“En este edificio nací y ahora es una ruina”

Una de las propietarias del edificio incendiado de Sanjurjo Badía, que estaba en obras de rehabilitación, duda de que el autor fuese el okupa asentado allí y pide a la Policía que explore más vías de investigación

Marta Fontán

Marta Fontán

“Aquí nací yo y ahora es una ruina”. Celia Manzanero Lago es copropietaria, junto a unas familiares, del edificio okupado de la calle Sanjurjo Badía de Vigo que el sábado fue protagonista de un voraz incendio que, según ha determinado la Policía Nacional, tuvo un origen intencionado. Esta construcción de bajo y tres plantas fue levantada en 1958 por los abuelos de esta mujer arquitecta técnica de profesión y, en cumplimiento de un requerimiento de la Gerencia Municipal de Urbanismo del Concello derivado de un Informe de Evaluación de Edificios (IEE), en la actualidad se encontraba en plenas obras de rehabilitación de cara a solventar los severos problemas estructurales que presentaba.

“La cubierta amenazaba colapso, los forjados y la estructura estaban en mal estado y había que actuar también en zonas comunes como patios y fachadas...; los trabajos estaban muy avanzados, al 80%, y solo quedaba por reparar la escalera y entrar en el primer piso... Llevaba ya invertidos unos 80.000 euros entre obras, arquitecto y tasas municipales y ahora todo ha sido pasto de las llamas”, se lamenta esta viguesa asentada en Madrid que, a raíz del incendio, viajó a la ciudad olívica para comprobar in situ el alcance de los daños.

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R. V.

Fue ayer por la mañana cuando, con prudencia por el estado que presenta, Celia entró en el edificio acompañada por un hermano, Víctor, que también viajó a Vigo a causa del siniestro, y del constructor que se encargaba de las obras. Las llamas destruyeron el tejado recién reformado, así como el segundo y el tercer piso, siendo el primero, donde vivía el okupa, el menos afectado. El incendio se originó en la planta baja, junto al cuadro de contadores, donde, según pudieron comprobar los bomberos, se acumulaban efectos como ropa, restos de una lavadora o un neumático. Testigos relataron que vieron a alguien abrir el portal y arrojar algo hacia el interior antes de que ocurriese todo. Dada la virulencia del fuego, que subió hasta el techo por el “efecto chimenea” tiñendo de negro y destruyendo las viejas escaleras de madera, la sospecha es que se utilizó algún tipo de sustancia acelerante.

Investigación

La investigación policial apunta como posible autor de los hechos al okupa que estaba allí instalado y que, de hecho, iba a ser desahuciado hoy mismo –la fecha se había fijado antes del incendio– como consecuencia del procedimiento judicial civil emprendido por las otras dueñas del inmueble. Celia, que también presentó denuncias policiales y había impulsado por su parte una causa judicial penal por dicha usurpación, considera sin embargo que el okupa no es el autor de los hechos y solicita por ello a la Policía Nacional que explore también otras vías de investigación, para lo cual, de hecho, prestó testimonio en calidad de denunciante el domingo en las dependencias de la comisaría viguesa.

“Estoy convencida de que él no fue”, afirma esta mujer, señalando que el hombre –que llevaba instalado en el edificio al menos desde 2022– había manifestado su intención de irse una vez la asistente social le encontrase una solución habitacional y que incluso les había dejado notas manuscritas a los obreros, que, dada su presencia allí, no podían completar los trabajos por el peligro que eso representaba. “Os pido por favor que aguantéis un poco y ya os quedáis trabajando sin problemas”, les manifestó en uno de esos escritos.

“En este edificio nací y ahora es una ruina”

La nota que el okupa dejó antes de producirse en incendio avisando de que se iría / Alba Villar

A la espera de lo que determine la investigación policial, Celia, que es dueña de aproximadamente el 75% del edificio, afirma que, pese al grave contratiempo económico que le ha supuesto el incendio, tiene la intención de seguir en su objetivo de rehabilitar el inmueble, no solo para cumplir con el requerimiento municipal consecuencia de la IEE, sino también para destinar al alquiler en el futuro la parte de la que ella es propietaria. “A lo que no dejo de darle vueltas es a lo que hubiese ocurrido si el fuego nos sorprendiese dentro a mí y a mi hermano”, reflexiona. Esta mujer cuenta que antes de lo ocurrido ya tenían la intención de viajar a Vigo para comprobar el estado de la rehabilitación. “Si nos pilla dentro habríamos muerto; la única forma de escapar eran las escaleras y por ahí precisamente subió el fuego”, concluye.

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