La empresa constructora del tercer y último tramo de la autovía do Morrazo, de 4 kilómetros entre Moaña y Cangas, está realizando ya labores prácticamente de remate para poder abrir la carretera en este mes de junio y completar así la primera fase de 11 kilómetros, después de que ya hubieran abierto hace un año los dos primeros tramos entre Domaio y Meira. La apertura está también pendiente de que concluyan la obras de bulonado del talud en el acceso a Cangas, dentro del tramo de carretera que sigue todavía como corredor de dos carriles, y que se iniciaron después de que se registrara un desprendimiento de tierras y piedras el 31 de enero pasado, que cortó el carril y a punto estuvo de dejar sepultada a una conductora que milagrosamente resultó ilesa.

Todo apunta a que en estos próximos días, el talud quede seguro y el enlace de acceso a Cangas pueda reabrir, si bien la Consellería de Infraestructuras todavía no puede aportar una fecha concreta. En lo que sí trabaja, al margen de la reapertura, es en el proyecto para una actuación integral en toda la pared vertical de este desmonte, tal y como había anunciado cuando se adjudicó la obra, en el que se valora la construcción de un falso túnel. No hay nada acordado por el momento y son todo valoraciones, pero lo que se busca es acabar con los problemas de los desprendimientos que ha registrado este talud en varias ocasiones, y que han llevado a tener que cortar el enlace durante varios meses. En esta última ocasión, el corte se prolonga desde enero y el coste de la reparación, según la aprobación del Consello de la Xunta de entonces, se eleva a 1,5 millones de euros, debido al traslado de maquinaria costosa. El problema de este talud es su verticalidad y altura, de más de 90 metros, que lo hace muy inestable.

Por lo que respecta a las obras de la autovía, la previsión es que la próxima semana ya se pueda realizar la prueba de carga en el viaducto da Fraga, de algo más de 350 metros de longitud, con 8 pilares y 9 vanos de 40 metros de longitud cada uno y una altura máxima de 60 metros.

Para la prueba de carga, a la que posiblemente acuda la conselleira de Infraestructuras, Ethel Vázquez, se utilizarán cuatro vehículos -camiones de dos longitudes difernetes entre 12 y 14 metros- completamente cargados.

Con el desdoblamiento del viaducto remataría una de las principales obras de infraestructura de este tramo, junto a las de los enlaces de Meira y de Broullón, que se han tenido que adaptar a la nueva calzada de cuatro carriles de ancho.

La empresa constructura, la UTE formada por Covsa y Taboada y Ramos, ya acabó de extender prácticamente en todo el trazado las capas de base e intermedia para empezar a principios de junio con la de rodadura, que es el aglomerado negro final; se remataron la cunetas, que serán de seguridad de tal forma que los vehículos podrán parar sin molestar al tráfico. De igual forma se ha instalado la barrera vionda, metálica, y se está terminando de colocar la barrera central de hormigón, denominada New Yersey. Por lo que respecta a los drenajes están prácticamente rematados y se está pintando de blanco la pasarela del Meixueiro. La zona del vertedero en el enlace de Meira, en donde hoy están las hormigoneras, se adecentará con dos caneles perimetrales en piedra y se ha procedido a la puesta en valor un petroglifo en la zona.