Mar regulará el “aviveiramento” de los crustáceos tras la ola de multas al sector

La pesca gallega llevaba años exigiendo una regulación para esta práctica, consistente en conservar el marisco con vida en el mar e identificado antes de transportarlo hasta las lonjas para su venta

Un pescador extrae varios ejemplares de centollo de una red.

Un pescador extrae varios ejemplares de centollo de una red. / Iñaki Abella

El aviveiramento es una práctica más que instaurada en la pesca gallega. Consiste en conservar crustáceos como el camarón, la nécora, el centollo, el buey o el bogavante en el mar, una vez se han capturado, hasta que se procede a desembarcarlos para su venta. No es una costumbre caprichosa, de hecho es coherente. Se trata de mantener el marisco vivo hasta que la lonja abre y puede transportarse a tierra. ¿Quién va a comprar un santiaguiño que no espumea? Tradicionalmente no había problema; los pescadores colocaban la mercancía a un costado del barco, sumergida en agua salada, y la identificaban, mientras esperaban a poder darle salida en alguno de los 34 mercados del peixe que hay en la comunidad. Pero en los últimos años se intensificó el control sobre esta práctica, en todo momento desregulada, y las autoridades comenzaron a multar a quienes la llevaban a cabo, incluso retirándoles el producto recogido.

Comenzó así una “injusticia” a ojos de los pescadores, que se movilizaron a través de sus organismos para reclamar a la Administración autonómica una normativa que les protegiese frente a este vacío legal. “Llevamos tiempo con esto”, señala José Antonio Pérez, presidente de la Federación Galega de Confrarías, y al fin han logrado resultados. La Consellería do Mar trabaja ya en una orden para regular “la actividad de traslado de determinadas especies de crustáceos en Galicia”. Abrió esta semana un periodo de consulta, vigente entre el 29 de febrero y el 17 de marzo, con el objetivo de escuchar todas las aportaciones de los actores involucrados.

El propósito de la Xunta, por medio de la Dirección Xeral de Pesca, Acuicultura e Innovación, pasa por “ordenar esta práctica de almacenamiento en el mar”, diseñando “las pautas reguladoras mínimas” que transcurren entre el momento del almacenamiento de las especies capturas y el desembarque de estas para su venta. “La ausencia de regulación de las operaciones de almacenamiento y traslado en el mar del camarón, nécora, centollo, buey, bogavante y santiaguiño genera una inseguridad jurídica en la trazabilidad, surgida antes y después de las operaciones de desembarco de dichas especies”, explican desde el citado departamento.

Para José Antonio Pérez, la llegada de esta regulación es positiva. “Nos estaban multando por tener el marisco identificado colgado de los barcos”, matiza, confirmando que ya han recurrido muchas sanciones y todavía continúan haciéndolo. En este sentido, recuerda que las autoridades les solicitaban un documento de recogida que no existe todavía para el aviveiramento. El presidente de la Federación Provincial de Confrarías de Pescadores de Pontevedra, José Manuel Rosas, también celebra que haya voluntad política tras años de esta reivindicación histórica. “Nosotros lo que pedimos es que el marisco pueda estar en el costado debidamente identificado con una declaración previa”, reitera como su colega de sector. “Si vendes el producto muerto no te lo quiere nadie”.

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