-¿Se suele prodigar por su tierra dezana de nacimiento?

-Por supuesto. Viajo hasta Vila de Cruces siempre que puedo. Me encanta ir hasta allá, aunque sea una paliza ir en coche desde Pontevedra, la verdad. Si puedo, voy todas las semanas, aunque sea nada más que para poder estar con mi familia un cuarto de hora. Me gusta mantener ese vínculo con ellos.

-¿Suele llevarles mucho marisco a su familia de Salgueiros?

-Procuro siempre llevarles algo. Tengo que decir que tengo una familia maravillosa. Son tan cariñosos, que tienes que devolvérselo de alguna forma, y yo suelo llevarles algo siempre que voy. Tenemos hecho muy buenos arroces con un bogavante grande en la casa de mi hermano Andrés. ¡Qué menos! Son increíbles, la verdad.

-¿Cuándo descansan la marisquería de A Centoleira?

-Se suele cerrar desde el día del Pilar, el 14 de octubre, hasta mediados de noviembre. Date cuenta de que en verano no cerramos ningún día, y solemos trabajar a un ritmo muy alto porque afortunadamente casi siempre estamos llenos. Debo reconocer que algunas veces no es fácil encontrar mesa en nuestro restaurante porque hay fases del verano en las que estamos siempre completos. Es una de las señales de que algo estamos haciendo bien, ¿no crees?

-¿Y el resto del año?

-Eso es diferente. El resto del año se cierra el domingo por la tarde y el lunes durante todo el día. Evidentemente, el ritmo el resto del año es diferente porque, entre otras cosas, no hay tanto visitante como sucede en los meses de julio y agosto. Pero tampoco te creas que es mucho más relajado el otoño el invierno, entre otras cosas porque es cuando mejor está el marisco. La gente que sabe comer marisco suele hacerlo sobre todo en otoño, que es cuando está mas sabroso. Siempre se ha dicho que los meses que contienen la erre son los mejores para poder degustar el marisco, en especial si es el de las costas gallegas porque ya criaron durante el verano.

Trabaja en una de las mejores marisquerías de Galicia con más de un siglo de vida situada delante de la coqueta playa de Beluso, en Bueu. Él es el encargado de ubicar a la prestigiosa clientela de A Centoleira, un local donde han estado desde reyes coronados hasta futbolistas de élite, pasando por astros del celuloide o la pequeña pantalla. El cruceño Manuel Andrés Lareu López se muestra encantado con un trabajo que vive su temporada alta durante la época estival.

-¿Cómo acaba un dezano trabajando en una de los restaurantes de mayor renombre en Galicia?

-Terminé trabajando en A Centoleira a través de un amigo. Dejé de ir al Galicia Palace para empezar, aquí, en Beluso, y eso fue en los años 88 u 89, y desde entonces trabajo con ellos en Beluso muy a gusto.

-Visto desde fuera, sobre todo en verano, parece que el trabajo les sobrepasa. ¿Es así o no?

-Sin duda en verano tenemos muchísima tarea. De todas formas, se trata de un restaurante en el que te sientes orgulloso de poder trabajar porque es una casa de comidas que está abierta de forma ininterrumpida desde hace 137 años. Hubo una temporada en la que estuvo cerrado el local por problemas familiares hasta que lo cogió Julio, un hijo de los dueños fundadores. De todas formas, sólo estuvimos unos cuatro meses cerrados, desde octubre hasta febrero.

-Me imagino que la clientela lo que más sigue demandando es el marisco.

-Por supuesto. Aquí lo más importante son las cestas de marisco, aunque también trabajamos mucho los guisos marineros y los arroces. El ochenta por ciento de los platos que servimos llevan marisco entre sus ingredientes. Hay alguna carne en el menú, que por cierto durante una temporada estuvimos llevando carne de Vila de Cruces, a través de la carnicería Mariño, que se vendió muy bien entre los clientes.

-¿Sigue habiendo mucha "beautiful people" entre los comensales de A Centoleira de Beluso?

-Podría escribir libros enteros con las anécdotas que he vivido en este comedor. Todos los años tenemos gente conocida y famosa entre nuestros clientes. Hace cuatro años estuvo el rey Felipe VI en nuestro comedor, pero también lo recuerdo cuando era guardiamarina en la Escuela Naval de Marín hace más de 20 años. También nos visitan muchos políticos, futbolistas conocidos y la gente famosa que suele veranear en Galicia. Hace poco también estuvo comienzo con nosotros Ana Pastor, la presidenta del Congreso, y Luisa Fernanda Rudi. También te puedo decir que todos los presidentes de la Xunta pasaron por el restaurante.

-Tengo entendido que Pepe Cuiña también era un asiduo de A Centoleira.

-Sin duda alguna. Fue un muy buen cliente nuestro. Tengo que reconocer que lo eché de menos tras su fallecimiento. Mantengo una buena relación con su hijo, el actual alcalde de Lalín, que aún el otro día estuvo comiendo con varios amigos, y también un hermano de Pepe Cuiña estuvo un par de veces este verano comiendo. La verdad es que Rafael Cuiña nos hace una visita todos los veranos.

-¿El rey es muy remilgado a la hora de sentarse a la mesa?

-La verdad es que cada vez que vino estuvo todo muy teledirigido, con mucha policía por todas partes. Algo que por otra parte es lógico. Recuerdo que le hicimos la presentación de todos los trabajadores el día que vino; fueron unos 20 minutos a toda pastilla e incluso hubo alguien que nos dijo que le diéramos una fiambrera con comida, pero nos pareció de mala educación. Aquello fue un jaleo, pero al restaurante le dio mucho prestigio. Te puedo contar una anécdota que nos pasó tanto este verano como el pasado, cuando en varios medios de Madrid se dijo que había estado el emérito en A Centoleira, pero no fue verdad. Nosotros le seguimos el rollo porque evidentemente es algo que nos beneficia. Hace tiempo que no viene, y su hijo es muy sencillo.

-¿Cuánto marisco del que se come en Galicia es realidad autóctono?

-Nosotros tenemos unos depósitos propios donde guardamos el marisco vivo, pero yo le cuento la verdad a la gente. Si no es de aquí, se le dice porque el precio también es otro, evidentemente. Por ejemplo, ahora hay mucha gente que nos pide centolla, pero como está en veda, es de fuera y se le dice si la quiere igual. Nosotros gozamos del privilegio de tenerlo allí vivo para poder cocerlo todos los días. El marisco tan pronto se muere ya no sirve ni para cocer, hay que preprararlo vivo.

-¿Los extranjeros distinguen un marisco gallego del que no lo es?

-Es muy raro que la gente de fuera entienda de marisco. Si les quieres mentir, puedes hacerlo, no como nosotros, que siempre les contamos la verdad sobre su procedencia. Incluso no saben diferenciar si es un pescado salvaje o si es de piscifactoría. También es cierto que dentro de nuestro trabajo está el poder enseñarles a distinguir unos de otros para que no les engañen.

-¿Cómo es la gente de la farándula en una marisquería?

-Tenemos clientes de la televisión como José Ribagorda, Cristina Pardo o Sonsóles Ónega, entre otros. Por no hablar de los de la Televisión de Galicia. Todos ellos vienen porque funciona muy bien el boca a boca. De todas formas, las comandas también se están acostumbrando a los nuevos tiempos. Ahora ya tenemos bodas gais, algo que antes era impensable, tanto de hombres como de mujeres. Nosotros procuramos que lo puedan celebrar por todo lo alto.