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Rigoberto Carceller Ibarra Presidente de la plataforma Cuba Democracia Ya!

“El régimen cubano ya no tiene recursos para afrontar esta crisis”

Rigoberto Carceller Ibarra.

Rigoberto Carceller Ibarra (Santiago de Cuba, 1963) se definió políticamente y comenzó a hacer activismo con un grupo de personas reunidas en torno a la Iglesia católica. Años después, se unió al Movimiento Cristiano de Liberación (MCL) en La Habana. En 1992 cayó en prisión, siendo deportado a España un año y medio después. Aquí continuó su activismo desde Madrid y fundó la plataforma Cuba Democracia ¡Ya!, constituida por exiliados cubanos en nuestro país. A Vigo le tiene un especial cariño porque “fue la primera ciudad española a la que llegué en mi exilio y me trataron muy bien”.

En los círculos del exilio cubano, ¿esperaban este estallido social desatado en Cuba desde el pasado fin de semana?

A mí no me ha sorprendido en absoluto. Hace ya bastantes años que dije que Cuba era un polvorín; que, de alguna manera, esto iba ocurrir y que, además, sería fruto de un hartazgo de la sociedad cubana y no producto de la actividad de los grupos disidentes. Evidentemente, siempre ha sido muy complicado organizar un movimiento como este, pero yo lo esperaba, y casi puede decirse que lo vaticiné.

Las causas instrumentales son la crisis económica, la falta de medicamentos, el hambre, la pandemia... Y sin embargo, los manifestantes van al grano y exigen ¡Cuba libertad ya!

Claro, porque en este proceso ha aparecido una canción, “Patria y vida”, que ha dotado de contenido a las reivindicaciones. Si uno observa las imágenes de las manifestaciones, se percata de que la mayoría de quienes participan en ellas son jóvenes de todos los sectores. Yo creo que hay un sentir que estaba ahí, encajonado, y que, por fin, se ha destapado.

Desde el Gobierno cubano ya se ha reaccionado, y de manera contundente. ¿Tendrán continuidad estas movilizaciones?

Evidentemente, yo no soy profeta y no quiero jugar a serlo, pero lo que sí sé es que la tiranía cubana no está dotada ahora mismo para manejar esta situación y llevarla a otro puerto, porque la única manera de hacerlo sería llenando las tiendas de comida, las farmacias de medicinas y dotando a la sociedad cubana de bienes de supervivencia. El régimen cubano no tiene recursos para afrontar esta crisis y, además, como tiranía que es, jamás permitirá que entre en el país un mínimo aire de libertad.

¿Entonces esta rebelión tendría más garantías de éxito de las que tuvo la anterior, el denominado “maleconazo”?

Aquello fue una cosa puntual, pero estos síntomas que ahora estamos visibilizando provienen de un padecimiento todavía mayor. Ya no estamos ante una gripe, estamos ante el cáncer, esto es otra historia.

¿Qué valoración hace de la postura del Gobierno español?

El Gobierno español ha sido muy tibio, y utilizo este adjetivo por ser generoso. Porque ha sido muy poco solidario, a tal punto que su tibieza se puede traducir incluso como una cierta complicidad con el régimen cubano. Aunque solo fuera por respeto, Pedro Sánchez tenía que haber convocado ya a una representación de la oposición cubana en España y haber mantenido con ellos un cierto compromiso solidario. A mí me da la impresión de que lo que está haciendo es comportarse con complejos.

El presidente de Cuba, Díaz-Canel, ha vuelto a decir que la culpa la tiene el bloqueo, pero se ha escuchado a muchos manifestantes decir que eso ya no es excusa.

¡Pues claro que ya no valen excusas! Y menos la del bloqueo. Lo de echarle toda la culpa a un enemigo es un discurso que todos los cubanos tenemos bien aprendido. Pero ¿es que el corte de internet que ahora han decretado es también culpa del bloqueo? ¿Es que esta forma de silenciar a los cubanos también la ha perpetrado la CIA? Que no vuelvan a mentir, porque la respuesta está en la calle. El pueblo cubano está en la calle, y te voy a contar una cosa más: tradicionalmente, la comunidad cubana en el exterior se había mantenido distante de los conflictos políticos, pero en esta ocasión la cosa ha cambiado, y ya hemos visto las manifestaciones de apoyo a los manifestantes cubanos en las plazas de algunas de las ciudades más importantes de Europa. De hecho, ayer (por el martes) hubo en Madrid cuatro manifestaciones, y muy nutridas. Como exiliado durante muchos años te puedo decir que he sido algo así como el cabecilla que ha intentado mantener la denuncia constante del régimen y siempre me ha costado mucho movilizar a los exiliados, pero ahora resulta que se movilizan solos, que ya no hace falta llamarlos.

“La postura del Gobierno de España ante estos hechos me ha parecido tibia y acomplejada”

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Y están perdiendo el miedo a los colaboradores del régimen en el exterior.

Sí, yo mismo he tenido que sufrir las consecuencias de manifestarme contra el régimen, de cómo intentaron comprarme, sobornarme, darme palmaditas en la espalda para que me callase... Y como no lo hice, montaron contra mí toda una campaña de descalificaciones. Y es que ellos, si no te pueden asesinar físicamente, intentan asesinarte moralmente.

Es que lo básico, insisto, es perder el miedo.

Cuando uno se entrega a una causa, aunque no quieras implicas a tus familiares, a tus amigos, a tu ambiente. Cuesta mucho abrazarse a la libertad, y eso solo se puede hacer por dos motivos: el hartazgo o la locura. Y a los cubanos, dentro y fuera de Cuba, lo que les pasa es que están hartos.

Entre la oposición cubana, siempre ha habido divergencias, algunas irreconciliables. ¿Esta vez detecta atisbos de unidad?

Que haya divergencias es normal porque refleja la base sociológica de Cuba, que es un país que tiene todavía muy pocos años. ¿Que estamos divididos? Sí, es verdad, pero el hecho de que sea así no significa que la tiranía cubana no vaya a caer. ¡Por supuesto que va caer! Y va caer por sus atropellos al pueblo cubano.

Usted ha estado preso en las cárceles cubanas. ¿Qué pasa con los detenidos estos días en las calles? ¿Dónde y cómo están?

Pues bajo régimen de tortura, estoy seguro. Algunos estarán en las sedes de las policías políticas y otros, a los que consideren más peligrosos, los tendrán aislados en cárceles o en donde quieran las autoridades. Y a todos ellos, como he dicho, torturándolos para intentar sacarles información, y torturándolos hasta tal punto que los propios presos terminan autoinculpándose. Yo me acuerdo de mi caso. Me decían “Háblame de tus actividades contrarrevolucionarias ya que, como tú crees en Dios, sabrás entonces quiénes somos nosotros: nosotros somos Dios”. Estos han montado una maquinaria de terror y muchos acaban aceptando cualquier losa que les quieran poner sobre sus hombros. Pero ni esto les va a servir ya. No podrán acabar con el hambre de Cuba.

“Estoy seguro de que los detenidos que aún no han sido liberados están siendo torturados en las sedes de la policía política”

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Si Fidel aún viviese, ¿cabría la posibilidad de que surgiese una rebelión como esta? Lo digo porque tal vez la juventud de estos manifestantes marca una ruptura generacional.

Claro, así es. Pero también la ruptura entre los cuatro cadáveres de la Revolución que aún están vivos y la gente que está en la calle. Y esta gente tiene ansia de libertad y deseos de vivir. ¡Y están en su derecho! Porque estos derechos no son exclusivos de una casta política en ningún país del mundo, tampoco en Cuba. 

Casi toda su familia vive en Cuba. ¿Ha hablado con ella? ¿Cuál es su situación?

–Hace poco que acabo de hablar con mi madre, precisamente. La gente en Cuba está harta, pero también asustada y acorralada. Le voy a poner un ejemplo: en esta Cuba miserable, con escasez de alimentos y medicinas, cuando a una persona le detectan COVID, inmediatamente precintan todo el edificio y de allí ya no puede salir ni un solo vecino. Para nada. ¿Te lo imaginas? ¿Qué va a comer esa gente? ¿Cómo vas a sobrevivir 15 días encerrado si ni siquiera te dejan trabajar para llevar algo de comer a los tuyos? Están entre la espada y la pared. Pero que les quede bien claro: es la represión de la tiranía cubana la que ha echado a la gente a la calle, no la CIA.

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