Una segunda vida para dos bares históricos del puerto vigués
El “Precio Justo” ultima su reapertura en Bouzas como bar-restaurante contenerizado y el Puerto confirma interesados por el “Almas Perdidas”
C. S.
El puerto vigués se resiste a perder esos emblemáticos bares que durante tantos años han llenado de vida su entorno. Situado en Bouzas, los propietarios de “Precio Justo” ya ultiman su reapertura como bar-restaurante en los accesos al muelle de reparaciones, mientras que el “Almas Perdidas”, que bajó la persiana a principios de enero de este mismo año, ya cuenta con interesados para su reapertura, según confirmaron ayer fuentes del Puerto a FARO, si bien matizaron que “aún no hay nada en firme”.
Para ampliar y reordenar los accesos a la terminal de vehículos de Bouzas, la Autoridad Portuaria tuvo que demoler en 2018 unos 7.000 metros cuadrados de edificaciones, entre las que se encontraba el popular establecimiento hostelero “El Precio Justo”. En aquel momento, el Puerto llegó a un acuerdo con los propietarios para su demolición, que llevaba aparejado una compensación económica, así como el traslado del bar a otras dependencias cercanas a la ubicación que tenía por aquel entonces. Para otorgarle una segunda vida, los dueños de “Precio Justo” apostaron por renovar su imagen empleando un elemento muy característico de la actividad portuaria: contenedores marítimos, y en la actualidad ya ultiman los detalles para proceder a su reapertura y prestar servicio a las empresas instaladas en las proximidades de la nave de Espamar.
En cuanto a la icónica taberna de Beiramar, ha pasado poco más de un mes y medio desde que el propietario del “Almas Perdidas” tomó la decisión de echar el cierre y, en la actualidad, se puede contemplar su entorno vallado. El Puerto ha confirmado ayer a este periódico que hay alguien “interesado” en tomar el relevo del histórico local hostelero que abrió sus puertas en el año 1962 como quiosco-bar, si bien estas mismas fuentes de la Autoridad Portuaria señalan que “todavía no hay nada en firme”.
El anterior propietario de este establecimiento que siempre ha gozado de un especial protagonismo en el imaginario colectivo de la ciudad, por estar vinculado a artistas como Luis Tosar, Xosé Luís Méndez Ferrín, Ana Belén, Domingo Villar o Siniestro Total, entre otros, se decantó por cesar la actividad por la merma de un negocio que, tras el parón provocado por la pandemia, recibió la estocada final el pasado verano: falta de personal, y pese a un nuevo intento por reflotarlo tras un breve cierre temporal, el volumen de negocio no fue suficiente.
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