Cristóbal Gabarrón es un escultor, pintor y artista español de gran prestigio a nivel internacional y presencia en países como Estados Unidos o China. Es natural de Mula (Murcia), creció en Valladolid, pero tiene los pies y corazón anclados en el mar y paisaje de Bueu, donde pasa largas temporadas siempre que puede. Su labor humanista le lleva a ser partícipe de una iniciativa de la ONU que pretede fomentar a través del arte los Derechos Humanos en los más jóvenes. Una propuesta que él ha querido que también llegue a Bueu.
-Llega a su segunda tierra,Bueu, para unirse a la celebración del 70º Aniversario de la Declaración de Derechos Humanos con un taller y concurso infantil de arte. ¿Cómo va a ser?
-Este programa tiene la intención de que potenciar el arte de una manera noble e íntima en el interior de los niños, apoyándose en la creatividad de cada uno, que es impresionante. Ellos van a poder expresarse como quieran y es una fórmula que les permite conocer todos los derechos y retenerlos en su mente. Un niño debe estar orgulloso de lo que hace, se debe sentir bien. Es una iniciativa con miles de beneficios.Cuando los jóvenes elaboran algo, empiezan a juzgar de forma positiva su trabajo y el de los demás, en equipo, incluso al ver allí su obra colgada les aporta entidad.Cuando saben que unos concursan y otros pasan a estar seleccionados a nivel internacional se sienten orgullosos. Y es que cuando somos niños retenemos todo en el cerebro, lo positivo y lo negativo. Todo ello sirve para la vida.
-¿Esta iniciativa también es un arma para luchar contra las constantes violaciones de los Derechos Humano?
-Por supuesto. La sociedad debe saber a qué tiene derecho. Empaparse de los derechos que han firmado los gobiernos libremente hace más de 70 años. No somos conscientes porque no se nos han explicado desde niños en los colegios. Esto es peligroso porque si tu los desconoces, no los puedes exigir ni reclamar y es entonces cuando se violan. La gente no nace aprendida, deben promoverse desde las instituciones y a través de una educación de calidad.
-¿Cuáles son las carencias que nota usted en la educación?
-El sistema educativo en España, por ejemplo, hace aguas. Es muy poco práctico, ni es realista ni competitivo. Así no vamos a ningún sitio porque no se espolea en el alumno la curiosidad, que es tan necesaria para mover a la gente. De esta forma vamos a tener una sociedad complicada, sin ilusión ni futuro. Resulta esencial formar, dar conocimientos y cuidar a esos niños que mañana van a ser el tejido social y a sustentar y cambiar el país. Nuestro sistema actual no va a la par con lo que está pasando en el mundo y corta las alas a los jóvenes sin ni siquiera ofrecerles oportunidades. ¿Cuántas mentes espléndidas se habrán perdido por el camino? O todo esto se adapta a una realidad completa o no vamos a ningún lado. Hay muchos problemas, pero por algo hay que empezar. No hay que asustarse, sino colaborar juntos.
- ¿Cristóbal Gabarrón en sus inicios ya defendía esta filosofía?
-Desde siempre toda mi obra fue la defensa del débil contra el poderoso; la defensa de los niños; es lo justo y lo injusto; el amor y el desamor; la vida y la muerte; las cosas más sencillas y realmente humanas. Mi obra está impregnada de ese humanismo que me interesa defender y que tengo desde siempre. El arte da igual como sea, lo importante es que que llegue al interior de la gente. No tiene sentido de otra forma.
- ¿Cree que a través del arte, el suyo en concreto, se puede romper o cambiar todo este sistema corrosivo?
-Sí. Quiero que mi arte sirva para los demás y que ayude a alguien porque si no, no lo haría. Creo que puede servir para todo, para que a una persona le haga ser un ser humano que piensa y que siente transmitiendo una emoción que varía según tu estado emocional. El arte es un camino importantísimo, un puente para hacer entender mejor y hacerse entender a uno mismo. No tiene una única verdad, tiene muchas, porque no todos los días ves ni sientes igual. El arte siempre te hace mejor y no entiende de cultura, idiomas o cualquier tipo de fronteras que nos impongan.
