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El capitán y su sobrino, de Donón, salvan la vida con el drama “de los que quedan atrás”

Juan Padín Costas, de 55 años, y Eduardo Rial Padín, de 42, son dos de los tres supervivientes del naufragio en el que están desaparecidos otros tres tripulantes de Cangas, Moaña y Bueu

La cara frente a la cruz: "Tenemos la suerte de tener a los nuestros vivos, pero los demás están sufriendo"

La cara frente a la cruz: "Tenemos la suerte de tener a los nuestros vivos, pero los demás están sufriendo" Agencia ATLAS

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La cara frente a la cruz: "Tenemos la suerte de tener a los nuestros vivos, pero los demás están sufriendo" Cristina G./Juan C./César C/David G.

Era mediodía cuando empezaron a sonar los teléfonos de la familia Padín, en Donón, en Cangas. El primero en recibir la alerta del naufragio del “Villa de Pitanxo”, en el que hay dos supervivientes de esta localidad de O Hío, y otros tres desaparecidos de Cangas, Moaña y Bueu, fue Jonathan Villanueva Padín, a través de su hermano Esteven, embarcado en el “Río Caxil” en Canadá. Su tío Juan Padín, capitán del pesquero, de 55 años; y el sobrino de éste y marinero Eduardo Rial Padín, de 42 años, estaban entre las tres personas que habían salvado la vida en el naufragio, en el que están desaparecidos Raúl Santiago González, de Cangas; Fernando González Martínez, de Moaña; y Fernando Santomé Ferradás, de Bueu.

Esteven se apresuró a llamar a su tía: “El barco del tío se hundió”. Fita iba en el coche con su marido y con su madre, de la que no quería que escuchara, debido a su avanzada edad, lo sucedido en el mar a uno de sus 7 hijos.

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Casi al mismo tiempo, la mujer de Juan Padín, Sofía, recibía en su vivienda, junto al negocio familiar de la casa de turismo rural “O Facho”, en la que tantas horas y dinero invirtió el capitán, la noticia del hundimiento. Lo hacía también a través de uno de sus cuñados, sin noticias de la casa armadora Pesquerías Nores, de Marín. A las nueve de la noche, la familia seguía igualmente sin una llamada de la empresa, en una situación que califican de “vergüenza y tristeza. Al final solo son números”.

Juan Padín, en una foto de archivo.

Sofía lloraba sin consuelo, consciente de “toda la gente que se ha quedado atrás”. Estaba acompañada por su cuñada Fita y una hermana suya. Con el móvil en la mano esperaba una llamada. A las 13:30 sonó el teléfono. Era su marido, sin apenas fuerzas, le dijo que no se preocuparan, que él y dos más, entre ellos su sobrino Eduardo Rial Padín, habían sido rescatados con vida. No le dio tiempo a nada más.

Primeros testimonios de familiares y allegados de los náufragos de Terranova: "Nos dicen que se sabrán más datos en dos o tres días"

Primeros testimonios de familiares y allegados de los náufragos de Terranova: "Nos dicen que se sabrán más datos en dos o tres días" F. M. / R. V.

Las noticias que llegaban en aquel momento eran que de los 24 tripulantes solo había tres supervivientes. Entonces había esperanzas de que se encontrara a más tripulación con vida, de hecho, recibieron la noticia de que podría haber otra balsa con tres tripulantes más. “Quedarte con este cargo te llega al alma”, aseguraba la familia sobre la tragedia y cómo la podrá superar Juan Padín, para el que este año sería su última campaña en el mar antes de jubilarse. Había partido el 25 de enero con el resto de la tripulación del pesquero para una marea de 40 días al arrastre.

A pocos metros de la casa de turismo rural de Juan Padín, el restaurante “A toda costa” tenía las persianas cerradas, pero en la vivienda de la planta superior se notaba nerviosismo. El ruido de un coche con dos personas hizo salir a Gloria Padín y Sara Prieto, madre y pareja sentimental, respectivamente, de Eduardo Rial Padín, el otro superviviente. Confiaban en que fueran de la casa armadora, a la que habían llamado por la mañana para que les confirmaran, sin éxito, que el marinero había salvado la vida. Pero no lo eran y a última hora de la noche seguían sin confirmación de la empresa ni llamada de Eduardo desde el barco “Playa de Menduiña”, a donde supuestamente fueron trasladados para su evacuación en helicóptero a un hospital en Saint Johns, en Canadá.

Sara asegura que la última vez que habló con Eduardo fue poco antes del naufragio. Recibió un WhatsApp suyo a las 04:30 horas con alusiones cariñosas hacia ella y le dijo que se iban a trabajar y que “hacía muy mal tiempo”.

La angustia y la incertidumbre por la falta de noticias fue común a otros puntos de la comarca de O Morrazo. Entre la tripulación desaparecida del “Villa de Pitanxo” están el moañés Fernando González Martínez y el vecino de Bueu Fernando Santomé Ferradás.

El primero, marinero de máquinas, embarcaba por primera vez para trabajar en Terranova ya que casi siempre estuvo en el caladero de Malvinas, en el Atlántico sur. Por su parte, Fernando “Nando” Santomé tampoco era un habitual del “Villa de Pitanxo”. Su familia explicaba ayer que, aunque casi siempre ha estado vinculado a Pesquerías Nores, estaba enrolado en otros barcos. Fue hace tres mareas cuando se cambió al buque que se hundió ayer en Canadá y en las últimas conversaciones trasladó que la actual estaba marchando bien, con lo que esperaban estar de regreso para carnavales.

Los dos forman parte del grupo de tripulantes de los que de momento se desconoce la suerte que han podido correr. En sus familias reconocen que la situación es muy complicada, sobre todo por las condiciones del mar, pero al mismo tiempo mantienen un hilo de esperanza. “La esperanza es lo último que se pierde”, sentencian los allegados del marinero de Bueu.

La titular de la Consellería do Mar, Rosa Quintana, se puso en contacto con los alcaldes de la comarca de O Morrazo al filo de las cuatro de la tarde de ayer para transmitirles cuántos vecinos de sus respectivos municipios estaban entre la tripulación del “Villa de Pitanxo” y la información de la que disponía en ese momento.

El regidor de Bueu, Félix Juncal, ya había convocado una reunión de urgencia de la junta de portavoces municipal, que se celebró a las 18.00 horas, para trasladar su apoyo y condolencias a las familias de los 24 tripulantes. “Es prioritario que actuemos con cautela y respeto hacia las familias”, insistía el alcalde tras la reunión.

Juan Padín Costas -Capitán (superviviente) / Cangas: Llamó a su mujer, casi sin fuerzas: “No te preocupes”

Amigo de sus amigos, buena persona y muy trabajador. Así definen en Donón a “Padín” como le conocen por su apellido en su aldea natal, en donde después de muchos años en el mar, construyó la casa de turismo rural “O Facho”. A alrededor de las 13.30 horas, Juan Padín, capitán del “Villa de Pitanxo” lograba llamar a su mujer Sofía para decirle que no se preocupara. Estaba casi sin fuerzas por la hipotermia de haber permanecido en una lancha salvavidas en las frías aguas de NAFO. En la casa familiar poco más han sabido de cómo ocurrió el naufragio, si fue un golpe de mar en un barco que se hundía mucho en el mar. Juan Padín es un hombre experto. Lleva navegando prácticamente desde niño. También fue albañil, estuvo en Gran Sol, en Canarias, trabajó en la armadora Pereira y desde hace unos años en la armadora Pesquerías Nores en donde tenía previsto jubilarse en un año. 

Eduardo Rial Padín-Marinero (superviviente) / Cangas “Hace muy mal tiempo”, wasapeó dos horas antes

Eduardo Rial Padín, tiene 42 años y es marinero en el arrastrero “Villa de Pitanxo” desde hace cinco años, tal y como asegura su pareja sentimental, Sara Prieto. Ayer ella lloraba abrazada a su suegra Gloria Padín, en la casa familiar en donde residen y que alberga el conocido restaurante “A toda costa”, en Donón. Aunque es natural de Vigo, reside con sus suegros en esta aldea de O Hío. Durante toda la jornada, la familia esperaba con ansiedad la llamada de Eduardo o de la casa armadora para confirmar oficialmente que había salvado la vida, pero esa llamada no llegó, solo tienen la llamada de Juan Padín a su familia de que él y su sobrino habían salvado la vida. La última llamada que Sara tuvo de Eduardo fue dos horas antes del naufragio, a las 04:30 horas, cuando wasapearon y él le dijo que se iban a trabajar y que hacía muy mal tiempo. Para ella ha sido su primer naufragio y reconoce que no quiere que Eduardo vuelva al mar.

Fernando Santomé Ferradás-Cocinero / Bueu Cambió de barco hace tres mareas

Fernando Santomé Ferradás es el cocinero del “Villa de Pitanxo” y es el único miembro de la tripulación natural de Bueu. Ayer en su domicilio, en la parroquia de Beluso, se reunían familiares y allegados a la espera de noticias. “De momento no tenemos información de la casa armadora. Intentamos llamar, pero las líneas están saturadas. Somos más de 20 familias y todas queremos saber”, explicaban ayer por la tarde. Nando, como era conocido, lleva la mayoría de su trayectoria profesional en el mar en la armadora de Manuel Nores. Cuando se embarcó primero lo hizo como marinero y luego como cocinero. “Llevaba muchos años en la empresa, pero a bordo de otros barcos. Cambió al ‘Villa de Pitanxo’ hace tres mareas”, añaden. Familia y allegados conservan la esperanza de que el cocinero de Bueu pueda estar entre los supervivientes. “La esperanza en lo último que se pierde”, aseguraban.

En una de las últimas llamadas a casa había asegurado que “la pesca estaba yendo bien” y esperaban estar de vuelta en carnavales. “Dicen que el barco era el más dotado de la flota y el mejor.

Fernando González Martínez-Marinero de máquinas de Moaña Era su primera vez en Canadá

Con la angustia que produce la falta de noticias y sin perder la esperanza. Así aguarda estas largas horas la familia de Fernando González Martínez, el marinero de Moaña del Villa de Pitanxo que se estrenaba en el caladero de Terranova en esta marea. “Con esta armadora había trabajado en otoño en Malvinas, y nunca había marchado a Canadá, pero quería seguir cotizando en estos años antes de retirarse”, relata uno de sus hijos, Kevin, remero en la Sociedad Deportiva Tirán. De hecho, cambió de barco para ir a Terranova “y tuvimos que llamar para confirmar que este era el suyo”. A sus 53 años, Fernando González trabajaba en máquinas. “Aún no había entrado en su turno”, señala Kevin, que añade que “mi abuelo ya trabajó en Terranova y que un barco vuelque allí, mojados, con el frío... La situación está jodida”.

Raúl Santiago González-Marinero / Cangas Enrolado en prácticas

Raúl Santiago González, de 24 años, es de familia marinera. Natural de Cangas, iba a bordo del pesquero en la sala de máquinas como tripulante en prácticas, mismo rol que ha desempeñado su padre en su extensa trayectoria en la mar.

Miguel Lumbres Cumpra-Marinero de Perú afincado en Cambados Asentado en Cambados y padre de dos hijos

El Concello de Cambados fue el encargado de comunicar ayer que la tragedia del Villa de Pitanxo le había golpeado también de cerca con la desaparición de uno de sus vecinos. Miguel Lumbres Cumpra, de 52 años, es un ciudadano peruano asentado en la localidad gallega desde hace más de 10 años. Está casado y es padre de dos hijos. Su última conexión a whatsapp es de pocos minutos antes del naufragio.

El alcalde cambadés, Samuel Lago, se puso en contacto con la familia para trasladarles sus condolencias y poner a su disposición los servicios municipales. “Agardamos con esperanza que os traballos de rescate consigan salvar as vidas dos mariñeiros desaparecidos”, destacó. Lumbres, al igual que el resto de compatriotas enrolados, tenía en Galicia a su círculo personal más íntimo.

Esta nueva tragedia en el mar afecta así a Cambados, una localidad que en diciembre de 2018 perdió a cuatro vecinos en el naufragio del cerquero Sin Querer Dos.

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Los rostros de la tragedia de Terranova

Edwin Andrés Córdoba Salinas-Marinero de Perú afincado en Vigo Asentado en Cambados y padre de dos hijos

Marluz Esquivel Alarcón vivió la jornada de ayer con un ojo puesto en sus cuatro hijos y el otro en el teléfono móvil. Su marido, Edwin Andrés Córdoba Salinas, era uno de los tripulantes del Villa de Pitanxo. Ayer, pasadas las 11 de la noche, todavía seguí sin noticias desde la casa armadora, Grupo Nores, y mantenía la esperanza en que su marido fuese uno de los tres rescatados.

“De momento no sé nada y tengo que estar aguantándome porque tengo cuatro niños, pero necesito saber si está entre los desaparecidos o no”, decía ayer a través del teléfono.

De origen peruano, vivían en Vigo, donde ella lleva cuatro años y el estaba a punto de cumplir los tres. Entre ambos formaron una familia de cuatro hijos: el mayor, de 9 años, la menor, de 6 meses. Los otros dos tienen 6 y 3 años.

William Arevalo Tripulante de Perú / Marín Casi dos décadas en Marín

William Arévalo Pérez es natural de Perú, pero lleva ya casi dos décadas afincado en Marín y viviendo del mar. Conocido entre sus allegados como el Charapita, figura entre los tripulantes del buque de Grupo Nores naufragado en aguas de NAFO. Tiene mujer y dos hijos.

William Arévalo Pérez

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