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El gran escultor de Galicia | Controversia sobre la autoría de las obras

La mano de Ignacio Cerviño en Cangas

La canguesa Inés Costas presenta un trabajo de Fin de Máster en el que aclara la obra del escultor frente a José Cerviño | “Además del atractivo turístico, el museo ayudaría a conservar el patrimonio”

Cruceiro do Hío. | // SANTOS ÁLVAREZ

Ignacio Cerviño Quinteiro o José Cerviño García. La controversia sobre la atribución de obras a uno u otro cantero y escultor de Augas Santas (Cotobade), como la del Cruceiro do Hío, en Cangas, sigue abierta. La canguesa Inés Costas acaba de presentar en la Universidad Complutense de Madrid, un trabajo Fin de Máster en Arte Español, sobre Ignacio Cerviño bajo la perspectiva del Arte, en el que aclara su obra frente a la de José Cerviño. Analiza la mano del maestro en el Cruceiro do Hío, la Fuente de Matamoros y las imágenes de la Semana Santa de la Cofradía de la Misericordia.

Tal y como señala Inés Costas en su trabajo de Fin de Máster “Ignacio Cerviño Quinteiro. Su obra en Cangas do Morrazo bajo la perspectiva de la Historia del Arte”, el cantero y escultor de Augas Santas (Cotobade, 1834) tiene una manera muy personal de configurar sus obras a partir de elementos propios del barroco, pero también clasicistas y que se plasman en cada uno de sus trabajos, igualmente sucede con la figura humana. El estudio de esos elementos son los que llevan a la autora a posicionarse a favor de la teoría del investigador cangués Eugenio Eiroa que en 1964 publicó en FARO DE VIGO la hipótesis sobre la posible autoría del Cruceiro de O Hío, indicando que no pertenecía a José Cerviño, a quien se le estaba atribuyendo por una confusión en el patronímico, sino a Ignacio. Aun hoy hay controversia y defensores de José Cerviño.

Todos esos elementos que caracterizan a Ignacio Cerviño y que Inés Costas estudió desde el ámbito de la Historia del Arte están en el Cruceiro de O Hío, (1872), una de las obras clave del artista que ella analiza, junto a otras piezas realizadas por Ignacio Cerviño en Cangas, que quizás quedaron relegadas a un segundo plano y que pone en valor. Para la autora, Ignacio Cerviño es uno de los mejores escultores del panorama gallego del siglo XIX cuya figura fue suplantada durante años por José Cerviño.

En la relación de piezas del escultor estudiadas por la autora en este trabajo, además del cruceiro, están la Fuente de Matamoros(1890) en el atrio de la excolegiata, el panteón de Francisco Joaquín Graña Rodal “O Ranqueta” (1879) en el cementerio municipal; el cruceiro y peto de ánimas de la Magdalena, en Coiro (1878), las imágenes de San Cibrán en la iglesia de Aldán (1879-1886) o las imágenes en madera de la Semana Santa canguesa, que le encargó la Cofradía de la Misericordia y que Inés Costas asegura que se deberían musealizar para que se pudieran conservar bien y ver todo el año. Analiza el Cristo del Descendimiento (1877), cruz e imágenes de Dimas y Gestas (perdidas), que fue atribuida a José Cerviño durante bastante tiempo pero en la que Ignacio dejó grabada su autoría en una placa en la urna; además de las otras imágenes de San Juan Evangelista (1877), La Verónica (1877) La Magdalena (1882), María Cleofás (1882) y María Salomé (1882); y los pasos procesionales del Nazareno (1877), Cena de los Apóstoles (1880-1883) y Francisquiño da Ferramenta, de quien la autora recuerda la investigaciòn de Fernández de la Cigoña de que Ignacio Cerviño se inspiró en el hijo de Francisco Graña Rodal.

Fuente de Matamoros en el atrio de la excolegiata. Santos Álvarez

El trabajo, con el que Inés Costas ha obtenido una calificación de 10 fue presentado el pasado 14 de octubre en la Universidad Complutense de Madrid como Fin de Máster y bajo la dirección del catedrático Jesús Cantera Montenegro, vinculado también a O Morrazo, por su familia de Moaña, y del que la autora destaca su “inmenso apoyo” .Inés Costas, aunque defiende la hipótesis de la autoría de Ignacio Cerviño, frente a la de los defensores de José Cerviño, señala que “el objetivo del trabajo no es resolver la problemática que existe desde hace medio siglo en relación con el posible autor del Cruceiro do Hío”. Como historiadora del Arte lo que realizó en este trabajo fue buscar, al no haber contrato de las obras del Cruceiro do Hío, aspectos formales que estén presentes en algunas de sus obras firmadas, reconociendo así las similitudes.

Los elementos recurrentes en la obra de Ignacio Cerviño son los capiteles corintios, hojas de acanto, acróteras, telas colgadas de anilla, volutas apergaminadas, mangas anchas, vestidos voluminosos con la cintura estrecha, mantos amplios en figuras femeninas, rasgos físicos de los rostros llenos de serenidad y actitud estática en las obras pétreas (en las piezas de imaginería, la expresividad de las figuras es propia del contexto procesional para las que fueron concebidas).

Estos elementos están en su obra clave del Cruceiro de O Hío, encargada por el párroco Juan Manuel Míguez, quien contrató anteriormente las bóvedas de la iglesia a Antonio Cerviño, padre de Ignacio. Es uno de los pocos ejemplos de Cruceiro de Desenclavo. En la pieza granítica se representan los temas de la caída del hombre o pecado original en el basamento; dos escenas del Paraíso, identificado por las figurasa de Adán y Eva y el árbol de la sabiduría, colgando de una de sus ramas, la serpiente y en la última hornacina , el limbo de los justos. En el fuste se plasman los temas de la promesa de la salvación, representada por el Arcángel San Rafael y San Miguel con su espada aplastando al demonio. En la parte media está la figura de la Inmaculada y Adán y Eva. La zona más alta está dedicada a la Redención y el descendimiento.

Reloj de sol en la iglesi de O Hío. Santos Álvarez

El reloj de sol de la iglesia de O Hío, obra de su padre

Ignacio y José Cerviño compartían apellido, mismo lugar de nacimiento, proximidad de nacimiento con una diferencia de cuatro años y eran mencionados como “maestro Cerviño”. Inés Costas analiza la obra de Ignacio Cerviño como una evolución de los diferentes momentos de su vida coincidiendo con los cambios de residencia, taller y comitentes. Es un análisis cronológico que arranca con el reloj de sol de la iglesia de O Hío (1854) que, sin embargo ella no lo atribuye al escultor, sino a su padre Antonio. En 1853, su progenitor trabajaba en esta iglesia. Por contra, sí considera de Ignacio Cerviño el reloj de sol de Taboadela (Ourense), otro reloj de características antropomórficas. Uno y otro son idénticos en iconografías, aunque diferentes en cuanto a su ejecución.

Ignacio Cerviño nació el 14 de junio de 1834 en Aguas Santas (Cotobade). Sus padres, Antonio y María Antonia Quinteiro tuvieron cinco hijos. Ignacio, único varón era el menor. Aprendió el oficio de cantero de su padre, que éste desempeñara en Cerdedo. En 1852, tal y como anota el investigador Anxo Coia, se encuentra en la iglesia de O Hío, con su padre. Tenia 18 años y el contrato para las obras se firma ante notario, siendo párroco Juan Manuel Míguez Alonso, al que le construirá un pantón años más tarde. En 1859, un joven Ignacio realizó un cruceiro en Cerdedo, conocido como Cruceiro do Pego, del que se dice que tiene las características que más tarde formarían parte del cruceiro de O Hío.

En 1860, Cerviño se traslada a Madrid con su esposa Ramona Isidora Beiro Mosquera, ya que se matricula en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (curso 1860-1861). "Quizás solo estuvo un año por falta de recursos", dice la autora. Su esposa da a luz a su segundo hijo en 1862 y fallece al año siguiente. De Madrid se traslada a A Coruña en donde se casa con Josefa Costa Linares en 1867 y regresa a O Hío en 1869. Firma como testigo de unos trabajos en la casa rectoral y en 1871 por la compra de un terreno. Recopilando datos de Eiroa, tenía su taller en la casa de los Míguez, hoy Bar Stop. En esta etapa se supone que realiza el cruceiro. Aunque no hay un documento que lo acredite, es evidente que el escultor tenía una relación estrecha con el párroco, refleja el trabajo de Fin de Máster. Tras Hío, llega la etapa de Cangas (1873-1880) a donde traslada su taller. Realiza el panteón de Ranqueta y otros investigadores apuntan también al cruceiro de Magdalena. Tras ello arranca su etapa en Ponteareas (1881-1896) desde donde realiza la imagen de la Mesa de los Apóstoles, trasladada a Vigo y desde allí, vía marítima a Cangas, desde Ponteareas seguirá realizando un gran número de encargos.

“Además del atractivo turístico, el museo ayudaría a conservar el patrimonio”

Inés Costas Villar - Autora Trabajo Fin de Máster sobre Ignacio Cerviño

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Un anterior trabajo de Fin de Grado sobre los cruceiros en Cangas, despertó la curiosidad de Inés Costas por el estudio de la obra de Ignacio Cerviño y este trabajo de Fin de Máster que presentó en la Universidad Complutense, con una calificación de 10. Analiza, como historiadora, sobre la teoría que apunta a Ignacio y no a José sobre la autoría de una de las grandes piezas en Cangas, como es la del Cruceiro do Hío.

Inés Costas, ante el panteón “O Ranquete” en el cementerio. G.N.

–¿Qué te llevó a realizar este trabajo sobre Ignacio Cerviño?

–El año pasado centré el trabajo de Fin de Grado en el estudio iconográfico de los cruceiros de Cangas ya que me parecía que el Cruceiro de Hío eclipsaba a los demás –aproximadamente unos 45 en espacios públicos– y que por tanto habían quedado relegados en un segundo plano, siendo necesario documentarlos y estudiarlos. A partir de ahí surgió un interés mayor por estudiar la figura del escultor ya que gran parte de sus obras en Cangas se desconocen, por lo que creí convenientemente necesario darles el protagonismo que merecen.

–No está totalmente cerrada la polémica en torno a la autoría de Ignacio o José Cerviño ¿cuál es el motivo?

–Sigue habiendo polémica porque hay investigadores que continúan barajando la hipótesis fundamentada en que su escultor fue José y no Ignacio, principalmente basada en la tradición oral y sin argumentos sólidos. Algunos también aluden a Castelao en “As Cruces de Pedra na Galiza”, libro en el que la dedica unas líneas a esta obra granítica, citando a un “Calviño” como autor del cruceiro, lo cual no indica ninguna solidez en dicha hipótesis.Tras haber analizado en profundidad la labra de las figuras, los elementos compositivos y fundamentándome en los datos aportados por Eugenio Eiroa para considerar a Ignacio como el escultor del Cruceiro de Hío, considero que, a pesar de la carencia del contrato de obra, las características de la misma indican la mano del escultor.

–¿Solo hay una obra firmada por Ignacio Cerviño, la del Cristo del Descendimiento?

–En realidad, gran parte de las obras de la Cofradía de la Misericordia de Cangas fueron realizadas por el artista de Aguas Santas. En la urna del Santo Cristo del Descendimiento dejó atestiguada su labor escultórica para dicha cofradía en 1877, dejando bien clara su autoría en la que incluye las tallas de: la Magdalena, San Juan, La Verónica y el Smo. Cristo del Descendimiento, el Calvario y Jesús Nazareno. Posteriormente los libros de cuentas de la Cofradía indican tres encargos posteriores entre 1880 y 1883: María Cleofás, María Salomé – finalizando el grupo de las Tres Marías– el paso de la Santa Cena y también Francisquiño da Ferramenta.

–¿Con qué obra se quedaría del escultor?

–Sin desmerecer ninguna de las piezas, .el Panteón de Francisco Joaquín Graña Rodal “O Ranqueta” en el Cementerio de Cangas. demuestra un gran conocimiento del Arte Barroco elevando el panteón verticalmente por medio de un baldaquino similar al de Bernini,.

–En sus conclusiones alude a la necesidad de que Cangas tenga ese museo para guardar las imágenes de la Semana Santa .

-Me comentaron algunos de los cofrades que este proyecto se lleva estudiando ya desde hace un tiempo, el problema es el presupuesto. A la larga no solo estaríamos hablando de un atractivo turístico Cangas, además de acercar el patrimonio al propio pueblo y darle el valor que se merece, sino también asegurarnos su conservación. Es necesario salvaguardar nuestro patrimonio puesto que es lo que nos define como sociedad y nos proporciona una identidad.

  • Ficha personal

    Natural de Cangas. 23 años. Estudió bachillerato en el IES María Soliño, tiene el Grado de Historia del Arte por la Universidad de Santiago (2015-2019). Se especialicé en Historia del Arte del Español en la Complutense de Madrid (2019-2020), en donde presentó este trabajo, puntuado con un 10

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