Ribera Salud defiende cobrar por usuarios adscritos pero teniendo en cuenta sus edades

Destaca que el 30% de las 125.000 tarjetas públicas asignadas a Povisa son de mayores de 65 años | Una de las propuestas es cobrar diferentes tarifas por tramos etarios | El gerente del hospital apuesta por un acuerdo este año

Trabajadoras del servicio de Urgencias de Povisa

Trabajadoras del servicio de Urgencias de Povisa / Alba Villar

El Hospital Ribera Povisa lleva ocho años consecutivos de pérdidas en su balance de cuentas. Su actual gerente, José David Zafrilla, lo atribuye principalmente al concierto “desequilibrado” que les une al Servizo Galego de Saúde (Sergas), el cliente que le aporta el 70% de su facturación. Sin embargo, está convencido de que llegarán a un acuerdo para hacerlo “sostenible” y confía en que sea “pronto”. Cuenta que el grupo está cómodo con el modelo de cobro por usuario adscrito, al que se cambió en la firma del acuerdo vigente, en 2014, en vez del pago por actividad que regía hasta entonces. Lo que no le gusta es la tarifa pactada, que no tiene en cuenta el mayor peso de los mayores de 65 años entre la población del sistema pública que atienden en la calle Salamanca. En esto se centran ahora las negociaciones.

Zafrilla explica que, cuando Ribera Salud tomó las riendas de Povisa, en diciembre de 2019, sabían “que el concierto con el Sergas era desequilibrado”. “Con el conocimiento de las dos partes de ese desequilibrio, pensamos que tenemos que colaborar”, señala y asegura que hay “ánimo negociador”. “Vamos a llegar a un acuerdo que va a aportar valor a Galicia, a Vigo y al Sergas”, asevera.

El pacto pasa por mantener el pago por tarjeta sanitaria adscrita. “Es un buen modelo”, defiende el también director de operaciones del grupo y señala que está teniendo “éxito” en Madrid, la Comunidad Valenciana, Cataluña o Andalucía. “Pensamos que podemos aportar valor al Sergas con este modelo capitativo, que ya existía y en el que ya estábamos trabajando antes de entrar en Povisa”, indica.

¿Y cómo hacen para que en otros territorios no sea deficitario? Zafrilla apunta a que el problema está en que el 30% de los alrededor de 125.000 usuarios que tienen de la red pública son mayores de 65 años, los que más consumen. Eso son diez puntos más que en la media de los hospitales gallegos y quince más que en otras comunidades menos envejecidas. Además, en el centro de la calle Salamanca no atienden población infantil del Sergas, que gasta menos. Así es que los 540 euros que cobra por persona –poco más de 500 ajustando el IPC sanitario– considera que se quedan cortos.

Poner diferentes tarifas según la edad “sería una de las soluciones”. “Estamos en mesa de negociación con todas las variables tanto las que desde el grupo aportamos, como desde el Sergas”, señala y subraya que son conversiaciones “muy profesionalizadas” y “con gente de alto nivel”. “Si tuviera que apostar”, él lo haría a que el acuerdo llegará para evitar el inicio de una segunda prórroga anual, la última posible, a partir del 1 de septiembre.

¿Y si no es así? ¿Povisa aguantaría otro año con este concierto? “Estamos en una situación complicada, sí. Porque hemos seguido invirtiendo en las personas, con esta actualización de sueldos que es un gasto importante. Estamos en riesgo, no por el hospital, sino por la pérdida de talento. Los profesionales y, sobre todo, los de alto nivel, tienen que ver futuro para apostar por el proyecto”, responde.

Son “conscientes de que todos los problemas tienen varias vías de solución”. Trabajan también en reforzar la actividad privada y en la eficiencia de los procesos.

“Aunque estemos en pérdidas, no renunciamos a dar lo mejor a las personas que eligen Povisa”

José David Zafrilla

— Nuevo gerente de Ribera Povisa y Director de operaciones del Grupo Ribera Salud

JOSE DAVID ZAFRILLA, GERENTE

JOSE DAVID ZAFRILLA, GERENTE / ALBA VILLAR

Recuerda cómo Povisa se incorporó en Ribera Salud solo tres meses antes de la pandemia. Él estaba en ese equipo de integración, pero llegó el primer caso de COVID, en un hospital del grupo en Madrid, y lo mandaron para allí. “Fue una situación compleja, con 400 ingresados, 60 críticos y capacidad para un tercio”. Luego se hizo cargo de toda la atención a la pandemia en el grupo y, con la ola remitiendo, aterrizó en Vigo en octubre, en una Gerencia transitoria, hasta la llegada al puesto del doctor Rafael Cabadas, que le acaba de devolver el testigo. Ahí conoció sus “cimientos, profesionales y procesos”. Y la recuerda como la época “más feliz” de su carrera.

–¿Está de paso o ha venido para quedarse?

–Este año para mí es muy importante: cumplo 50 años; Povisa cumple 50 años; y cumplo 20 años en Ribera. De todos los cargos en el grupo, el proyecto en el que más feliz he sido fue Povisa. Mi ánimo es quedarme.

–¿Va a compaginar el cargo con el de director de operaciones del grupo?   

–Sí. Tal y como lo tenemos concebido en Ribera es ser gerente de gerentes de los hospitales. Estamos en cinco comunidades. La idea es seguir con esa coordinación.

–¿No abruma la labor de ambos cargos?

–No. Creo que además puede contribuir a Povisa esa responsabilidad directa en el grupo. Povisa es un puntal y un pilar del grupo, pero tener ese acceso directo a información y un escalón menos en la toma de decisiones creo que es bueno.

–El nuevo director financiero, la directora de enfermería, que lleva algo más, y usted proceden del grupo. ¿Eso implica renovación para el hospital?

–El ánimo del grupo es que no tocar aquello que funciona, apostar por el localismo. Contribuye tener gente que conoce los cimientos, la ciudad, la sociedad en general. Estos cambios han sido dos decisiones personale y hemos cubierto con lo que pensábamos que era mejor para Povisa. Pensamos que lo que necesita en este momento es una relación directa cercana y una agilidad en la toma de decisiones. Para una transición de dos personas tan importantes nos parecía que había que tener menos riesgos.

–¿Por qué Povisa necesita “una relación directa cercana y agilidad de decisiones”?

–Una estructura de 50 años de historia tiene rigideces. A veces, incluso choques culturales. Cuando tomas una decisión sin conocer el día a día, puede ser cuestionada o que no se corresponda con la realidad. Que la dirección de operaciones pueda ver y tomar esas decisiones creo que es bueno para los profesionales que están aquí y para el grupo en general.

–¿La entrada del grupo francés Vivalto Santé en el accionariado, en la práctica, cómo afecta a Povisa?

–No hubo cambios en el accionariado de Povisa. El accionista es Ribera, que se incorporó a Vivalto Santé de mano de los socios fundadores del grupo Ribera. Es muy bueno. Comparten valores: el paciente como eje de todo, cuidar a los profesionales y la tecnología para la mejor atención posible. En el día a día, a Povisa no le afecta en nada.

–¿El grupo prevé seguir creciendo en Galicia?

–La idea es que sí. Somos el segundo grupo hospitalario en España y queremos seguir creciendo, especialmente en las comunidades en las que podemos aportar valor, como Galicia.

–¿Están tanteando alguna otra compra?

–Sí, estamos viendo muchos proyectos en Galicia y en toda España. En general, los servicios sanitarios privados van a crecer en toda España por el efecto postCOVID y el efecto crisis. Han cambiado las prioridades de las personas y han puesto la salud en otro foco más prioritario y los gobiernos creo que pueden utilizar la sanidad privada para esa colaboración público privada como una herramienta de eficiencia y de hacer las cosas con sentido y eficacia.

–¿Qué papel juega Povisa dentro del grupo?

–Es el hospital privado más grande de España. Desde la primera semana de integración, lo que vimos es el talento, la excelencia técnica y científica del hospital. Estamos haciendo ya proyectos integrados, de atención al paciente crónico, a patologías específicas o de procesos y los líderes son profesionales de Povisa. En el sistema nacional de salud son conocidos y respetados. Son ejemplo para el grupo y nos marcan tendencias.

–Decía que una de las prioridades del grupo es cuidar a los profesionales. Médicos denuncian que está habiendo una fuga progresiva por las condiciones de trabajo. ¿Es así? ¿Tienen alguna medida?

–El COVID ha cambiado a los ciudadanos y a los sanitarios. Tanto en hospitales privados, públicos como público privados está esta sensación. ¿Pero cuántos profesionales se están yendo de Povisa en los últimos 10 años? No hay una diferencia grande, pero hay sensación de cansancio y necesidad de motivación. Invertimos en tecnología, en formación, en un proyecto asistencial que puede marcar tendencia y referencia. Y mejoramos las condiciones. Povisa tiene un convenio muy bueno. En algunas categorías, de los mejores que hay en SNS. Aún así hemos mejorado porque ha cambiado también la sociedad y los precios. Y estamos trabajando con los representantes de los médicos en una carrera profesional.

–Con el resto de la plantilla ya pactaron una subida salarial. ¿Con los médicos también?

–Sí. La misma, pero en la carrera profesional tenemos que avanzar

–Con un acuerdo in extremis consiguieron parar la huelga, pero aún le faltan flecos para cerrar el convenio.

–Es una prioridad para el grupo.

–¿En qué nuevos proyectos asistenciales trabajan?

–Muchos. Por ejemplo, disminuir la variabilidad en la práctica clínico. Hemos priorizado los oncológicos y, dentro de ellos, los del área de la mujer. Tenemos uno programa de atención Integral desde el cáncer de mama a la citología de revisión.

–¿Y unidades de nueva creación?

–La cartera es muy amplia. Trabajamos en mejorar los actuales y, pendientes de la autorización del Sergas, para otros. Algo que nos motiva es el paciente crónico y trabajamos en herramientas con nuevas tecnologías como asistentes virtuales, inteligencia artificial... Luego Ribera puede estratificar a la población por riesgo y decirle a cada grupo qué le hace falta. Una medicina predictiva y personalizada

–¿Para todo esto van a incorporar tecnología?

–Lo estamos haciendo. En los más de 15 millones de euros que terminaremos el ejercicio invirtiendo en Povisa, ha habido reformas, pero también nueva tecnología, quirúrgica y de bases de datos o inteligencia artificial. Aunque estemos en pérdidas, no vamos a renunciar a dar lo mejor a las personas que eligen Povisa. Son nuestra vocación.

–¿Las listas de espera están controladas?

–A 14 de junio no tenemos ningún problema. Hemos mejorado en algunas especialidades, en Oftalmología y Trauma, donde estábamos en el límite del objetivo de 60-65 días.

–Pasaron del bajón de la pandemia a operar incluso viernes de tarde y sábados.

–El crecimiento de la sanidad privada en toda Europa, y los tres meses sin actividad programada no prioritaria por pandemia y, a veces, el colapso de Primaria ha creado una sobredemanda justificada en los hospitales. Este fin de semana se ha operado a 30 pacientes de Traumatología en Povisa. Es un éxito de organización y compromiso de los profesionales

–¿Cuántas operaciones pueden hacer ahora al año?

–Manejamos cuatro grandes magnitudes: 106.000 urgencias al año, más de 425.000 consultas, 17.500 altas de hospitalizados y 24.300 intervenciones. Estamos alrededor de un 12% más que en 2021 y por encima del 2019. En el primer cuatrimestre, un 4,22% más.

–¿Las pérdidas económicas del hospital solo se deben al concierto?

–Somos conscientes de que todos los problemas tienen diferentes vías de solución. La más importante es el desequilibrio que hay en la financiación del concierto con el Sergas, pero también estamos trabajando en el desarrollo de la atención privada y en la eficiencia de los procesos. Una estructura de 50 años tiene ineficiencias y estamos trabajando en ello desde la tranquilidad y el consenso.

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