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La hostelería de la comarca alerta de que la distancia social le impide cubrir el 100% de aforo

Usuarios, ayer, en el interior de la cafetería canguesa “Plantaciones”. | GONZALO NÚÑEZ

La hostelería de Galicia entra hoy en una nueva fase, al levantar la Xunta la emergencia sanitaria y eliminar las restricciones de aforos. Además, también se relajaron los horarios, que se acercan ya a los anteriores a la pandemia. En concreto las cafeterías, bares y restaurantes pueden abrir hasta la una de la madrugada entre el domingo y el jueves y hasta la una y media los sábados y domingos. Los pubs podrán abrir hasta las 4.00 y las 4.30 horas respectivamente. Por su parte, las discotecas podrán abrir hasta las cinco de la madrugada. Desde los colectivos de hosteleros de O Morrazo aplauden que la Administración les afloje nuevamente las restricciones, pero piden a la población “que sigan entendiendo que todavía estamos en pandemia, y no se relajen del todo para evitar volver atrás, lo que sería un palo durísimo para nosotros”, apunta Pablo Piñeiro, de la Asociación de Hostelería de Moaña. Aunque los horarios se acercan a la normalidad, desde el sector en Moaña esperan poder cerrar exactamente como antes de la pandemia lo antes posible. “Sobre todo para los locales de ocio nocturno, que se ven muy perjudicados con cada hora que pierden”.

Desde Cangas, por su parte, los hosteleros matizan que se levante la restricción de aforos. “Es cierto que sobre el papel podremos tener un 100% de ocupación, pero en la práctica al tener que mantener la distancia social no podemos ocupar todas las mesas, sino estaríamos incumpliendo la normativa. Algunos, en las terrazas, estamos a poco más del 50%”, explica Gustavo Soliño, de la Asociación de Restauradores canguesa (Areca).

Los hosteleros esperan aclaraciones también sobre cómo queda la autorregulación que estaba impuesta desde mediados de septiembre, desconcertados ante los cambios constantes de normativa.

Por otro lado, en cuanto a la evolución de la pandemia, los servicios sanitarios de la comarca señalan que los tres municipios se encuentran en estos momentos sin casos de COVID-19. Cangas acumulaba ayer más de 15 días sin ningún nuevo contagiado. En el caso de Bueu, está a cero desde el pasado puente de la Hispanidad y suma más de 10 días sin lamentar ningún positivo.

El mapa del Sergas sitúa desde hace varios días casos en Moaña, aunque no determina cuántos. Desde los médicos de atención primaria señalan que el último positivo fue de un menor de edad, pero ya recibió el alta al tener una PCR negativa, por lo que también Moaña presentaría una incidencia cero del coronavirus. O Morrazo se encuentra en estos momentos, por lo tanto, en la mejor situación sanitaria desde el comienzo de la pandemia en la primavera de 2020.

Hay que recordar que fue precisamente en Moaña en donde se registraron los primeros positivos en todo el área sanitaria de Vigo. Es más, el primer caso en un centro educativo de toda Galicia también se registró en Moaña, de ahí que sea tan simbólico el buen momento sanitario actual.

Ante la relajación de las medidas, por su parte, la Mesa da Sanidade de Moaña mueve ficha para que el Sergas acuerde también devolver a esta villa el servicio de urgencias. Los colectivos y los ediles de BNG y PSOE acordaron presentar una moción al pleno de la corporación de Moaña con la intención de que todos los grupos se sumen para exigir a la Consellería de Sanidade su “restitución inmediata” a la Casa do Mar. Hay que recordar que el Sergas decidió centralizar el Punto de Atención Continuada (PAC) de Moaña en el centro de salud de Cangas al inicio de la pandemia de COVID-19, ante la falta de espacio en la dotación moañesa para establecer circuitos diferenciados. Esto, en la práctica, deja a los vecinos moañeses sin médico operativo en la villa durante días enteros como los domingos o festivos.

La Mesa da Sanidade recuerda que la pandemia se está superando y la gran mayoría de las medidas restrictivas han quedado ya anuladas o se han relajado. Por ello, temen que la derivación de las urgencias a Cangas se acabe convirtiendo en una “medida definitiva” y acusa a la Xunta de usar la pandemia para acometer “recortes” en la sanidad.

Aguardan también que el pleno exija la restitución de la atención médica presencial a los mismos niveles anteriores a la pandemia, así como el refuerzo del personal en la atención primaria “para reducir las importantes listas de espera”. Finalmente, la moción pedirá un apoyo expreso del pleno a la movilización convocada por la Plataforma SOS Sanidade Pública para el 14 de noviembre en Santiago, en la que se reclamarán, precisamente, más medios para la atención primaria.

Luis Vázquez y Sheila Pereira, ayer en la sala Embassy. | G.N.

“Parece contradictorio, pero la pandemia nos ha dado esta oportunidad”

En un momento en el que asumir un negocio de hostelería y de ocio nocturno parece una misión de alto riesgo hay dos jóvenes cangueses que han decidido lanzarse de cabeza para intentar recuperar una de las salas históricas del municipio: la antigua Thais, en la calle Ferrol, y que ahora pasa a llamarse Embassy. Sheila Pereira y Luis Vázquez regentan desde hace tiempo dos negocios en Bueu: la cafetería Magaluf, en la Praza Massó, y la única discoteca del municipio, Dreams. “Con la sala de Bueu estuvimos muchos meses cerrados y con el personal en un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Parece contradictorio, pero es la propia pandemia la que de alguna manera nos ha dado la oportunidad de coger esta sala”, explican los dos jóvenes. El negocio, que antes de cerrar se denominaba Inti, llevaba tiempo sin actividad y eso facilitó la posibilidad de negociar unas buenas condiciones para asumir el espacio. “Es un sitio histórico y vale la pena. Pero aún así sabemos que es arriesgado porque es necesario realizar una inversión y endeudarse, que es algo que también da algo de miedo tal como está el ocio nocturno. Estamos ilusionados y nerviosos al mismo tiempo”, reconocen. Aún así, han apostado por dar el paso y la sala abrió ayer sus puertas por primera vez desde que comenzó la pandemia. Una apertura que llega justo en el momento en el que la Xunta de Galicia permite que el ocio nocturno recupere los aforos del 100%. “En nuestro caso eso significa hasta 400 personas. Tenemos que tener a un empleado en exclusiva en la entrada para tomar los datos personales de los clientes que entran, que luego hay que trasladar a la Xunta para que los avise en caso de que se registre algún positivo”, explican Sheila Pereira y Luis Vázquez. La normativa también exige que los clientes deben aportar el certificado de vacunación contra el COVID o un test de antígenos o una PCR negativa, realizados como máximo 72 horas antes. “Por la experiencia que tenemos en la sala de Bueu al principio la gente estaba un poco perdida, pero ahora ya sabe lo que tiene que traer”, cuentan. La nueva sala tendrá una plantilla de entre doce y trece personas, a las que hay que unir a las siete que trabajan en la discoteca de Bueu y a ellos mismos.

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