El sector palangrero da por seguro que este mismo mes, después del retraso burocrático acumulado en Bruselas con su publicación, entrará en vigor la normativa que les obligará a desembarcar los tiburones con las aletas adheridas para evitar el "aleteo" o finning -cercenar las aletas y deshacerse del resto del cuerpo del tiburón-, que la flota comunitaria, en su mayor parte gallega, niega realizar.

Y el sector se prepara para unos cambios en la organización a bordo sin tener muy claro aún cómo vamos a hacer. De entrada, según denuncian, perderán espacio y seguridad en las bodegas. "Se estñan probando coberturas para que las aletas no supongan riesgo", señala Ortega, quien también reitera el "mayor gasto que implicará el cercenado de las aletas en tierra, por el mayor tiempo de uso de muelles y tiempo de la tripulación". El sector ha pedido al Ministerio que en el certificado de exportación figure que se cumple esa normativa "para que el mercado lo valore".