Los comuneros de Beluso rechazan entrar en el mercado de derechos de CO2 por “hipócrita”

La asamblea celebrada ayer mostró sus reticencias ante lo que considera una maniobra de “greenwashing” o marketing verde | La mayoría apuesta por esperar y ver el funcionamiento en otras comunidades similares

Los comuneros de Beluso votaron ayer en contra de sumarse al mercado de derechos de CO2.

Los comuneros de Beluso votaron ayer en contra de sumarse al mercado de derechos de CO2. / Fdv

La Comunidade de Montes de Beluso votó ayer en contra de entrar en el mercado de derechos de CO2. Al menos de momento. Los comuneros de la parroquia consideran “hipócrita” este sistema, que basado en el principio de que “quien contamina paga” consiste en que las empresas que emiten a la atmósfera este gas de efecto invernadero pueden compensar a las entidades que producen oxígeno. Entre estos colectivos destacan precisamente las comunidades de montes, que a través de sus árboles y plantaciones ayudan a contrarrestar los efectos del CO2 (dióxido de carbono).

Este asunto se trató ayer en una asamblea celebrada en la Casa do Pobo de Beluso, en la que participaron más de 35 comuneros y fue el único punto que suscitó cierto debate. Aunque todas las voces se pronunciaron en el mismo sentido, aludiendo a la práctica del “greenwashing”, que viene a ser una estrategia de marketing verde o lavado de cara pero sin acciones reales. La junta rectora explicó a los asistentes que sometía el tema a consideración después de que una empresa intermediaria en la compraventa de estos derechos se pusiese en contacto con la Mancomunidade de Montes do Morrazo para explicar en qué consistía el sistema y los beneficios que podría aportar a los comuneros.

El presidente de la Comunidade de Montes de Beluso, Xosé Ramón Millán, expuso a los asistentes que existen dos mercados. Por un lado el regulado, que es el del Ministerio para la Transición Ecológica y en el que de momento no se puede participar porque habría que hacerlo a través de parcelas que hayan sufrido incendios forestales y que a continuación fuesen repobladas. Luego está el mercado no regulado y desde el Grupo de Desenvolvemento Rural (GDR Pontevedra-Morrazo) se está intentando montar un modelo paralelo, en principio para empresas que quieran reducir sus emisiones o que aspiren a certificaciones “verdes” o ecológicas.

Este mercado de derechos de emisiones implica que los productores de CO2 abonan a entidades sociales como las comunidades de montes un precio por cada tonelada de más emitida a la atmósfera. Para compensar esas emisiones se paga por el oxígeno que producen las masas arbóreas de los comuneros. En el caso del sistema no regulado deben delimitar una parcela de al menos dos hectáreas de superficie y durante un periodo de entre uno y dos años no se pueden realizar cortas ni talas para que los árboles sigan produciendo oxígeno.

La propuesta que se trasladó a las comunidades de montes de O Morrazo sería para explorar su participación en el mecanismo no regulado, pero el planteamiento genera dudas e incertidumbre, tal como quedó ayer patente en la asamblea de Beluso. Los vecinos que tomaron la palabra lo hicieron para mostrar sus reticencias al respecto. Sobre todo porque el precio que pagan las empresas es “simbólico” –entre 2 y 7 euros tonelada, según se apuntó durante un momento de la asamblea– y mientras tanto siguen emitiendo esos gases contaminantes. “Nosotros vendemos que cuidamos el monte, que plantamos especies autóctonas y que hacemos repoblaciones. Tenemos que plantearnos si entrar en este sistema no sería realmente hipócrita”, defendió uno de los comuneros presentes. Un argumento con el que coincidieron otras personas que intervinieron en la asamblea, que abogaron por esperar y ver cómo funciona este modelo en otras comunidades. Al final el resultado de la votación fue de 26 votos en contra y 9 abstenciones.

Un año con pocas cortas y muchos gastos

Los comuneros de Beluso cerraron el ejercicio 2023 con un superávit económico y con un saldo en cuenta de más de 145.000 euros. Unos buenos resultados relacionados con la subasta de madera a través de cortas programadas. Las adjudicaciones se realizaron por un importe superior al presupuestado inicialmente y así la comunidad de montes acabó el año pasado con unos ingresos de 80.339 euros y unos gastos de 66.812, lo que deja un balance positivo de más de 13.500 euros.

El ejercicio 2024 se presenta diferente. Xosé Ramón Millán explicó que el plan de ordenación forestal intenta combinar años con más carga de cortas y talas de regeneración, que aportan ingresos, con otros en los que la actividad se concentra en limpiezas, rareos y plantaciones, que suponen más gasto. Así, avanzó que 2024 será “un año de poco dinero y de mucho trabajo”.

Las cortas previstas se concentran en Carafixo, Chan do Outeiro y Escadiña, con unos ingresos estimados de 18.700 euros. Una cuantía que se espera que finalmente sea superior gracias a la puja entre las madereras. La previsión total de ingresos asciende a 31.400 euros y los gastos superan los 65.400 euros, lo que dejaría un balance a final de año de -34.000 euros. Aún así, el saldo en cuenta a final del ejercicio estaría por encima de los 111.500 euros.

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