150 aniversario | Iván Alonso-Jáudenes Director general de Conservas Antonio Alonso (Palacio de Oriente)

“No se entiende que no exista un Perte específico para la cadena mar-industria”

“Tenemos que seguir profundizando en reducir costes porque competimos con países con costes laborales muchísimo menores“

Iván Alonso-Jáudenes.

Iván Alonso-Jáudenes. / Gonzalo Núñez

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Palacio de Oriente es una de las enseñas más reconocidas de la conserva gallega. La empresa familiar viguesa Antonio Alonso la fabrica desde hace nada menos que 150 años, aniversario que cumple este año siendo la firma en activo más longeva del sector. Su director general desde hace casi una década es Iván Alonso-Jáudenes, de la quinta generación. La conservera factura unos 20 millones de euros y emplea a medio centenar de personas en la factoría de Bueu.

–Se lo habrán preguntado mil veces, pero no es habitual que una empresa llegue a los 150 años, ¿cuál es el secreto?

–Mucho trabajo, mucha ilusión y, sobre todo, con mucho equipo, que responde, fiel, que es consciente de lo que estamos pasando y lo que representa esta empresa. Celebramos 150 años y somos la empresa conservera en activo más antigua, lo que te da una cierta responsabilidad y vitalidad para seguir luchando para intentar mantenerla otros 150 años más. Palacio de Oriente es muy versátil y nos podemos adaptar bien a situaciones más complejas.

–Tres siglos diferentes, Dos guerras mundiales, la guerra civil, un voraz incendio… y aquí siguen.

–Así es, desde que nos constituimos en 1873. Hemos tenido distintas fábricas repartidas: la gran fábrica de Vigo, en Bueu, hemos tenido durante muchos años en Celeiro, también en Setúbal, Ayamonte y tuvimos un acuerdo durante muchos años con una empresa de Venezuela, en Cumaná… Pero bueno, la realidad es que hemos ido centralizando todo y aquí estamos. También seguimos en Vigo, con el domicilio fiscal, pero la realidad es que mucho personal administrativo ya está aquí, en Bueu.

Iván Alonso-Jáudenes, ante un cartel de comienzos del siglo pasado.

Iván Alonso-Jáudenes, ante un cartel de comienzos del siglo pasado. / Gonzalo Núñez

–Y quinta generación. ¿Está la empresa en su mejor momento?

–Bueno, en 2012 tuvimos la desgracia de tener un incendio que arrasó completamente la fábrica de Bueu. Afortunadamente no se quemó el almacén, porque quizá ya no estaríamos aquí, pero lo que es la fábrica fue siniestro total. A raíz de eso, y gracias a tener una buena cobertura del seguro, pudimos reconstruir la fábrica y decidimos invertir en aquello en lo que éramos más productivos, como mejillón, cefalópodos, túnidos, que es el 60% de lo que vende una conservera… Y decidimos hacer una fábrica moderna, muy automatizada. La realidad es que somos poco personal, que creo que debe ser la tendencia para seguir otros 150 años.

–¿Aplica a la empresa más longeva lo de “renovarse o morir”?

–Sin duda. No solo se innova en producto, también en proceso. Nosotros somos proaluminio, y me atrevería a decir que fuimos la primera fábrica que enlató con aluminio. Tiene una serie de ventajas que entendemos que nos aportan valor, como es una fácil apertura, no oxida, a efectos de litografía la definición del diseño es más perfecta, da más juego. También innovamos mucho a raíz del incendio, pensando en cómo buscar optimizar el proceso productivo y creo que lo hemos conseguido.

–¿Próxima innovación?

–Lo próximo es seguir profundizando en reducir costes, porque tenemos que competir con otros países con costes laborales muchísimo menores. La optimización y perfeccionamiento del proceso productivo es fundamental. También tenemos que subirnos al carro de la digitalización, las nuevas tecnologías que tenemos ya encima de la mesa, estar a la última para seguir competiendo. Después, a raíz de la pandemia, todo lo relacionado con la sostenibilidad y el cambio climático.

–¿Descarbonización?

–Estamos invirtiendo mucho en la descarbonización. Vamos a montar 462 placas fotovoltaicas en la cubierta tras llegar a un acuerdo con Naturgy. Nos va a permitir generar el 30% de nuestro consumo eléctrico. También vamos a montar barreras térmicas en los muelles de carga para evitar la entrada de frío y estamos pensando en instalar bombas de calor para generar agua caliente y ver si es posible reducir el consumo de gas natural, que además está por las nubes. Estudiamos también en qué medida podemos reducir la huella hídrica, en la anterior fábrica teníamos un circuito cerrado para el reaprovechamiento del agua.

Alonso-Jáudenes, en el interior dela planta de Bueu.

Alonso-Jáudenes, en el interior dela planta de Bueu. / Gonzalo Núñez

–¿Cuánto invirtieron y qué prevén invertir en esos planes?

–En esta fábrica invertimos en el entorno de 8 millones de euros. Para el futuro, estamos ahora pidiendo distintos presupuestos porque son tecnologías caras, pero lo que es nuestro nivel de negocio planeamos invertir 1,5 millones de euros en distintas tecnologías de robotización y del capítulo de cambio climático.

–¿Ayudaría para eso un Perte para la industria del Mar?

–Lo reclamamos desde el sector. Ayudaría a disponer de unos fondos importantes para que la industria, no solo Antonio Alonso, pueda optimizar procesos y sumarse a la inteligencia artificial. No se entiende que no exista un Perte específico para la cadena mar-industria con el peso que tiene Galicia y la pesca en España.

–Están cerca de completar su plan estratégico 21-24, ¿preparan ya el siguiente?

–Estamos en ello. Lo que pasa es que con los planes estratégicos, con la situación tan cambiante que vivimos, hacer uno de más allá de un año es complicado. El plan estratégico lo adaptas dependiendo de las circunstancias de cada momento, pero de aquí a tres años... En los últimos hemos pasada por el COVID, la guerra de Ucrania, ahora la de Israel y Palestina, recesión económica, subida de tipos… Son muchas cosas. Estamos pensando en un plan más corto, más realista en función de las circunstancias del mercado y la situación que estamos viviendo.

–Son públicos los problemas que viven algunas empresas del sector, también en el caso de firmas especializadas en túnidos, ¿cómo ve la situación?

–Es preocupante, sinceramente. Porque esto es una cadena y si uno de los eslabones falla, y confío y deseo que no va pasar, al final el sector se va a ver afectado en mayor o menor medida. Hablamos de empresas importantes y algunos son proveedores nuestros y de la mayoría del sector conservero. Hay mucha preocupación en el sector. Sé que están trabajando para buscar una solución y estoy convencidísimo de que la encontrarán.

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–¿Cuánto exportan?

–Cada año estamos entre un 20% y un 25% de exportación. Nuestra intención en los próximos cinco años es llegar al 35% de exportación.

–¿A qué países esperan llegar?

–Estamos intentando entrar en Arabia Saudí, Kuwait, ya estamos en Dubái, estamos intentando recuperar el mercado japonés y estamos apostando por Centroamérica y los mercados tradicionales o EE UU. En los países latinoamericanos estamos en prácticamente todos, porque el fundador de Antonio Alonso emigró a Cuba y cuando regresa a España la relación era muy estrecha con Cuba, pero con la llegada de Fidel Castro muchos cubanos se fueron a Florida, donde se seguían acordando de Palacio de Oriente y eso nos permitió abrir mercado allí, donde seguimos teniendo un mercado importante. Lo que pasa es que esos cubanos van falleciendo y las nuevas generaciones, como aquí, ya no consumen tanta conserva.

–La caída de consumo que tanto sufre el sector.

–Tenemos que hacer un esfuerzo porque se consuma más conserva y más pescado en general.

–¿Se solucionaría con esa reducción del IVA que tanto reclama la industria?

–Es algo necesario que llevamos reclamando desde Anfaco-Cecopesca. Es importante porque el consumo de pescado ha caído de una forma salvaje y esto ayudaría también al sector de la conserva, que solo en Galicia emplea a 11.000 personas con una facturación total de en torno 11.600 millones de euros. Esa reducción del IVA es necesaria. Estamos pasando una crisis económica importante, con una inflación desbocada que no habíamos vivido desde hace mucho tiempo y que genera el estancamiento de muchas economías o la contracción.

–¿Repercutieron el alza de precios en materias primas al consumidor?

–No en toda su cuantía, porque no hemos podido. Algo sí porque era absolutamente necesario, de lo contrario estaríamos en una situación complicada. No todo lo deseable, pero en el fondo para nosotros la conserva tiene un precio y si lo sobrepasas corres el riesgo de que te caiga la venta. Al límite, en muchos casos.

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