Entrevista | Depedro Cantante y compositor

“Galicia me demuestra su cariño cada vez que voy, tiene algo especial y cosmopolita”

Jairo Zabala estrena este viernes el Festival Terraceo en el Mar de Vigo colgando el cartel de ‘sold out’ con su último disco

Depedro durante una actuación en el Mar de Vigo en 2019.  | // M. G. BREA

Depedro durante una actuación en el Mar de Vigo en 2019. | // M. G. BREA / Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

La música y la voz de Depedro volverá a unir los dos lados del Atlántico en un marco incomparable. Jairo Zabala (Madrid, 1973) pone en marcha el Festival Terraceo con el cartel de “no hay billetes” desde hace más de un mes.

Querido en cada una de sus visitas a Galicia y siempre en la búsqueda de nuevos ritmos o amigos que le acompañen en su gira, el compositor madrileño presentará su último disco de estudio “Máquina de piedad” (2021) este viernes 12 a las 21 horas sin renunciar a otros de sus himnos en la terraza del Auditorio Mar de Vigo.

–¿Cómo está viviendo esta primera gira tras la pandemia?

–Muy bien, y eso que llevo 30 años de gira. Es parte del oficio, quizás es lo más bonito. Es para ver si lo que haces tiene algún sentido.

–Se le ha presentado como uno de los cabezas de cartel del Terraceo y ha hecho sold out en tiempo récord. ¿Es una responsabilidad añadida?

–No lo sé, estoy abrumado. Este año en Galicia es una tierra que me demuestra su cariño cada vez que voy y yo creo que es una responsabilidad para cada vez que estoy intentar hacerlo lo mejor posible. Tiene que pasar algo especial para ello.

– Sí que es cierto que tiene una muy buena acogida, ¿puede ser por la fusión de sonidos a ambos lados del Atlántico o es más por la cultura musical que hay?

–Algo tiene que haber porque Galicia siempre ha tenido en su historia ese viaje constante afuera y volver, y traerse de vuelta lo aprendido. Hay gallegos por todo el mundo y tienen esa mirada más cosmopolita. No lo había pensado nunca, pero sí que algo tiene que haber.

–¿Se siente como en casa entonces?

–Dentro de poco me nacionalizo gallego, hay algo que a mí me llama también. No sé si es por el litio o algo magnético. Pero nuestra tierra ha sido uno de los países más mestizos, ha pasado todo tipo de culturas y en Galicia es igual.

–¿Qué temas o influencias musicales le inspiraron para esta “Máquina de piedad”?

–La diferencia es que en este los contenidos líricos, en la letra, hay más incidencia en las experiencias conscientes, el darle valor a lo que pasa a mi alrededor y pasarlo bien.

–¿Qué repertorio lleva en esta gira? ¿Hay alguna canción que haya rescatado por petición del público?

–Tocaré del disco nuevo porque después de un año presentándolo ves como las canciones aguantan en el repertorio, a veces no crecen pero en este caso sí. Pero tocaré también de las clásicas porque si no acabo en el pilón. Es el caso de El puñal, que es calladita y pequeña, está creciendo mucho.

–¿Cuál es el mejor momento de cada concierto o gira?

–No es un tópico, pero es el que viene. Porque me asombra, soy consciente de lo extraordinario que es que la gente pague la entrada por verte. Cada concierto tiene ese carácter único porque realmente lo es y puede cambiar. En algún momento puedes perderlo, tener una respuesta diferente. Seguramente sea el Terraceo.

–Ha hecho de las colaboraciones una de sus señas de identidad. ¿Hay miedo en el mundillo a traspasar géneros?

–Están muy de moda. Yo siempre lo he hecho, la música es un diálogo. Me encanta ver qué pasa con mi música en manos y ojos y bocas de otro. Lo consideramos normal, es algo que se comparte y se toca con otras personas, para mí es algo muy natural. En muchas ocasiones enriquece y me gusta verlo, desde luego.

–¿Alguna versión o género que le haga ilusión?

–Muchos. Acabo de volver de Madagascar y tengo que estudiar un género, el tsapiky, y estoy como loco. Siempre hay algo por descubrir o incorporar. Evidentemente uno nunca puede darle profundidad a un género musical ya hecho, pero sí puedes incorporar aires y refrescos en su discurso musical.

–¿Vamos a ver entonces a un nuevo Depedro que sea hispanoafricano tras la versión latinoamericana?

–Uf, no lo sé. El siguiente disco que está en proceso mira mucho a Latinoamérica. Por sangre me toca, pero de ahí mucho discurso musical viene de África.

– Ya le hemos visto en salas, con discos en acústico y directos, festivales... ¿Qué le queda?

–Queda mucho hombre, me queda el disco de boleros (ríe). Ojalá la vida me deje mantener mi estilo de vida que es tocar y hacer esto de manera sostenible. Seguir aprendiendo y disfrutando del cariño que me da el público y en este caso el gallego.

–Pero aún es joven incluso si lo comparamos con otros mitos del rock que siguen girando.

–Soy consciente de que todo se acaba, el cariño sé que no se va a acabar porque siempre antes de todos los conciertos lo hay. Gracias a que soy consciente de que hay un final en todo lo disfruto aún más.

–¿Cuál es el último disco que le ha emocionado o con el que ha conectado especialmente?

–No es de rabiosa actualidad, tiene 2 o 3 años. Se llama Drama de Rodrigo Amarante.