La esencia de Cabral sabe a pan de millo

Más de 6.000 personas disfrutaron de la XXXV romaría en el parque de Cotogrande

Música tradicional, sardinas asadas, pulpo a feira y mucho pan entre caballos

Una multitud continúa con la tradición en el parque forestal de Cotogrande.

Una multitud continúa con la tradición en el parque forestal de Cotogrande. / JOSE LORES

Pocas delicatessen son tan sencillas como la empanada de millo y, sin embargo, esta masa tan de casa es la representante de la tradición gallega desde la parroquia viguesa de Cabral. Allí, cada año desde hace 35, el monte comunal acoge la Romaría do Pan de Millo, un encuentro multitudinario y familiar, donde las sardinas a la brasa y el pulpo á feira se degustan con tragos de viño do país en cunca. Y sí, se puede tomar café de pota. Una verdadera maravilla en mitad del bosque para celebrar el final del verano.

La última edición congregó ayer entorno al parque forestal de Cotogrande a más de 6.000 personas. Tiradas sobre telas comiendo y charlando, sentadas en las mesas habilitadas o postradas alrededor de las barras, para hacerse con una ración de cuatro o cinco sardinas de las 1.800 que se asaron, disfrutaban de uno de los últimos días de agosto.

Gente disfrutando en familia.

Gente disfrutando en familia. / JOSE LORES

Conciertos, bailes y música tradicional, acompañaron el día con el distintivo toque folklórico de esta romería. “Todo empezó porque queríamos inculcar en los chavales la tradición de nuestra cultura. Y que entendieran que pertenecían a un lugar especial donde merecía la pena quedarse”, recuerda Juan Sanlés, comunero y uno de los apoyos sin los que esta fiesta no se celebraría. Habla también de lo importante que era mostrar un camino a esos adolescentes que tan cerca tenían la droga en aquellos tiempos. Mecánico naval, lleva “media vida fuera” y hoy, ya retirado, “puedo disfrutar de la fiesta”. Para él significa mucho, pues sus hijos (hoy mayores) forman parte de esa primera generación que aprendió a tocar la gaita cuando aún el Centro Cultural y Recreativo de Cabral (organizador del apreciado evento local junto a los comuneros, propietarios del monte donde se celebra desde hace años este evento gastronómico) no tenía un techo.

Muestra de productos de la tierra.

Muestra de productos de la tierra. / José Lores

“Eran tan buenos que actuaron en Luar (RTVG) y viajaron con un grupo que llevaba el nombre del monte que les vio crecer, Cotogrande”, cuenta emocionado Juan mientras muestra sus tomates enormes en la exposición de ‘productos da terra’ que hay habilitada. Cestas perfectamente decoradas a base de verduras y hortalizas, junto alguna que otra calabaza gigante. Lustrosas, parecían de porcelana, pero al acercarse el olor a campo las delataba. “Este año ha sido bueno para los pimientos, mira cómo están. Pero no para los tomates, demasiado calor no es bueno. Se estropean”, lamenta Juan mientras coge uno de los tres únicos que ha podido traer, el calor provoca “la peste” en los tomates, cuenta.

Zona rica en maíz, hace más de 30 años que los vecinos de Cabral comprendieron que si hacían una xuntanza tendría que ser a base de pan de millo. “No vas a encontrar otro pan como este, que está hecho como se hacía en casa”, espeta orgulloso Eduardo Comesaña, presidente del Centro Cultural nada más soltar el micrófono. Desde él, avisaba que aún quedaban sardinas bien calientes y que la tarde estaría amenizada por los grupos locales de canto ‘Loureiro Verde’ y de gaitas ‘Cotogrande’, que calentarían motores antes de la aparición en escena de la banda de pop rock, ‘Argonat Band’. Porque los que saben, aseguran que este es el único pan de Vigo que conserva la esencia de la tradición “porque no lleva nada de harina, solo centeno, por eso tiene ese sabor”, afirma Lucía, hija de Eduardo Comesaña y fiel defensora de los ritos de su parroquia. Como la presencia de caballos allí por donde se mirase.

Pan de millo hecho sin harina, al estilo tradicional.

Pan de millo hecho sin harina, al estilo tradicional. / JOSE LORES

“En esta zona de Galicia, es común que la gente tenga ‘burros’ (caballo de monte) para trabajar la tierra. Vienen hasta aquí en ellos y les dejamos libres entre los árboles, como están acostumbrados a vivir”, explica Juan Salnés.

Así, el monte de Cabral recogía la esencia pura de la zona. Con niños jugando allá donde llegaba la vista, chicas ataviadas con el traje ‘de guardar’ o gala tradicional gallego y miembros de alguna de las bandas que actuaron por la mañana, aún con traje de chaqueta y corbata verde. Y las amazonas y jinetes, con sus características botas camperas de romería. Entre quienes se repartieron más de 1.500 kilos de pan de maíz y 2.500 de empanada de millo, según los organizadores.

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