre con una técnica impecable, con una sensibilidad y armonía exquisitas, transformando el paisaje en el que se inscriben y ofreciendo multitud de nuevas posibilidades de experiencia y relación espacio-temporal.