La flota de arrastre congeladora gallega que faena en aguas africanas gracias a los acuerdos pesqueros de la Unión Europea con terceros países se enfrenta a un serio problema a partir de este verano. El agotamiento de las ya de por sí escasas posibilidades de pesca y la falta de pactos con otros países hace planear la sombra del amarre obligatorio este mismo año. Con los pactos de Guinea-Bisáu y Marruecos en el aire -el primero tras la rotura de las negociaciones y el segundo en medio de ellas- a los 17 barcos tan solo les queda busca refugio en acuerdos privados con otros estados de la zona como Angola o Guinea-Conakri. El síntoma más claro de esta situación es que los seis barcos con licencia para faenar en Mauritania están acabando ya su cuota para todo el año.

De los 17 buques de la Asociación Nacional de Cefalopoderos (Anacef) que sobreviven tras ser expulsados de Mauritania en 2012 -y que obligó el desguace o venta de unidades-, tan solo siete de ellos están faenando a día de hoy gracias a acuerdos de la UE con un país africano: uno lo hace en Senegal con tan solo 1.000 toneladas de merluza para todo el año y los otros seis están en Mauritania dedicándose a la pesca demersal y sin poder tocar el pulpo, especie que capturaban históricamente en la zona. Con dos buques parados, los siete restantes que forman la asociación están en acuerdos privados: tres en Malvinas (los de mayor porte), dos en Angola y otros tantos en Guinea-Conakri.

Estos problemas de acomodo para los arrastreros gallegos comenzaron el pasado 23 de noviembre, momento en el que expiró el acuerdo pesquero con Guinea-Bisáu. La ruptura de las negociaciones (principalmente por las pretensiones económicas del Gobierno africano) obligó a los buques -hasta 15 estuvieron allí el año pasado- a abandonar el caladero y desde entonces tan solo hubo acercamientos entre ambas partes, pero sin fechas oficiales ni acuerdo base.

Por otro lado, tanto Marruecos como Bruselas retoman esta misma semana las negociaciones para intentar renovar el acuerdo pesquero actual. A menos de un mes de que expire (14 de julio), la dificultad reside en la situación política de la zona sur, el Sáhara Occidental y sus aguas adyacentes, ya que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictaminó a finales de febrero que el pacto no es aplicable sobre esa zona. Además, desde Anacef quieren eliminar las vedas de abril a mayo y del 15 agosto al 15 septiembre, que hacen que la pesquería sea irregular. Además, esperan poder aumentar las cinco licencias actuales.

Anacef urge a la Comisión Europea que acelere en las negociaciones actuales con Marruecos y Guinea-Bisáu para poder tener una zona en la que pescar cuando tengan que abandonar Mauritania. Sin embargo, todo hace indicar que el verano va a ser una época difícil para la flota, dado que en el caso de que se aprueben nuevos pactos con estos países la dilación para que entren en vigor por los trámites administrativos o las características técnicas (como la veda actual en Marruecos) dilataran la entrada en caladero.