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El futuro de un caladero histórico

La flota viguesa teme una invasión en Gran Sol de "300 barcos franceses" por el "Brexit"

- Una salida abrupta de Reino Unido provocará que buques europeos colapsen aguas irlandesas - Armadores barajan crear una asociación de los barcos de capital gallego y bandera comunitaria

Un 'gransolero' vigués. // A. A.

La flota de Gran Sol viguesa está inquieta. A veinte días de la desconexión de Reino Unido de la Unión Europea todavía no hay acuerdo para la salida, lo que puede dar lugar a un Brexit duro que supondría la salida de los buques comunitarios de aguas inglesas. Pese a que supondría un revés, los barcos gallegos encontrarían "acomodo" en aguas irlandesas, donde se concentrar el grueso de las capturas del histórico caladero. Sin embargo, los armadores temen un efecto dominó: los barcos comunitarios que ya no puedan pescar en aguas británicas se pasarán también a las irlandesas, provocando un "colapso" del caladero. El pasado miércoles los dueños de los gransoleros que operan en Vigo se dieron cita en la sede de la Cooperativa de Armadores de la ciudad (ARVI) para tratar el tema. Por lo pronto, temen que unos "300 barcos franceses" pasen a compartir el caladero. "Y todo ello coincide con la norma de descartes. El resultado será que se traerá menos producto", resumen los armadores.

La cita del miércoles concentró al grueso de armadoras que tienen el puerto de Vigo como principal centro de operaciones y Gran Sol como caladero. Allí se debatieron los principales problemas que afectan al sector, desde la obligación de desembarque hasta los efectos más inmediatos del Brexit. Según pudo saber FARO, los armadores temen acabar fuera de aguas inglesas al finalizar este mes y, por ello, vaticinan problemas. "Nosotros podremos seguir pescando, pero se producirá una concentración enorme de barcos y bajarán las capturas", adelantan.

Así, los gransoleros vigueses temen que a corto plazo "300 barcos franceses" apuesten por desplazarse a aguas irlandesas y competir en su mismo terreno de juego. "Pero a ellos los seguirán también holandeses o belgas; el mercado se va a resentir", alertan.

Una salida abrupta de Reino Unido -país sumido en la incertidumbre, con dimisiones en el Gobierno como la del ministro de Pesca en las últimas fechas- provocaría también problemas a la hora de traer el pescado a Vigo. La vía principal para que el producto llegue a la primera venta viguesa es por carretera tras descargar en puertos como Castletownbere o Killybegs (ambos en Irlanda), para lo que lo habitual es atravesar Reino Unido en trayectos de entre dos y tres días. Si se da un Brexit duro el día 30 de marzo Reino Unido será un país tercero y la mercancía de los arrastreros gallegos de bandera británica (nueve en el caso de Vigo) será considerada una importación al provenir de un país tercero: tendrán que pasar por Aduanas, por el PIF (puesto de inspección fronteriza).

A ello se suma la otra pata de la llamada "tormenta perfecta", la coincidencia del Brexit y la prohibición del descarte pesquero. Las dudas en su aplicación aún siguen coleando en el sector, a la espera de las correcciones en las ordenanzas pesqueras españolas para que no interfieran con la normativa comunitaria. De hecho, se están sucediendo casos como el que ocurrió el mes pasado en Celeiro, donde dos barcos trajeron más besugo del que permite la legislación nacional debido a que no podían descartarlo por la norma de la UE, lo que les acarreó un procedimiento de sanción.

Unión

La flota gallega de Gran Sol fue mermando en número en los últimos años de forma considerable, bien por desguaces, venta o cambio de bandera. La necesidad de cuotas dio como resultado que los armadores abanderasen sus buques en países como Francia, Irlanda o Reino Unido. Esta situación provoca que las asociaciones pesqueras españolas (como ARVI) estén "con las manos atadas" a la hora de defender los intereses de todos sus asociados.

Por este motivo, los propios armadores propusieron en la reunión del miércoles la creación de un asociación que aglutinase a todos los gransoleros que operan en Vigo (o los que se quieran sumar del resto de Galicia) sin distinguir el pabellón del buque. El objetivo es "ganar representatividad" tanto en Madrid como en Bruselas, sobre todo a la hora de negociar el futuro acuerdo pesquero que se prevé alcancen Londres y Bruselas.

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