Elecciones EEUU 2024

Cita con la historia: arranca en Nueva York el primer juicio penal a Trump

El expresidente y candidato republicano se sienta en el banquillo en el caso por la falsificación documental de los pagos a la estrella de porno Stormy Daniels

El expresidente Donald Trump, durante una vista previa por el 'caso Stormy Daniels' el pasado 25 de marzo.

El expresidente Donald Trump, durante una vista previa por el 'caso Stormy Daniels' el pasado 25 de marzo. / EFE

Idoya Noain

La sala 1530 en la planta 15 del edificio de tribunales que acoge al Supremo del Condado de Nueva York es, a partir de ese lunes, escenario de un terremoto político y legal para la historia. Como en tantos seísmos vividos en Estados Unidos en los últimos nueve años, Donald Trump está en su epicentro y es imposible saber de antemano hasta dónde llegará su impacto.

En una esquina de la Calle Centre en el bajo Manhattan, a las 9.30 horas de la mañana (15.30 en la España peninsular), arranca con los primeros pasos para la selección del jurado el primer juicio penal contra alguien que ha ocupado la presidencia del país. Alguien que, además, vuelve a ser el nominado de facto del partido republicano para las elecciones de noviembre y reedita su duelo con Joe Biden, pero que a lo largo de las próximas semanas, entre seis y ocho según se calcula, tendrá que estar todos los días laborables, menos los miércoles, no haciendo campaña sino en el tribunal donde se le juzga.

 El caso que se ha ganado el lugar para los anales es uno en el que se mezclan con la política elementos sensaciones como el sexo. Porque en su núcleo están los 130.000 dólares que Trump pagó para silenciar antes de las elecciones de 2016 a Stormy Daniels (nombre artístico de Stephanie Clifford), la estrella del porno que asegura que mantuvo una relación sexual en 2006 con el entonces empresario inmobiliario y estrella de la televisión-realidad.

Los delitos

Ese pago, que realizó en octubre de 2016 quien era abogado y 'fixer' de Trump Michael Cohen, no fue ilegal en sí mismo. Pero el fiscal de distrito de Manhattan, el demócrata negro Alvin Bragg, consiguió el año pasado convencer a un gran jurado de que sí fue criminal la forma en que Trump reembolsó a Cohen y contabilizó los pagos.

Bragg afirma que Trump violó leyes electorales federales y estatales, así como tributarias, y lo hizo con intención de interferir en las elecciones, ocultando informaciones que podían dañar su candidatura. Con ese argumento el fiscal elevó lo que habrían sido faltas a delitos. E imputó al expresidente con los primeros 34 del total de 88 cargos que enfrenta en los cuatro casos penales.

Fracaso en la estrategia de retrasos

En las otras tres imputaciones, que abordan sus intentos de revertir la victoria de Biden en 2020 tanto en el estado de Georgia como a nivel federal y su manejo irregular de documentos clasificados una vez que abandonó el Despacho Oval, Trump y su defensa han conseguido hasta ahora que triunfe su estrategia de posponerlos a base de recursos y apelaciones. Pero esa misma apuesta, incluso aplicada de forma frenética en la última semana con tres recursos en tres días consecutivos, todos rechazados, no ha logrado retrasar el de Nueva York.

Durante mucho tiempo se pensó que este era, de los cuatro, el más débil, desde por la estructuración legal de los cargos hasta por el hecho de que el testigo principal para la fiscalía sea Cohen, un hombre que ya se declaró culpable y fue encarcelado por mentir y que la defensa puede retratar como movido por ánimo de venganza contra su antiguo jefe. Pero ahora, además de por su relevancia histórica, se ve como potencialmente el único que se desarrolle antes de la cita con las urnas en noviembre.

Con ello se acrecienta su impacto. Según encuestas como una realizada en marzo por Ipsos para 'Politico', más de un tercio de los votantes independientes aseguran que un veredicto de culpabilidad haría menos probable que votaran por Trump. Aunque el republicano va por delante de Biden en las encuestas en estados clave, cualquier movimiento entre independientes e indecisos podría ser determinante.

12 manhattanitas

Lo que suceda a Trump, que pese a varias órdenes judiciales reforzadas de silencio no ha cesado en sus ataques a Bragg y al juez Juan Merchan, así como a sus familias y a potenciales testigos, estará en manos de los 12 manhattanitas que acaben componiendo el jurado. Su selección y la de seis suplentes, entre cientos de convocados que serán sometidos a un cuestionario de al menos 42 preguntas por la fiscalía y la defensa, es lo que arranca este lunes.

El proceso podría prolongarse más de una semana y entre los interrogantes que aparecen en el cuestionario adelantado por la corte están si han apoyado o formado parte de grupos extremistas como QAnon, Proud Boys, Oath Keepers o Antifa, qué medios de comunicación o redes sociales usan como fuente de información o qué opinión tienen sobre el trato judicial a Trump.

Una vez que haya sido seleccionado el jurado, cuyas identidades no se harán públicas por decisión del juez Merchan, empezará el juicio, que no será retrasmitido por televisión pero que seguirán en directo a diario en la sala 58 periodistas, más otros 114 reporteros en una sala adicional.

El impacto

Una vez haya veredicto, y si hay culpabilidad en todos o alguno de los cargos, el juez Merchan será el encargado de dictar sentencia. Y en ese escenario entra la posibilidad, aunque remota, de que Trump pueda ser encarcelado, algo que no le impediría seguir desde la cárcel haciendo campaña y ni siquiera, en principio y según la Constitución, ejercer la presidencia.

Antes se puede dar por seguro que Trump seguirá explotando el juicio para tratar de sacarle rédito político y económico, algo que ya ha hecho en los procesos civiles que ha perdido en Nueva York (por fraude, agresión sexual y difamación) y en otras comparecencias de los casos penales.

No dejan de llegar correos y mensajes al móvil pidiendo donaciones criticando el "juicio del siglo" o tildando el proceso de "engaño". Y esta misma semana en redes sociales escribía: "No se debería permitir que el juicio empezara en medio de mi campaña", antes de volver a denunciar una supuesta "caza de brujas" "interferencia electoral".