Aunque la negociación entre BNG y PSOE parece bien encaminada en Moaña, el hecho de que los nacionalistas lograsen convertirse el pasado 26M en la fuerza más votada del municipio desbancando al PP hace que un eventual desacuerdo antes de la sesión de investidura del sábado no sea tan significativo como lo que ocurrió hace ocho años, cuando un voto en blanco de un edil del PSOE entregó el gobierno local a un PP que no tenía mayoría absoluta pero que gobernó en minoría durante cuatro años.

Y es que incluso con una hipotética abstención socialista, la normativa exigiría en ese caso que fuese investida como alcaldesa la candidata que lidera la lista más votada del municipio. O sea, que para que Leticia Santos dejase el bastón de mando del Concello moañés solo cabría que los concejales del PSOE apoyasen de forma expresa al candidato del PP, José Fervenza. El PP, por su parte, no podría acceder al poder solo con la abstención de todos o parte de los tres ediles del PSOE, como ocurrió hace ocho años.

A lo largo de la primera semana y media tras las elecciones municipales las posiciones del PSOE eran bastante duras, señalando que en un futuro bipartito reclamarán más protagonismo, al entender que su bajada de votos se debió a que no rentabilizan las acciones de gobierno en una posición minoritaria. Esta búsqueda de un mayor protagonismo es uno de los aspectos que explicarían que de momento no haya acuerdo en el reparto de áreas y es un escollo que los negociadores tratarán de superar en la cita fijada para esta tarde.