Pesca y conserva gallegas alargan sus tentáculos a más de medio mundo: hito en países e ingresos

Alcanzan los 115 mercados, con la entrada en Nueva Zelanda o Madagascar, aunque elevan su dependencia de la UE | La facturación exterior medra en más de veinte puntos y acaricia los 3.000 millones para el cierre de año

Pesqueros descargan su mercancía en el Puerto de Vigo

Pesqueros descargan su mercancía en el Puerto de Vigo / Marta G. Brea

Lara Graña

Lara Graña

A pesar del estrecho vínculo de la cultura maorí con la pesca, el consumo de proteína marina en Nueva Zelanda ha sido tradicionalmente bajo. El Ministerio de Cultura (ManatuūTaonga) lo atribuye a la ascendencia británica de buena parte de su población, que ha elegido la carne de vaca o de oveja como principal aporte proteico. El consumo de pescados y mariscos también es tan bajo en Argentina que el Gobierno, vía resolución gubernamental, acordó establecer un día especial al mes para tratar de revertir esta tendencia. “Institúyese el día 19 de cada mes como el día preferencial para la ingesta de pescados y mariscos argentinos”, reza la decisión, firmada por el entonces ministro Luis Miguel Etchevehere y publicitada como El día 19 comé pescado. Las relaciones entre las empresas gallegas de pescado congelado o en conserva y el país sudamericano son fuertes e históricas, pero el mercado neozelandés era territorio inexplorado para este sector. Hasta ahora, que ya es un cliente más: la industria, con 115 países en su lista de compradores, rompe así otro hito histórico. Nunca había facturado tanto, en tantos lugares y en tan poco tiempo.

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Mercado exterior de las industrias pesqueras y conserveras gallegas / Hugo Barreiro

La incorporación de Nueva Zelanda ha llegado con compañía, porque también se han sumado como clientes países como Laos o Mongolia. En cantidades muy reducidas, eso sí. En el primer caso, por ejemplo, se completaron dos pedidos por un total de 250 kilos de conservas, como constatan los datos facilitados por Aduanas. Modestos fueron también los casi 45.000 euros facturados por primera vez en Laos o los cerca de 48.000 en Madagascar, en ambos casos de pescado congelado. Las cifras se corresponden con el periodo comprendido entre enero y septiembre, cuando se materializaron ventas a esos 115 países (cuatro más que en el ejercicio anterior) por importe de más de 2.000 millones de euros. Nueve meses de récord absoluto en volumen de negocio exterior que permitirán cerrar el ejercicio con exportaciones próximas a los 3.000 millones de euros. Con un viento de cola intenso y coyuntural, el de la subida de precios, sumado al esfuerzo estructural de esta industria por diversificar mercados.

Es una estrategia que intensificó a raíz de la desconexión de Reino Unido de la Unión Europea, y con buenos resultados. La facturación en suelo británico no se ha recuperado después del bum de la pandemia, cuando mantuvo unos niveles superiores a los 27 millones de euros (en este mismo periodo de referencia, enero-septiembre).

"Somos confiables y el mercado responde"

Roberto Alonso

— Secretario general de Anfaco-Cecopesca

“Hemos tenido una palanca que es la de la confianza”, destaca el secretario general de Anfaco-Cecopesca, Roberto Alonso. Se refiere a una cosecha sembrada tras el COVID, cuando países como Alemania tuvieron problemas de aprovisionamientos de referencias de conserva. “Sus proveedores, muchos asiáticos, tenían dificultades logísticas, y hemos demostrado que les podemos aportar esa confianza y seguridad”. La irrupción en otros países, como Bolivia o Senegal, “demuestran nuestro afán por la entrada en nuevos mercados, fruto de un trabajo muy laborioso, somos confiables y el mercado responde. Es una estrategia a largo plazo”. Recuerda Alonso, además, que hay producción gallega que se envía a otros países a través de puertos de otras comunidades, con lo que el volumen de facturación exterior es todavía mayor.

El viento de cola de la inflación también es, al mismo tiempo, racheado y en contra. La industria está siendo capaz de trasladar incrementos de costes al consumidor final, aunque no al completo. En todo caso, las cifras reflejan esta tendencia: en el caso del pescado congelado los volúmenes han medrado un 4% en este periodo, en comparación con el del año pasado, mientras que la facturación ha hecho lo propio en más de veinte puntos (21,4%). En la conserva la evolución ha sido más discreta: reducción del 8,8% en los volúmenes, pero aumento de las ventas en el exterior del 6,37%. “No somos ajenos a la inflación. La campaña de Navidad es muy importante para algunos productos, tendremos que esperar a cierre de año para hacer una valoración”, abunda el responsable de la patronal conservera española. “La incertidumbre mundial es total”.

Ahora bien, esa penetración en mercados a estrenar se va forjando poco a poco, pero la dependencia de los países core sigue siendo muy alta. Y crece, con Italia, Portugal y Francia –por este orden– como mayores compradores. Solo ellos equivalen a la mitad de las exportaciones de la pesca y la conserva gallegas hasta septiembre. Las ventas en Alemania han experimentado una eclosión (+33%), muy singular también en Grecia (con menos volúmenes pero del 72,5%), Bélgica (21,6%), Finlandia (68,7%) o Polonia (54,6%).

SIN APROVECHAR EL TIRÓN COMPRADOR DE EE UU

Estados Unidos se ha consolidado a la cabeza de mayores importadores mundiales de proteína marina, de acuerdo a los datos de la ONU (Comtrade). Pero siempre tenía a China al acecho, tanto por una estrategia de valoración de la materia prima (comprar pescado, transformarlo y volver a venderlo) como por una creciente clase media. El año pasado cambió todo y el mercado norteamericano amplió distancias de forma sideral, con compras por 23.683 millones de dólares, frente a los 13.806 millones importados desde China. El de EE UU es un mercado prioritario y a explotar por la industria gallega, pero, a excepción de distintas experiencias (Profand, Pescanova, Iberconsa, Orbe, Frinsa o Wofco) no ha terminado de eclosionar: las exportaciones continúan estancadas en el umbral de los 37 millones de euros (enero-septiembre). Lo de China ha sido otro cantar, porque los productos comercializados desde Galicia registraron un incremento interanual en valor del 50%, hasta superar los 63 millones, como certifican los registros cruzados entre la Secretaría de Estado de Comercio y de Aduanas.

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