Entrevista | Matxalen Pauly Presidenta de la Asociación de Profesionales de la Observación Científica Marina

“Como observador científico te juegas la salud física y mental, o incluso la vida, por un sueldo miserable”

“Demandamos una mejora de las condiciones laborales, estableciendo unos mínimos”

Matxalen Pauly, antes de embarcar en una marea en Cataluña

Matxalen Pauly, antes de embarcar en una marea en Cataluña / Cedida

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Los observadores científicos embarcan en cientos de pesqueros del país para recopilar toda la información posible. La Asociación de Profesionales de la Observación Científica Marina (Apocm) nació para intentar dar voz a los profesionales. Hoy son 162 socios, la mayoría (casi el 60%) mujeres, y su presidenta es Matxalen Pauly, que desgrana en esta entrevista el día a día de este trabajo y sus reivindicaciones.

–La Apocm nació poco después del accidente del “Villa de Pitanxo”, ¿qué les hizo emprender esta asociación?

–La verdad es que en años anteriores al fatídico accidente fueron muchos los intentos de crear una asociación. Tanto nacional como internacionalmente. Se intentó, por ejemplo, crear una a nivel europeo, pero debido a a la gran variedad y tipología que existe entre los observadores, las posibilidades de comunicación que hay en el mar y lo dispersado del colectivo a lo largo y ancho de los siete mares… Al final se complicaba todo bastante y quedó en vano. Meses antes del accidente nos juntamos unos cuantos para intentar darle forma a una asociación y el Villa de Pitanxo fue lo que lo aceleró.

–En el buque también falleció el observador, Manuel Navarro.

–Si, iba allí a bordo y fue uno de los que no se pudo encontrar el cuerpo. Ya que fue este accidente el detonante o acelerante del nacimiento de la asociación, quisimos nombrarlo miembro honorífico en su recuerdo y como reconocimiento al papel que juega el observador, que al final nos jugamos la vida como cualquier otro que trabaja en el mar.

La presidenta de Apocm midiendo el tamño de atunes

La presidenta de Apocm midiendo el tamño de atunes / Cedida

–Una figura más en el sector.

–Exacto. Estamos sometidos a los mismo riesgos e inclemencias temporales que cualquier otra persona de la tripulación. Quizá los observadores no aguantan en el oficio tanto tiempo, porque las condiciones laborales no son muy buenas. Si te juegas la vida por ganar dinero o tener buenas condiciones laborales, pues igual puede compensar, pero para ganar cuatro duros no compensa. Hay mucha gente que al final lo acaba dejando.

–¿Cuáles son vuestras principales demandas?

–Queremos crear una plataforma para poner en común la situación el colectivo, tener una voz conjunta. Entre las principales demandas está la mejora de las condiciones laborales, estableciendo unos mínimos; equiparar la profesión a nivel fiscal y administrativo a las demás profesiones de categoría marítima, también reivindicar un estatus marino a todos los efectos, para garantizar un nivel mínimo de protección. Ahí puede estar, por ejemplo, el coeficiente reductor de la edad de jubilación. También queremos reivindicar la figura de la mujer en el mar en general, dignificar la figura del observador para poner en valor la calidad de los datos que generamos…

Pauly, durante una de sus tareas a bordo.

Pauly, durante una de sus tareas a bordo. / Cedida

–¿Están los buques de pesca preparados para acoger a los observadores?

–En lo que respecta a la habitabilidad, normalmente sí, aunque es habitual encontrar todo tipo de casos. Depende mucho de los caladeros y pesquerías, pero muchas veces las condiciones son pésimas incluso para los propios marineros y a los observadores nos afecta de igual manera, no tenemos una categoría especial. Nos hemos encontrado con observadores que no tienen donde dormir porque la tripulación supera la capacidad del buque, con gente que tiene que descansar encima de las redes, sobre colchones húmedos, con chinches o directamente jugar a las camas calientes. También aseos en malas condiciones o ausencia de ellos, de hecho, yo misma en mi experiencia he llegado a hacer mis necesidades en un váter, en una letrina, en un cubo con agua o incluso en un trapo. Y de la ducha ya no hablamos.

–¿Cuánto cobra un observador?

–Es difícil de establecer, porque estamos contratados a través de empresas intermediarias, ETTs del mar que ganan licitaciones del IEO y depende de la empresa, de la pesquería, del tipo de observador que seas... La percepción general es que has estudiado durante años y te has formado como observador para acabar jugándote la salud física y mental, o incluso la vida, por un sueldo miserable. Manu, que perdió la vida en el Villa de Pitanxo, cobraba 64 euros brutos por día embarcado. Lo extrapolas a cuatro meses y piensas: “Me estoy jugando la vida por nada”. Cuando hablas con la tripulación de estos temas te dicen que has hecho mal negocio invirtiendo tanto tiempo, dinero y esfuerzo en estudiar una carrera para acabar trabajando por cuatro duros y llevando una vida de pescador.

–¿Qué es lo más difícil de la profesión?

–La incertidumbre que vivimos sobre nuestra vida laboral, sobre la convivencia a bordo, porque a veces embarcas en barcos diferentes, sobre cómo estará el mar… A menudo nos sentimos muy solos como personas y profesionales, porque al aislamiento que padece cualquier persona en el mar hay que sumarle la incomprensión que sufrimos, porque a menudo nuestra figura no es bienvenida en el barco, lo que nos deja en una situación muy vulnerable. A veces nos tratan como si fuéramos el enemigo cuando no lo somos. En tierra nos encontramos desperdigados y nos cuesta hacer piña como gremio. Al final te juegas la vida en un trabajo mal pagado, sin estabilidad laboral, encadenando contratos temporales uno detrás de otro y cuando te encuentras con olas de 10 metros te preguntas qué narices estoy haciendo.

–En un sector tan masculinizado como la pesca, ¿esta realidad que describe es peor para las mujeres?

–Respecto a la vulnerabilidad a bordo estamos bastante igualados. En cuanto a condiciones salariales o laborales hay equiparación. Lo que es el papel de la mujer a bordo a veces sí que te encuentras con comentarios y actitudes que no son de tu agrado. A veces se te toman como un eslabón débil, que vas a dar más trabajo o que piensan que el mar no es para mujeres. A menudo son actitudes que a medida que pasan los días y ven cómo trabajas van cambiando. Hay también algunos, pocos, casos de acoso, que te estén “tirando la caña” continuamente o situaciones muy incómodas con las que una observadora tiene que lidiar. Y hay que tener en cuenta que estás sola en un barco y con un aislamiento respecto a tierra. Desde Apocm estamos intentando recopilar información detallada al respecto para poder cuantificarlo.

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