Entrevista | Cristóbal Gabarrón Artista

“Galicia me ha descubierto muchas cosas importantes que aprecio y necesito”

El reconocido artista, con una residencia en Bueu, inaugura hoy una exposición en Pontevedra

El artista Cristóbal Gabarrón, ayer, en su casa de Beluso, en Bueu.

El artista Cristóbal Gabarrón, ayer, en su casa de Beluso, en Bueu. / GONZALO NUÑEZ

El Museo de Pontevedra inaugura hoy “Gabarrón Atlántico”, una gran exposición sobre el artista Cristóbal Gabarrón y la influencia de Galicia y del Atlántico en su obra. Gabarrón es uno de los artistas españoles más internacionales y reconocidos: nació en Mula (Murcia), pasó parte de su juventud en Valladolid y desde hace más de 25 años pasa largas temporadas en Galicia, concretamente en su casa de Beluso (Bueu), desde donde cuenta con una privilegiada vista al mar de la ría de Pontevedra.

–¿Cómo se encuentra Cristóbal Gabarrón en la actualidad?

–Llegué a Galicia el martes para ver el montaje de la exposición, que me gusta mucho. El comisario, Antón Castro, es una persona muy capaz, con mucho sentido común y con un gran espíritu crítico positivo. Yo aún sigo con algunas secuelas por culpa del COVID: me ha quedado eso que llaman COVID persistente, aunque yo digo resistente. Me cogió al principio de todo, justo tres días antes de salir de viaje y lo pasé bastante mal. Perdí parte de la capacidad pulmonar y me ha quedado una fibrosis pulmonar, pero intento ver las cosas con una perspectiva positiva.

Cristóbal Gabarrón en la exposición que se inaugura hoy en el Museo de Pontevedra, al lado de una de sus instalaciones.

Cristóbal Gabarrón en la exposición que se inaugura hoy en el Museo de Pontevedra, al lado de una de sus instalaciones. / GUSTAVO SANTOS

–¿Cuándo se plantea la oportunidad de realizar esta exposición sobre el Gabarrón Atlántico?

–Precisamente era una exposición que estaba prevista para ese año 2020 y que tuvo que aplazarse por culpa del COVID. Llevamos casi cinco años con ella y fue el propio Antón Castro el que me propuso hacerla al ver la cantidad de trabajo y la repercusión de estos 25 años en Galicia. Barajamos varios lugares y al final decidimos que lo más lógico es que fuese en Pontevedra, que es el lugar más cercano a donde he estado todos estos años, que es Bueu.

Desde el principio la planteamos de manera que se pudiesen ver obras de otros momentos y que fuese como una especie de recorrido por 50 años de trayectoria: desde los inicios hasta la época en Galicia

–¿Cómo está planteado este “Ronsel da Saudade” que se podrá ver desde hoy en Pontevedra?

–No va ser solo una muestra del Gabarrón Atlántico. Desde el principio la planteamos de manera que se pudiesen ver obras de otros momentos y que fuese como una especie de recorrido por 50 años de trayectoria: desde los inicios hasta la época en Galicia. La obra más antigua es de hace 38 años, aunque ese recorrido previo va a ser una parte pequeña. Alrededor del 80% de la exposición se refiere al trabajo en Galicia. Antón Castro me decía que en mi trabajo investigo mucho con materiales, proyectos, ideas y sería muy interesante ver cuál era el sentimiento del mar en mí. En mi casa en Bueu puedo estar sentado dos o tres horas viendo el mar en paz, pensando y construyendo. De repente necesito romper ese silencio y tensión para hacer un pequeño dibujo que me sirve para crear una obra.

–¿Qué tipo de obra se podrá visitar en esta exposición?

–Hay trabajos que nunca se han presentado y otros que ya han estado en otras exposiciones. Había que elegir aquellas que fuesen más constructivas para esa idea del Gabarrón Atlántico y al mismo tiempo fáciles de transportar. Había alguna que era interesante, pero pesa 12 toneladas y era inviable exponerla en el museo. Hay óleos, papel de investigación, cerámicas con distintos materiales o una gran instalación que ocupa toda una sala y que se titula “El mar que yo conozco”. Se construye a partir de los restos de una gamela destrozada y sobre ellos crear una instalación con otras barcas sobre las emociones que me ha dado el mar y sus historias. Son como gotas del sentido atlántico gallego y del atlantismo americano.

El artista nació en Murcia, pasó algunos años en Valladolid y desde finales de la década de 1990 tiene una residencia en Bueu.

El artista nació en Murcia, pasó algunos años en Valladolid y desde finales de la década de 1990 tiene una residencia en Bueu. / GONZALO NUÑEZ

–¿Cómo han matizado Galicia y el Atlántico su obra hasta permearse en ella?

– La influencia de Galicia en mi obra es muy profunda, pero no ha sido de repente. Fue muy poco a poco, a través de sus paisajes y de sus gentes porque además Galicia tiene formas culturales y cívicas diferentes de una provincia a otra. El ir poco a poco descubriendo, estando además en una especie de acuerdo general con todo lo que se produce aquí, el paisaje, el silencio, la relación entre las personas… Galicia me ha descubierto muchas cosas importantes que aprecio y que necesito. Aparte de pasar grandes temporadas aquí, hay momentos en los que estoy muy angustiado y cansado y cuando vengo de fuera nada más aterrizar en Madrid necesito venir a Galicia, aunque sea solo para estar un par de días, y partir de ahí continuar con mi actividad general. Quizás es algo psicológico, pero a lo largo de estos 25 años para mi cada vez es más necesario sentir a Galicia.

–Usted es natural de Murcia, frente al Mediterráneo, pero de alguna manera ha conseguido unir e incluir esas dos vertientes.

–Sí, mi vida no es nada excluyente. Creo que siempre es mejor incluir que excluir. Soy nacido en el mar opuesto y siempre me ha parecido curioso que si trazas una línea entre Galicia y Levante es una diagonal perfecta. Para mí supone una representación de que a veces lo que está en otro sitio o que está opuesto resulta que tiene bastante coherencias lo uno con el otro. Yo encuentro muchas coherencias entre Galicia y Murcia. Me encanta la disposición urbanística de Galicia en la que en cualquier pueblo puedes encontrar casas con sus huertas, que en el Levante es muy parecido. Y luego por supuesto está la necesidad del mar. Creo que hay muchas interpretaciones comunes entre esos dos mundos míos, el de nacimiento y el de adopción. Además, cuando yo hablo del Atlántico tiene otra línea, para mí se representa con las dos orillas: Galicia y Estados Unidos, que es vital para mí y mi trabajo.

Soy nacido en el mar opuesto y siempre me ha parecido curioso que si trazas una línea entre Galicia y Levante es una diagonal perfecta. A veces lo que está en otro sitio o que está opuesto resulta que tiene bastantes coherencias lo uno con lo otro

–El comisario de la exposición vincula su exposición con uno de los grandes poetas vanguardistas gallegas, un poeta y marinero como Manuel Antonio y su “De catro a catro”. ¿Conocía previamente este poemario?

–No, es precisamente Antón Castro el que me lo descubre y para mí es una delicia. No sabía que lo iba a elegir para esta exposición, pero creo que ese rastro, ese “ronsel” y estela de la que habla va muy bien con lo que yo siento.

La exposición "Gabarrón Atlántico. Ronsel de Saudade" reúne más de un centenar de obras de Cristóbal Gabarrón en el Museo de Pontevedra.

La exposición "Gabarrón Atlántico. Ronsel de Saudade" reúne más de un centenar de obras de Cristóbal Gabarrón en el Museo de Pontevedra. / GUSTAVO SANTOS

–¿En qué proyectos le deja trabajar ese COVID ‘resistente’ que le acompaña desde la pandemia?

–Sigo trabajando con mucha intensidad mental. En breve se inaugura en Murcia una exposición sobre mi trabajo con las Naciones Unidas (ONU), que ya estuvo antes en Malta. Ahora mismo trabajo en un proyecto gigantesco, de 99 esculturas públicas y que se titula “El nacimiento del tiempo”. Es la visión que yo tengo y mi curiosidad desde el nacimiento del ser humano, un recorrido a través de la piedra como eje. Está pensada para ser expuesta en un espacio circular de 10.000 metros cuadrados y con una rampa que baja hasta llegar al punto central. En ese recorrido se establece un diálogo entre los visitantes y la obra, también entre las personas que suben y bajan. Es un proyecto que se inició hace cinco años y ya voy por la mitad del trabajo.

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