Cuatro días después de que Vladímir Putin anunciase su ataque sobre Ucrania, dos cargueros de bandera rusa llegaron a Cíes. Los buques Topaz Don y Topaz Moskva iban en ruta a Portugal. En medio del reguero de sanciones impuestas a Rusia, el Gobierno español reclamaba apoyos en la UE para vetar a los barcos rusos en aguas comunitarias, por lo que autoridades portuarias, como la de Vigo, todavía no tenían instrucciones. Lo mismo sucedió en Viana y Aveiro, donde la presencia de estos dos barcos días después llamó la atención de los medios y la empresa alemana Enercon decidió vetarlo como proveedor. Pese a que la UE todavía no ha tomado medidas sobre los buques rusos, ambos cargueros han decidido cambiar su pabellón al de las Islas Marshall para protegerse en caso de que finalmente se lleve a cabo y poder operar sin problemas.

En concreto, al Topaz Don se le permitió amarrar en Viana do Castelo después del cambio de bandera exigido por la propia Enercom, misma operación que siguió el Topaz Moskva y que podría ser ejemplo para el resto de navíos rusos.

Por el momento la UE solo ha decidido sancionar financieramente al Registro Marítimo Ruso, por lo que los barcos de bandera del país siguen pudiendo utilizar aguas y puertos comunitarios a no ser que pertenezcan a alguna de las compañías sancionadas, como es el caso del carguero Baltic Leader, retenido por Francia. Reino Unido ya ha tomado la decisión, mientras que Noruega ya avisó que no tiene intención de hacerlo.

Italia confisca el “megavelero” ruso “A”, que visitó Vigo en marzo del año pasado

El megavelero A, un gigante de 142,8 metros propiedad del magnate ruso Andrey Melnichenko, ha sido confiscado por las autoridades italianas a su llegada al puerto de Trieste. El Gobierno de Italia mantiene la operación de incautación de bienes a oligarcas rusos como respuesta a la invasión de Rusia en Ucrania. Melnichenko es un dueño de Eurochem, principal productor de fertilizantes del mundo, y de Siberian Coal Energy, una de las principales productoras de carbón del globo. Hace justo un año, su visita a la ría causó gran revuelo entre los vigueses. Su impresionante tamaño, su acabado de lujo y, sin duda, sus tres mástiles gigantes atrajeron las miradas. De hecho, llegó a coincidir en su parada con otro coloso, el Azzam.