Son tiempos de "furacáns" , como los que escribía Bernardino Graña en el poema "Contra os furacáns" en "Acendede as almenaras" en 2008. Pero son "furacáns" más virulentos marcados por un coronavirus difícil de ganarle la batalla. Pero allá en la residencia de mayores Stella Maris, en Panxón y a sus 87 años, Bernardino Graña , vive el día a día "muy bien", como aseguran en el centro, disfrutando de sus mayores pasiones, que son la lectura y el mar.
"Anda bravo o mar. E eu aquí vou.
En leve gamela, contra os furacáns.
Se fose un arao, que mergulla e voa,
collería xoubas para o teu xantar
e percorrería todo o areal
por Aguete e Bueu, Loira e Lapamán,
por Beluso e Cangas, O Hío e Aldán.
Iría ata as Illas de Cíes e Ons.
De alí traeríache frescos mexilóns.
Pero eu aquí vou sobre bravo mar
en leve gamela, contra os furacáns".
Ayer, en la conmemoración del Día del Libro, Bernardino Graña estuvo en la mente de muchos en Cangas y, sobre todo, de las personas que suelen visitarle en esta residencia de mayores y que debido al confinamiento por el coronavirus no pueden desde hace más de un mes.
Vive alejado de su Cangas natal, pero unido a ella en alma y corazón, sobre todo por esas personas que le visitan y que están deseando poder volver a hacerlo.
"Está muy bien", asegura una responsable de la residencia en donde el maligno coronavirus no ha entrado como en otros centros de mayores y sus 52 usuarios disfrutan de un lugar privilegiado frente a ese mar del que tantos versos escribió el autor de "Profecía do mar"
La residencia está a los pies de la playa de A Madorra y el escritor disfruta, -ahora no por culpa del obligado confinamiento- de paseos frente al mar.
Sigue fiel a su gran pasión que es la lectura y lo hace a diario, tras el desayuno, cuentan en la residencia, leyendo la prensa y sus libros. Dedica mucho tiempo a la lectura, señala la directora de Stella Maris: "Es su entretenimiento principal. Llena mucho tanto a los otros residentes como a las trabajadoras del centro".
No son buenos tiempos ni para los libros ni para vivir en una residencia, pero Bernardino Graña no es mártir de ello. "Eles a golpes, a tiros,
a bombas, a devastar...
Nós a brindar nesta copa, sagrada, de vida e paz..."