Juan Manuel Cerqueira: "Las industrias conserveras nos rifamos a los trabajadores con la formación necesaria"

-Cerqueira es la única familia que se mantiene desde la fundación de esta patronal en 1904. ¿A qué se debe?

-Conservas Cerqueira tiene el honor de estar en la primera firma del acta de constitución de aquella primera asociación, pero hay otras firmas históricas que ya estaban en activo en aquellos años y que se sumaron ya en el mismo año. Eso sí, somos la única que queda de aquella primera firma, pero en el sector todavía abundan las firmas históricas. La continuidad de marcas centenarias supongo que es una cuestión de esfuerzo continuo.

-¿Resiste a las propuestas inversoras?

-Las contemplamos en la actualidad, básicamente porque tenemos voluntad de continuar con la empresa, conseguir que siga creando valor añadido y empleo, y creciendo en exportación mientras tengamos ánimos y fuerzas y, siempre que las condiciones nos lo permitan, esta familia continuará la senda iniciada por nuestros antepasados.

-El de 2018 apunta a un nuevo año de récord en la conserva. ¿Tiene techo esta industria?

-En esta vida o mejoras o empeoras. Creo que el crecimiento en las ventas es un fiel reflejo del saber hacer por la industria, siendo el techo aquel que nos queramos fijar. Por ejemplo, si consiguiéramos servir el 100% del consumo de conservas de atún de la Unión Europea, principal mercado, duplicaríamos la producción de este producto con el consecuente incremento de puestos de empleo y riqueza. Si hablo de atún es porque supone más del 65% del total de producción, con un efecto tractor que nos permite empujar en nuestras variedades. Con esto queda patente que el techo aún está lejos, siempre y cuando la UE proteja al sector en un escenario de level playing field y que nos permita continuar produciendo en Galicia, en la UE, persiguiendo la política industrial que tanto anuncia. Además, no quiero terminar sin mencionar la importancia de la exportación.

-¿El futuro está en la robotización de las plantas conserveras?

-La cuarta revolución industrial supone un toque de atención, existe nueva tecnología que se ha implantado a nivel social y a la cual las industrias deben adaptarse. Podremos ser más eficientes, controlar la información con nuestro móvil y detectar desviaciones cuanto antes, lo que se traduce en una mayor competitividad frente al terceros países. De ahí a una robotización absoluta aún estamos lejos, si es que llegamos, pues la materia prima es muy variable y haría falta algoritmos muy entrenados y adaptados. En Anfaco llevan trabajando años en proyectos, siendo una línea estratégica para todo el sector.

-El contingente de lomos de atún es un asunto que vuelve a colear. ¿Cree que se aumentará este año?

-En Anfaco vemos como ante un aumento de la demanda mundial de atún tenemos dificultades para encontrar abastecimiento de materia prima de calidad y que cumplan con la normativa comunitaria, que nos permita seguir produciendo en territorio nacional, manteniendo e incluso incrementando los niveles de empleo y de actividad actual, posibilitando así que podamos competir con las máximas garantías en un mercado cada vez más globalizado. Si la flota comunitaria captura en torno al 8% del total mundial y destina el 65% de sus capturas a terceros países, es lógico que pidamos abastecernos si queremos mantener el empleo y la producción en territorio nacional. Un contingente de 36.000 toneladas representaría el entorno al 1% del total de las capturas mundiales de atún. Estas cantidades no son capaces de alterar el mercado global y nos sirven para crear valor añadido y empleo, que es de lo que se trata.

-¿En qué punto está la disponibilidad de mano de obra en la conserva? ¿Puede el sector sufrir una situación de escasez similiar a la del naval?

-He de aceptar que tendremos problemas en un periodo de tiempo breve. Es complicado encontrar trabajadores con la formación necesaria, con personas que nos rifamos entre industrias conserveras. Desde Anfaco colaboramos en programas de formación dual y continuaremos demandando apoyo de las administraciones similares a las ofertadas, como el sector naval. Necesitamos formar a nuevos trabajadores, amortiguar el envejecimiento de la población y dotarlos en ocasiones con capacidades 4.0.

-¿Cómo afectará a la industria la posible implantación de un acuerdo de libre comercio con Tailandia?

-Anfaco lleva alertando de las graves consecuencias que un Acuerdo de Libre Comercio con Tailandia -principal productor de conservas de atún a nivel mundial- tendría sobre nuestra industria si no se garantizan unas reglas de juego iguales para todos en el mercado. Lo único que buscamos es que cualquier producto comercializado en la UE cumpla con los mismos estándares y legislación exigidos a los que producimos aquí. Parece lógico que no queramos competir en el mercado en una situación de desventaja competitiva con terceros países. Esto puede aplicarse a Tailandia, como a cualquier otro país.

-¿Llegará un día en el que la conserva pueda dejar de preocuparse por la competencia desleal que llega desde Asia?

-Nuestro horizonte es alcanzar una situación de competencia leal entre países y, además de Anfaco, el Observatorio de la Trazabilidad trabaja para defender esta premisa. Llegado ese día, nos adaptaremos para seguir siendo competitivos, encontrando nuestro valor añadido y calidad como símbolo de garantía y ofreciendo mediante innovación productos que el consumidor continuará comprando.

-¿Qué espera conseguir durante su mandato?

-Que Anfaco continúe liderando la defensa del sector, apuntale su futuro y, lo más importante, permita a mi sucesor sentirse orgullo de la organización. Como resultados tangibles a corto plazo, esperamos alcanzar un contingente arancelario autónomo de lomos de atún de 36.000 toneladas, arreglar la situación DOP Mejillón de Galicia o actualizar la normativa que regula la denominación de venta de las conservas de pescados y mariscos. Casi nada.