Van der Bellen, el nuevo presidente, es un político que no encaja del todo dentro de los estereotipos del ecologista clásico pese a su pasado como antiguo líder del partido ecologista Los Verdes de Austria. Hijo de una estonia y de un ruso de origen holandés que escaparon de la revolución bolchevique en Rusia en 1917 para radicarse en el Tirol austríaco, Van der Bellen nació el 18 de enero de 1944 y vivió allí hasta los 33 años, antes de trasladarse a Viena, donde hizo carrera, primero en el mundo académico y luego como político.

Antiguo decano de la Facultad de Ciencia Económicas de Viena, el nuevo jefe del Estado de Austria siempre fue muy valorado entre el electorado por su honestidad. Su forma poco convencional de argumentar y debatir en público podría estar relacionada con su decisión de entrar en política a los 50 años de edad.

Padre de dos hijos y casado desde este año en segundas nupcias, Van der Bellen tiene fama de personaje que no encaja del todo dentro de los estereotipos de un político ecologista clásico.Nunca se le ha visto andar en bicicleta, por ejemplo, además de que en el pasado declaró su amor por los coches potentes y sigue siendo un fumador empedernido.

Europeísta convencido y antiguo militante socialista, Van der Bellen habla de Heinz Fischer, presidente austríaco hasta julio de este año, como de su modelo a seguir. Busca cumplir con el perfil de un jefe de Estado que representa dignamente al país en el extranjero y que internamente mide, de forma discreta pero firme, entre las fuerzas políticas del país.

Para alcanzar el triunfo, Van der Bellen tuvo que superar un proceso que comenzó el pasado 22 de mayo, con su primer intento de ganar la presidencia del país y cuando se impuso por apenas 0,6 puntos porcentuales ó 31.000 votos.El resultado fue invalidado poco después por el Tribunal Constitucional por irregularidades formales en el recuento de votos. Un defecto en el pegamento de los sobres de los votos por correo impidió su validación y obligó a los austriacos a volver a las urnas.