Adiós a la zapatería Escobar tras casi 120 años de historia

El cierre a finales de marzo de la tienda de la Gran Vía supone el final de una trayectoria familiar que comenzó en 1906

Teresa Escobar, frente a la tienda

Teresa Escobar, frente a la tienda / Marta G. Brea

La falta de relevo generacional escribe el punto final de la trayectoria empresarial de la familia Escobar, ligada al calzado desde hace casi 120 años. La tienda de la calle Gran Vía, abierta en abril de 1980, bajará la persiana para siempre a finales de marzo: está en liquidación, con todo al 50%. A su dueña, Teresa Escobar Molinero, nieta del fundador, se le parte el corazón al hablar con FARO del adiós del negocio –donde trabajan otras dos personas–, al igual que a los clientes, que “son amigos”, pero se alegran de que pueda llegar a la edad de jubilación con salud para disfrutar. “Nunca he tenido vacaciones; iba dos veces al año a Milán a ferias, también a Madrid”, reconoce.

La primera zapatería Escobar se puso en marcha el 19 de marzo de 1906. Los hermanos Escobar, Robustiano y Máximo, procedentes de Herrín de Campos (Valladolid), abrieron un establecimiento en Redondela con el nombre de La villa de París-Escobar Hermanos, donde comercializaron calzado y diversos artículos de hogar y vestir. En 1917, Máximo puso en marcha la primera tienda en Vigo, en la calle Colón. Por aquel entonces, ya estaban en funcionamiento otros locales en Ourense y Lalín. El último será el de Gran Vía, en el número 20, por donde pasó gente famosa, como la infanta Cristina o las cantantes y actrices Paloma San Basilio y Ángela Carrasco.

“Tengo que agradecerle muchísimo a la ciudadanía de Vigo y el resto de Galicia e incluso España y Portugal. A los clientes les da mucha pena que cierre porque ya no les podré traer los zapatos –destaca por tener tallas grandes– pensando en ellos y ellas: sabía si les gustaban con tacones más gruesos, planos, los colores…”, explica Teresa, que no tomó la decisión “hasta diciembre”, en parte, por la “presión” de sus hijos para que aproveche la vida. Ellos no quieren coger el relevo: tomaron el camino del diseño de interiores, las telecomunicaciones y la química.

“Siempre les dije que hiciesen lo que les gustase. Cuando podían, me ayudaban, pero sus formaciones no tienen nada que ver con el negocio y, si me pasase algo, no quiero dejarles este papelón. Liquidar una tienda no es fácil”, indica Teresa, que cumplirá 65 años en unos días. “Me encuentro bien y tengo la posibilidad de poder jubilarme”, apostilla. Ella es enfermera: estudió en Santiago y volvió a Vigo en 1981. “Echaba una mano a mi padre, José León Escobar, en la tienda mientras trabajaba como enfermera. Cuando me dieron plaza en el Meixoeiro, al abrir el hospital, tuve que decidir y me quedé con los zapatos”, recuerda.

Escobar también tuvo presencia en Camelias, donde abrió en 1994 y se mantuvo hasta finales de 2009. “Falleció mi padre y, con una sola tienda, me llegaba”, indica Teresa. Antes, en 1937, Máximo fundó una fábrica de zapatos en la tienda de Colón. En 1942, José León y Mito, hijos de Máximo, se incorporaron al negocio familiar. En 1949, le dan un giro al negocio familiar: se orienta principalmente a la venta al por menor, pasando a ofrecer un artículo de nivel medio-alto. En 1969, José León Escobar diseña su propia colección de zapatos y es, a la vez, el diseñador y coordinador de moda de Simora Shoe & CO., una empresa creada por los mejores fabricantes de calzados españoles para exportar a Estados Unidos.

Echará de menos los viajes a Milán

Teresa asegura que echará de menos los viajes a Milán, “de un fin de semana”, adonde iba acompañada por uno de sus hijos. También los de Madrid. “Veía a colegas de otras ciudades e hice amistades. Salir de casa para ir a un país diferente me permitía recargar las pilas y volver renovada”, asevera antes de destacar que, ahora, intentará “recolocar la cabeza un poco”. “A ver cómo me enfoco; seguiré yendo al gimnasio, algo que aconsejo a todo el mundo, leeré y viajaré adonde no he podido ir. Soy muy activa”, asevera.

Entre los recuerdos que le costará olvidar, están los de la época de la pandemia, momento en el que el negocio “dio un bajón”. “El sector ha cambiado mucho; antes, venía muchísima más gente”, destaca. Otro de los factores que indica: el comercio electrónico. Serán otros los que se enfrentarán a estos desafíos. Teresa se jubila. Y con merecimiento. “Ha sido todo un placer. En nombre de toda mi familia: nos hemos sentido siempre muy acogidos”, finaliza.

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