Las “huellas” de los petroleros en Vigo

La arribada del “Minerva Nounou” pone el foco sobre este tipo de embarcaciones de malos recuerdos para el litoral gallego por buques como el “Aegean Sea” o el “Prestige”

La arribada del superpetrolero Minerva Nounou ha vuelto a poner el foco sobre este tipo de embarcaciones de nefasto recuerdo para el litoral gallego, pero que hasta finales del pasado siglo su fondeo en plena ría era poco menos que habitual por distintos motivos: desde reparar averías menores hasta relevar tripulaciones, aunque lo más frecuente era que lo hicieran para guarecerse de los temporales. Eran otros tiempos y los efectos de las mareas negras sufridas en las costas de Galicia por buques como el Aegean Sea o el Prestige estaban aún lejos de consumarse –a pesar de contar con numerosos precedentes–, y tras ellas, la normativa para que este tipo de mercantes entraran en Vigo se volvió mucho más estricta hasta el punto de que, salvo causas de fuerza mayor, hoy no se permite a ningún mercante fondear en el interior de la ría y, en el mejor de los casos, tan solo se le consiente echar el ancla en el fondeadero de Cíes.

Los buques-tanque que sí venían con mucha frecuencia a Vigo –varios a la semana– a desembarcar combustibles derivados del petróleo que traían sobre todo de la refinería de A Coruña, pertenecían a la flota de la antigua CAMPSA –acrónimo de la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos–, empresa mixta estatal y privada, creada a partir de la ley del monopolio de petróleos en 1927 durante la dictadura de Primo de Rivera. Los depósitos en tierra donde se almacenaba el combustible que era desembarcado fueron desmantelados en los pasados noventa y estaban ubicados en la zona donde hoy arrancan las instalaciones de la terminal de contenedores, en Guixar. Con la desaparición de esta terminal –hoy el combustible llega a Vigo desde A Coruña a través de un oleoducto subterráneo de 155 km de longitud–, también dijo adiós al puerto de Vigo el tráfico petrolero. Los mayores buques que operaron en esta terminal serían los Campomayor, Campeador y Campodola, cuyas esloras superaban ligeramente los 200 metros. Más frecuentes aún eran las visitas de los Campobubla, Campomiño, Campoverde, Campobierzo, y otros muchos que navegaban bajo los colores de la flota de CAMPSA que en los últimos años ochenta sumaba más de 30 unidades de distinto porte, la mayoría de alrededor de 150 metros de eslora.

El “Campocriptana”.  | // F.D.G.

El “Campobierzo" en el muelle. / F.D. Guerrero

Pero sería en febrero de 1981 cuando las descomunales proporciones del nuevo súper-petrolero español Monica Maria tomaban fondeo en la ría a la espera de órdenes. El gran buque, sin duda el mayor petrolero que haya hecho escala en Vigo hasta hoy, conseguía atraer como un imán la mirada de los habitantes de la ría nada más arribar y pronto se convertiría en blanco de cámaras y comentarios tanto de la población local como de los turistas que viajaban a las Cíes o que cruzaban la ría durante los dos años que permaneció fondeado. Si el petrolero que el pasado domingo llegó a Vigo con una avería mide 254 metros de eslora por 44 de manga, el Monica Maria superaba su eslora en 87 metros y en 10 su manga. Y aunque Vigo recibió grandes petroleros en escalas de tipo técnico durante la segunda mitad del siglo XX, ninguno llegaba a alcanzar los 300 metros.

Vista desde el puente del “Monica Maria”.   | // F.D.G.

Vista desde el puente del “Monica Maria”. / F.D.G.

Construcción salida de gradas del histórico astillero ferrolano ASTANO y entregado oficialmente en noviembre de 1978, el nuevo buque entraba de lleno en la clasificación ULCC (Ultra Large Crude Carrier). Contaba con una capacidad de carga de 364.000 toneladas y unas medidas de 342 metros de eslora por 54 de manga y 29 metros de puntal por 22 de calado máximo. Su rol estaba compuesto por medio centenar de tripulantes, de mayoría vasca. Durante su estancia en Vigo, algunos de ellos traerían a esposas e hijos a conocer el barco, pasando días a bordo donde los entonces niños hoy cuentan en un foro abierto en la página web elcartapaciodegollum.com experiencias inolvidables como las de haber aprendido a nadar en la piscina del barco y, como dice uno de los foristas “todos los días eran una aventura cuando los hijos de los oficiales jugábamos en el laberinto del puente. Íbamos al gimnasio, a la sala de cine, etc. Correr por la cubierta era una yincana”. Otro asegura que “lo más impresionante era el salón bar que tenía de todo, mesa de villar etc. y el ascensor que te llevaba a la sala de máquinas, impresionante motor y las vistas de la ciudad desde la sala de mandos o ponerme en la proa y ver pasar los barcos de pasaje que iban a Moaña, parecían barcos de juguete”.

El "Monica Maria" en diciembre de 1982

El "Monica Maria" en diciembre de 1982 / F.D. Guerrero

El Monica Maria fue un barco que desde sus comienzos dejó tras de sí una estela de incertidumbre y mala suerte. Por entonces, su armadora, la bilbaína Naviera Letasa, atravesaba graves problemas económicos que motivaron la demora en la entrega del buque varios meses. Tras tan solo dos viajes al Golfo Pérsico para cargar crudo, en enero de 1981 fue enviado a Cádiz para limpiar fondos. Letasa ya se había declarado en quiebra y el barco una vez abandonó el astillero andaluz fue derivado a Vigo a la espera de acontecimientos. Finalmente, dos años más tarde, el Monica Maria dejaba de formar parte del paisaje marítimo vigués tras ser vendido a la armadora griega Canaria Maritime Corporation, que lo renombraría Canaria. El mal fario del todavía joven petrolero se consumaría durante su escala en una estación petrolera iraní a donde había acudido a cargar crudo, cuando en noviembre de 1985 era alcanzado por un misil Exocet lanzado desde posiciones iraquíes durante la guerra entre Irán e Iraq. Con el Canaria herido de muerte, su única salida posible era el desguace, hacia donde fue remolcado dos años más tarde rumbo a una empresa de desguaces de Taiwán. Pero aquí no acabaron las desgracias del otrora imponente petrolero, ya que durante su desmantelamiento, una explosión acabó con la vida de 14 operarios. 

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