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Dos detenidos y 23 denuncias en el mayor despliegue policial de Cangas

Varios coches patrulla en la Avenida de Galicia, a la espera de desalojar la zona de la movida pasadas las 3 de la madrugada. | FDV

La madrugada del sábado para el domingo coincidieron, en Cangas, el último fin de semana de agosto, una alta afluencia de turistas y los días grandes de las Festas do Cristo, además, la villa acababa de bajar a nivel bajo de alerta sanitaria, con un 100% de aforos en los exteriores de los establecimientos de hostelería. Los antecedentes de los dos fines de semana anteriores hacían prever una altísima afluencia a la zona de la “movida” y las previsiones no fallaron. Con miles de personas abarrotando la Avenida de Marín, la Calle Ferrol y las travesías que unen ambas durante toda la noche. El despliegue policial, para garantizar el cumplimiento de las medidas contra la pandemia de COVID-19 y para evitar actos de vandalismo como en las semanas anteriores, no tuvo precedentes. Hasta 10 patrullas policiales –cinco de la Policía Local y otras tantas de la Guardia Civil– se desplegaron en un espacio muy reducido. Fueron 20 los agentes en la zona que consiguieron reducir al mínimo posible los desmanes de las semanas previas.

Una patrulla municipal en el entorno de una de las discotecas. | FDV Fran G. Sas

Eso sí, pese a todo la noche se saldó con dos personas detenidas y hasta 23 denunciados por realizar botellón más allá de las 3 de la madrugada, por conducir bajo los efectos del alcohol o incluso por actos de vandalismo. Además de los 10 agentes de la Guardia Civil, la Policía Local desplegó a cinco patrullas, en su mayor parte integradas por agentes más veteranos, aunque también algunos auxiliares contratados para el verano. Además de patrullar con los coches y con dos motos, desde la medianoche el cuerpo municipal acordó cerrar el tráfico en todos los accesos a la zona de la movida para evitar que entrasen con el coche, a altas horas, jóvenes que provocasen algún percance, como ocurrió la semana pasada, en donde una pelea fue provocada por un conductor. Las conexiones entre la Avenida de Marín y Méndez Núñez, la calle Reboredo con la Avenida de Lugo, las entradas por el Centro de Salud o el Eroski y el acceso desde la Calle Noria estuvieron cortadas durante gran parte de la madrugada, incluso con agentes de pie vigilando el paso. Como curiosidad, el Concello fijó para las 3 de la madrugada el apagado de la iluminación festiva.

La Calle Ferrol, abarrotada de gente a primera hora de la noche. | FDV Fran G. Sas

El mayor despliegue ocurrió pasadas las 2 de la madrugada en la Avenida de Galicia, con la mayor parte de los coches patrulla estacionados para, poco después de las 3 de la madrugada, desalojar todos los locales. En esta compleja operación no se registraron altercados ni peleas y la gente se dispersó fuera del cierre perimetral de la zona de la movida. Los locales colaboraron en todo momento no permitiendo superar el aforo en el interior de los mismos y cerrando sus verjas en cuanto llegó la hora límite de cierre. El grueso de los problemas se registraron en los entornos de las discotecas y pubs, pues algunos tramos de vía estuvieron abarrotados, siendo imposible mantener la distancia de seguridad. Incluso hubo algún amago de pelea que finalmente quedó en nada.

La iluminación festiva se apagó a las 3 de la madrugada. | FDV Fran G. Sas

Antes y después de los desalojos se controlaron también las zonas habituales de botellón. En esas operaciones fueron denunciadas 20 personas por beber en la vía pública. Se trata de vecinos de Cangas, Moaña, Bueu, Vigo y Santiago. Algunos de estos multados eran menores de edad. Por su parte, otros dos varones fueron detenidos por conducir sendos coches triplicando la tasa de alcohol permitida. Se trata de un vecino de Moaña de 42 años y de otro de Cangas de 23. Otros dos conductores fueron parados y, tras realizarle las pruebas, se comprobó que superaban la tasa del alcohol permitida, pero al no pasar de 0,60 sus casos se tramitaron como denuncias administrativas.

En cuanto a los actos de vandalismo, más allá de las bolsas con basura como vasos y botellas que amanecieron en el suelo este domingo, un cangués fue denunciado por tirar contenedores en la vía provocando un accidente de tráfico con daños. Además, este mismo individuo, de 31 años, se enfrenta también a una denuncia por romper espejos de coches estacionados.

Entre los 20 denunciados por beber en la vía pública, muchos fueron localizados en distintas partes del casco urbano tras el desalojo de las discotecas. En Rodeira, la Alameda Nova o el entorno de las naves de Ojea se detectaron botellones. No todos los participantes fueron sancionados porque muchos consiguieron escapar corriendo al aparecer la policía. Otra zona con botellón hasta casi el amanecer fue el entorno del río Bouzós, en la parte trasera de la Calle Noria. En lo que respecta a la Guardia Civil, varios de sus efectivos acudieron a una zona cercana a la Calle Ferrol en la que se estaba consumiendo droga.

Aunque las Festas do Cristo, muy reducidas por la pandemia, se mantendrán a lo largo de toda la semana, todo apunta a que el próximo sábado, ya en septiembre, la presencia de jóvenes en las zonas de la movida será menor, al disminuir la presencia de turistas.

La semana de celebraciones ejerció ayer un efecto llamada muy importante en toda la comarca. Y es que en Moaña la noche contó con poca presencia de jóvenes, que se trasladaron a Cangas. En Bueu, por su parte, las dos líneas de autobuses de la última hora de la tarde del sábado, partieron abarrotadas y con colas de jóvenes en dirección a Cangas, por lo que ya se preveía una noche con mucha presencia de gente en las calles canguesas.

Fuga hasta Moaña

Ya la noche del viernes para el sábado la policía municipal había realizado varios controles de tráfico, como uno muy numeroso en O Gatañal. Entonces detectaron siete alcoholemias positivas entre otros tantos conductores. Uno de ellos fue detenido por triplicar la tasa de alcohol pero se dio a la fuga saltándose el control y fue localizado poco después en Moaña. Era un moañés de 23 años acompañado de cuatro chicas.

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