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Una vida en el Juzgado de Paz

La secretaria de este organismo en Moaña, Marisa García, se jubila hoy tras 38 años en el puesto

Marisa García -en el centro, de azul- con el juez de paz y su compañera.

El Juzgado de Paz de Moaña abrió sus puertas hoy más vacío que de costumbre. Falta la persona que los vecinos se encontraban en la ventanilla cada día desde hace nada menos que 38 años. Y es que Marisa García Gil-Albert, secretaria de este juzgado, se jubiló hoy mismo. Natural de Asturias, Marisa García llegó a Moaña en 1982, con 24 años "y después de aprobar una oposición para secretaria de juzgados de paz de poblaciones de más de 7.000 habitantes". Ayer, con 62 años, completó su última jornada laboral.

Aunque se siente "asturiana" no oculta que ya es también una moañesa más y que tiene previsto disfrutar en esta villa de su jubilación, en donde se casó y tuvo a su hijo y a su hija. "De momento mis planes pasan por descansar, porque con la pandemia no se pueden hacer muchas cosas", explica.

Marisa García se lleva además el cariño de sus dos compañeros, con los que lleva trabajando una vida entera. "Empezaron en este juzgado hace 32 y 35 años. Llevamos mucho tiempo juntos y funcionábamos como un equipo", indica. La mayor variación fue la del juez de paz. "Estuvimos muchos años con José Villaverde. Después pasaron otros y ahora, Jacinto García, está empezando su segunda etapa", explica.

Con una nueva vida por delante, la secretaria teme que los juzgados de paz terminen por cerrarse. "Desde 2011 está pendiente de aplicarse la reforma ley de reforma del Registro Civil, que puede quitar esta competencia a estos juzgados y entrarían en riesgo de desaparición", señala. Y es que gracias a este registro, por las manos de María García han pasado en tantos años la documentación de prácticamente todos los vecinos del municipio.

Sus comienzos en Moaña no fueron del todo fáciles, "pues estábamos en un local en muy malas condiciones, en las dependencias del antiguo Concello en la calle Ramón Cabanillas". Se mudaron para un bajo más adecuado en el céntrico barrio de O Real "en el año 1988".

Marisa García califica de "estupenda" su experiencia laboral en Moaña. Explica que desde 2015 el trabajo es más sencillo, al retirarles las competencias para juicios de faltas por riñas entre vecinos o conflictos de lindes "pues pasaron a los juzgados de instrucción en sus casos más graves". A partir de hoy tendrán que ser otros los que se encarguen del Registro Civil de todos los moañeses.

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