Los extranjeros que residen en la ciudad ya superan el 6% de la población, récord histórico

Casi 20.000 foráneos viven en la actualidad en Vigo

La gran mayoría tiene entre 25 y 44 años, emprenden, apuestan por formar una familia y quedarse a largo plazo

Los inmigrantes superan en miles a los que se van

Frank, Wendy y su hija Brianna, familia extranjera en Vigo

Frank, Wendy y su hija Brianna, familia extranjera en Vigo

Vigo se ha convertido con el paso de los años en uno de los territorios más atractivos para los extranjeros. Y todavía más desde que la pandemia llegó a su fin. Prueba de ello es que, desde 2020, la población foránea en la ciudad ha crecido de forma imparable, especialmente por el músculo económico que ha demostrado la urbe para recuperarse de la parálisis causada por el COVID. Sin ir más lejos, según el Instituto Galego de Estatística (IGE), a finales de 2023 los inmigrantes ya suponían un 6,45% del total de la población que reside en Vigo, un porcentaje que no se había alcanzado desde que se tienen registros oficiales. Son ya más de 19.000 personas las que han nacido en un país extranjero y que han apostado por establecerse en la mayor ciudad de Galicia.

Pero no solo eso: si uno se fija en el saldo migratorio, esto es, la diferencia entre personas que se han ido e inmigrantes, los segundos superan en mucho a los primeros, concretamente en 3.245 personas. Es decir, hay muchos más ciudadanos que apuestan por venir a establecerse en este territorio que los que deciden irse.

Otro aspecto a destacar de los datos migratorios es que la mitad de la población extranjera asentada en Vigo tiene entre 25 y 44 años, es decir, o están finalizando sus estudios o se encuentran en plena edad laboral, lo que sirve de contrapeso a una población local cada vez más envejecida. Y esto se refleja precisamente en que la población migrante ha ganado en los últimos años un importante peso en la economía olívica, ya que muchos de ellos apuestan por el emprendimiento, lanzando negocios como panaderías, restaurantes o comercios con productos típicos de su país de origen o bien se incorporan al mercado laboral, inicialmente en puestos de trabajo vinculados al sector servicios y, después, avanzando hasta sus objetivos profesionales. Solo hay que echar una visual a los negocios que han ido abriendo recientemente en Vigo: una pastelería con dulces típicos de Sicilia, otra con repostería venezolana, restaurantes indonesios, libaneses, sirios...

La mayoría de ellos además apuesta por llevar a cabo su proyecto de vida personal en la ciudad olívica, formando familias y con vistas a quedarse a muy largo plazo, incluso para siempre, al considerar que tanto ellos como sus seres queridos tienen buenas perspectivas de futuro por las oportunidades y el crecimiento económico de Vigo.

Respecto al origen de los inmigrantes, mayoritariamente proceden de países sudamericanos, como Ecuador, Venezuela, Colombia, Uruguay o Perú, seguidos de otras naciones como Ucrania (en este caso por el éxodo provocado por la Guerra), Portugal, Italia, Rumanía, Senegal o China.

Además de los extranjeros, hay que tener en cuenta que Vigo está ganando una importante población procedente de otros puntos de Galicia, representando a más de un 3% de las personas que residen en la urbe. La gran mayoría llega a la ciudad olívica procedente de otros municipios de la provincia de Pontevedra, y unos 1.200 concretamente desde concellos del entorno. Esta migración interior se debe en su mayoría a motivos laborales: Vigo focaliza la gran mayoría de oportunidades de trabajo para personas naturales de comarcas como O Morrazo o Val Miñor.

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extranjeros W / Hugo Barreiro

Todos estos datos son de personas que han llegado a Vigo y que se han empadronado, pero hay otras que por distintos motivos deciden o no pueden hacerlo y residen en la ciudad, por lo que tanto la cifra de extranjeros como la de vecinos procedentes de otros puntos de Galicia apunta a ser considerablemente mayor que la que consta en el padrón municipaly en los institutos de estadística.

“Vine desde Venezuela para jugar al fútbol y acabé formando una familia”

Frank Fernández llegó a Vigo procedente de Venezuela con 19 años, tiene 34 y su idea es seguir toda la vida viviendo aquí. Su padre nació en la ciudad olívica y lo animó para que viniera a intentar hacerse un hueco en el mundo del fútbol, deporte que practicaba en el país sudamericano. Finalmente, los derroteros de la vida le llevaron por otro lado: es autónomo y además trabaja en el mantenimiento del museo Quiñones de León, en Castrelos. Pero no solo ha conseguido asentarse laboralmente en Vigo. Aquí ha conocido a su mujer, la también venezolana Wendy, y con ella tuvieron hace año y medio a la que es actualmente la alegría de su vida: su hija Brianna.

“Con la estabilidad que tenemos y que hemos conseguido (Wendy trabaja en el Atelier de Diego Caride, una de las pastelerías más famosas de la ciudad), nuestra idea es quedarnos aquí, donde además tenemos más familia”, explica Frank. Los tres viven en un piso en la Doblada y están completamente inmersos en la vida viguesa: cuando pueden pasean por los lugares más típicos, les encanta las luces de Navidad y él es un jugador amateur de uno de los deportes más pujantes actualmente de la ciudad: el pádel. Además, están en constante contacto con otros miembros de la comunidad venezolana de Vigo, una de las mayores de la ciudad y que además hace numerosas actividades para conocerse, socializar y apoyarse entre ellos.

Los venezolanos de Vigo también se caracterizan por su carácter emprendedor: hay varios locales hosteleros y tiendas con productos típicos del país sudamericano. Entre los primeros, destacan varios establecimientos que ofrecen las tradicionales arepas venezolanas.

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