Una huida hacia la libertad

El director de una biblioteca pública de Moscú que escapó por negarse a destruir libros LGTBI rehace su vida en Vigo | Vladimir Kosarevsky está escribiendo un libro para documentar lo ocurrido en su país

Vladimir Kosarevsky en una biblioteca viguesa.

Vladimir Kosarevsky en una biblioteca viguesa. / RICARDO GROBAS

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Fue la gota que colmó el vaso, la que agotó su paciencia, porque sabía que si seguía aquella orden, si destruía aquellos libros, lo siguiente fácilmente podría ser la consigna de asesinar a gente en la guerra, “¿y tendría que estar de acuerdo con eso también?”, se preguntaba. No lo dudó y procedió a falsificar documentos sobre la destrucción de los libros de temática LGTBI que se enumeraban en aquella lista negra, y les que buscó refugio en cajas que posteriormente escondió en un almacén. Y tomando aquella decisión, además de pronunciarse en las redes sociales al respecto de una nueva ley discriminatoria contra las personas LGTBI, harto de callar y a sus 39 años de edad, el director de la biblioteca pública Anna Akhmatova de Moscú, Vladimir Kosarevsky, sabía que en el fondo estaba siendo obligado a escoger la vida, la libertad y la seguridad frente a su trabajo, a su familia y a sus amigos, porque no podía continuar mucho más tiempo en su país, algo que comprobó en el momento en el que empezó a ser presionado por sus superiores: “Me pidieron que eliminara mis posts, de lo contrario, me despedirían y posiblemente me enviarían al Donbass para restaurar las bibliotecas destruidas, es decir, me enviarían a la guerra. Ahí me di cuenta de que mi vida en Rusia había llegado a su fin, que la prisión o el frente serían lo siguiente”.

La Biblioteca Teatro Afundación de Vigo es uno de los lugares en los que Kosarevsky está escribiendo el libro en el que cuenta su historia.

La Biblioteca Teatro Afundación de Vigo es uno de los lugares en los que Kosarevsky está escribiendo el libro en el que cuenta su historia. / RICARDO GROBAS

El 6 de enero de 2023 huyó de Rusia dejando atrás a cinco sobrinos a los que echa mucho de menos, pasó unos días en Armenia y voló a Madrid para terminar en la comunidad gallega “por casualidad”. Fueron unos amigos suyos, que vivían en Ferrol, los que le recomendaron que intentara rehacer su vida en Galicia y, tras pasar un tiempo en el albergue Padre Rubinos, en A Coruña, el pasado 2 de marzo Kosarevsky llegaba en tren a Vigo. “Vigo me gustó a primera vista. En contraste con el ritmo frenético de la gran metrópoli (Moscú), donde vivía, la gente es amable y servicial. El clima aquí es genial: mucho sol, mucha vegetación. El océano está muy cerca, es fascinante, me encanta estar al aire libre, me gusta caminar por todas partes y explorar la zona”, cuenta tras sus primeras semanas de contacto.

Estoy muy contento porque la comunidad bibliotecaria local me ha apoyado

Como no podía ser de otra forma, entre libros es donde Vladimir Kosarevsky se encuentra más cómodo y seguro y, en tan solo un mes y medio, la Biblioteca Teatro Afundación y la Biblioteca Pública Municipal Xosé Neira Vilas de Vigo se han convertido en un refugio para él, ya que allí es donde pasa parte de su tiempo trabajando en un libro con el que pretende documentar lo ocurrido en su país en 2022 y 2023, así como relatar su periplo hacia la libertad. Kosarevsky comenta que “hasta ahora parece un diario documental, pero tal vez destine este material a un texto de ficción. Para mí es muy importante documentar todo lo ocurrido y publicarlo en ruso, español e inglés”.

Con respecto a la acogida en la ciudad olívica, en donde la ONG Accem le asignó de urgencia un piso, dentro del sistema de acogida para solicitantes de Protección Internacional del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, este antiguo bibliotecario ruso y firme defensor de la comunidad LGTBI asegura que está “muy contento de que la comunidad bibliotecaria local me haya apoyado” y anuncia que lo han invitado a dar dos conferencias en los próximos meses de mayo y junio, teniendo en cuenta su experiencia durante 14 años en la biblioteca pública Anna Akhmatova de Moscú y de la que era director desde hace siete.

A la espera del permiso oficial de trabajo, que calcula que llegará a finales de agosto, Vladimir Kosarevsky explica que ya está estudiando para aprender el idioma y, para ello, todos los días va a clases y también practica en casa a través de una aplicación en su teléfono móvil. Y es que tal y como reconoce, “aunque estoy bastante activo en la ciudad, a veces me siento solo porque no saber el idioma es una barrera enorme que de momento no puedo superar”.

Me interesa participar en las fiestas locales porque puedo conocer la cultura y las tradiciones de aquí

En su corta estancia en Vigo, Kosarevsky ya ha tenido la oportunidad de tomar el pulso cultural de la ciudad y también de disfrutar de la Reconquista y de la Semana Santa, lo que, según apunta, “me interesa mucho porque al participar en las fiestas locales puedo conocer la cultura y las tradiciones de aquí. También me gusta visitar el Museo MARCO y el Museo del Mar, además de pasar mucho tiempo al aire libre, porque me encanta la naturaleza, el mar y la montaña. Tengo suerte de que Galicia sea rica en esto, a veces camino 20 kilómetros al día, grabo en mi teléfono lo que veo en mis paseos y hablo de la vida local en mis redes sociales”.

A la hora de recordar la situación en su país, este bibliotecario ruso afirma que además del terror de la guerra de Ucrania, dentro de Rusia “comenzaron procesos horribles como la represión, juicios de personas que hablaron en contra, censura y nuevas leyes discriminatorias, como la que se aprobó a finales de 2022”. Asimismo, con respecto al conflicto bélico, Vladimir Kosarevsky asegura que “el 24 de febrero de 2022 es una fecha negra en nuestra historia. Mi abuela nació en Ucrania, tengo parientes allí y en Vigo los refugiados ucranianos van a clases de español conmigo, hablo mucho con ellos. Quiero dedicar parte de mi libro a sus historias, a todo lo que tuvieron que afrontar cuando empezó la guerra, al miedo que pasaron, al estrés que sufren ahora, separados de sus familias y seres queridos, de su patria. Incluso creo que necesito aprender ucraniano para hablar su mismo idioma".

En Vigo los refugiados ucranianos van a clases de español conmigo. Quiero dedicar parte de mi libro a sus historias

En este sentido, Valdimir señala que "probablemente los ucranianos nunca podrán perdonar a los rusos por esta guerra. Enormes números de vidas arruinadas, ciudades y pueblos destruidos. Cada día leo las noticias con horror, esperando más atrocidades de Rusia, y cada día espero que este sea el último día de la guerra, quiero creerlo, pero la guerra no termina, se multiplican los crímenes". Asimismo, Kosarevsky añade que a los ucranianos con los que habla le comentan que "les duele que los rusos no hayan detenido a Putin y la guerra, que los rusos sigan viviendo sus vidas tranquilas y mesuradas: yendo a cafés con amigos, yendo de vacaciones a Crimea, disfrutando de la vida mientras los misiles vuelan hacia edificios residenciales, destruyéndolos al igual que escuelas, maternidades, casas de cultura. Los ucranianos no pueden perdonarnos esto", y tras esta última afirmación, el antiguo bibliotecario concluye diciendo: "Quiero pedir perdón a la gente por los crímenes de mi país". 

Vladimir Kosarevsky en Porta do Sol.

Vladimir Kosarevsky en Porta do Sol. / RICARDO GROBAS

Un régimen "cómodo" para la violencia y el odio

"Ser gay en Rusia es muy difícil y peligroso. Si eres gay, te pueden insultar, humillar, multar, pegar e incluso matar. Se han dado muchos casos de este tipo. El Estado, en lugar de proteger a todos sus ciudadanos, independientemente de su condición social, religiosa, racial o de cualquier otro grupo, crea un entorno cómodo para la violencia y el odio". Así de contundente es Vladimir Kosarevsky a la hora de abordar la realidad a la que, al igual que él, tiene que enfrentarse la comunidad LGTBI en su país natal. El antiguo director de la biblioteca pública Anna Akhmatova de Moscú asegura que el régimen actual de Putin "incita a la gente a la violencia", indicando que "al adoptar leyes y políticas discriminatorias, nuestro régimen político saca lo más bajo e inhumano de las personas, lo más oscuro que hay en ellas".

Ser gay en Rusia es muy difícil y peligroso. Se crea un entorno cómodo para la violencia y el odio

Por otra parte, Kosarevsky también afirma que, desde hace muchos años, "bajo el gobierno de Putin y su equipo, Rusia aplica una política agresiva y depredadora contra los Estados vecinos; ha habido muchos conflictos militares en Georgia, Armenia y Ucrania, donde Rusia ha participado activamente. Desde 2014, tras la toma de Crimea, Rusia ha aterrorizado continuamente a Ucrania, desatando allí una guerra civil en las regiones de Donbass y Luhansk".

Siendo consciente de la realidad, cuando piensa en la familia que ha dejado atrás, Vladimir Kosarevsky no puede evitar en sentir gran preocupación, especialmente por sus cinco sobrinos. Este ciudadano ruso refugiado en Vigo explica que, el año pasado, su hermano Mikhail falleció a causa de un cáncer y a la menor de sus hijos, Anya, no la llegó a conocer. En la actualidad, sus sobrinos viven con su madre en Rusia y Vladimir cuenta que "siempre les ayudé, les apoyé todo lo que pude. Ahora me encuentro en una situación en la que yo mismo necesito apoyo, pero mi objetivo es adaptarme rápidamente, encontrar un trabajo y volver a ayudar a mis sobrinos".

Kosarevsky es muy consciente de lo que ha tenido que llegar a renunciar, pero también de los motivos que lo han llevado a ello. Desde Vigo, en donde le espera una nueva vida a partir de ahora, concluye diciendo que "puede que lo haya perdido todo: mi trabajo, mi familia y mis amigos, mi casa, pero he ganado mi libertad y mi seguridad; me siento mucho más libre aquí, y me resulta muy duro pensar que mis sobrinos nunca podrán sentir eso".

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