Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Puerto busca un frente común contra los botellones con Concello, Policía y Xunta

Recuerda que la seguridad ciudadana es competencia municipal y el gobierno local subraya que la Praza da Estrela es término portuario

Un trabajador del servicio de recogida de basura, en la Praza da Estrela tras Halloween. MARTA G. BREA

Evitar la celebración de botellones, prohibidos por ley. Es el ambicioso objetivo que tienen entre ceja y ceja las instituciones públicas y los agentes sociales de la ciudad. Con ese fin, Jesús Vázquez Almuiña, presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo –tiene la competencia sobre la Praza da Estrela y el entorno, la zona más habitual de aglomeraciones nocturnas–, Jesús Vázquez Almuiña, convocará en los próximos días una nueva reunión de coordinación en la que participará la entidad que encabeza y representantes del Concello, Policía Autonómica –dependiente de la Xunta– y Policía Nacional. También les preocupan estas aglomeraciones a los vecinos, que ven necesario educar a los jóvenes desde edades tempranas para concienciarles sobre los problemas de estas prácticas, así como los trabajadores del servicio de recogida de basura, que abogan por reforzar la presencia de contenedores mientras no se consigue su erradicación.

Los botellones han vuelto a la agenda pública a raíz de la noche de Halloween, en la que se celebró una aglomeración importante en la Praza da Estrela, con presencia incluso de menores de edad. Este céntrico espacio y el entorno amanecieron con aspecto de vertedero: botellas de plástico y cristal, latas de cerveza, cajetillas de tabaco, bolsas de plástico y cartón y hasta cristales. Horas antes, fue escenario de peleas y tres jóvenes tuvieron que ser atendidos por intoxicaciones etílicas. Los hosteleros y el ocio nocturno volvieron a poner el grito en el cielo para poner solución a este problema, que viene de antiguo y supone un contratiempo no solo para este sector, también para los vecinos e incluso los turistas, que se encuentras postales desagradables en puntos de paso obligado.

Vázquez Almuiña deja claro que, a pesar de que la Praza da Estrela y su entorno próximo al mar es término portuario, esta administración no tiene competencias en materia de seguridad ciudadana, pero sí el Concello “sin perjuicio de la posible colaboración de las fuerzas de seguridad del Estado” y de la Autoridad Portuaria. “El mantenimiento y limpieza de este espacio corresponden al Puerto toda vez que el convenio fue incumplido por el Concello. Estamos preocupados por este fenómeno: por las molestias que causa a los vecinos, pero también por la salud de los jóvenes que participan y la seguridad ciudadana. Por este motivo, convocaremos una reunión de coordinación para analizar qué puede hacer cada administración en el marco de la legalidad. En época de pandemia, se cerraban las zonas habituales de botellones para evitarlos, queremos ver si se puede hacer eso”, reflexiona antes de indicar que es un tema que afecta a todos. “Tenemos que encontrar medidas preventivas y alternativas”, añade, a la vez que explica que las cámaras de la Praza da Estrela “sirven para otras actuaciones”: “Es difícil ponerle solución a la aglomeración cuando ya está establecido”.

Concello y vecinos

El Concello, preguntado por la situación vivida en la Praza da Estrela en la noche de Halloween, responde que “tiene lugar en zona portuaria, por lo que es el Puerto el que debe articular sus medidas”. “En zona portuaria, responde el Puerto, salvo que haya un problema de orden público, que actúa la Policía Nacional y/o Local”, indica. “En esa zona, teníamos un convenio que el Puerto rompió y dejó sin efecto. Ahora, la zona está muy mal, sucia y debe responder el Puerto, dado que fueron ellos los que rescindieron el convenio”, apostilla.

Desde la Asociación Veciñal e Cultural Casco Vello de Vigo, relacionan la organización de botellones con la “falta de alternativas de ocio” para la juventud en Vigo, así como de civismo. A su vez, critican que no haya medios suficientes para minimizar las consecuencias de estas aglomeraciones: servicios, más papeleras y contenedores, y un control de la seguridad: no dejar pasar con botellas de cristal, por ejemplo. Creen que la solución es la educación: concienciar a los jóvenes sobre los problemas del consumo de alcohol y las drogas. “Es un problema que deben resolver todas las administraciones. Llevamos toda la vida con este problema. A corto plazo, esto no se va solucionar prohibiendo”, apuntan.

También insiste en la importancia de la educación de los jóvenes Rufino Santalices, presidente del comité de empresa de FCC, la empresa encargada de la recogida de basura y limpieza de la ciudad –no de la Praza da Estrela, que corresponde al Puerto, no al Concello–. “Hace casi 30 años, propusimos al Concello dar charlas nosotros en los centros educativos”, recuerda. Es consciente de que los botellones se celebran de forma puntual, pero cree conveniente tener una previsión para prepararse, por ejemplo, con más contenedores. De todos modos, asegura que la colocación de más medios no solucionará el problema de la suciedad del todo. “La juventud, cuando está de fiesta, se olvida del civismo. Es complicado controlar estos comportamientos si la Policía no está muy encima”, indica antes de destacar que, para los trabajadores, acudir al día siguiente a limpiar los deshechos del botellón es peligroso por la presencia de cristales: “Exige ir con más cuidado, es una tarea más difícil”.

La propuesta de Marea de Vigo para evitar los macrobotellones se basa en recuperar programas de ocio alternativo y ampliar las zonas de saturación acústica en la ordenanza.

Establecer “botellódromos”, mayor control policial o alternativas de ocio

¿Cómo se puede conseguir que los jóvenes dejen de organizar botellones? Es una pregunta que se han hecho cientos de veces los responsables de las instituciones públicas. Son conscientes de que, a pesar de que están prohibidos –no se permite beber alcohol en la vía pública, por lo que los agentes podrían multar–, es un objetivo muy difícil de lograr a corto plazo, pero se ven en la obligación de proponer ideas porque suponen un grave problema para la ciudadanía: ruidos, suciedad o vandalismo. Es más, hasta puede afectar directamente a los gobiernos municipales: el Ayuntamiento de Málaga fue condenado por un juzgado de lo Contencioso-Administrativo después de recibir denuncias vecinales por ruido.

El tribunal destacó en su escrito que “brillaba por su ausencia una intervención de inspectores municipales o de agentes de la Policía Local”. En ciudades de tamaño similar a Vigo, como Gijón o Valladolid, se relacionó la erradicación del botellón con el aumento de la oferta de ocio nocturno –locales adaptados a estos jóvenes– y el refuerzo policial con sanciones, respectivamente. El Defensor del Pueblo de Barcelona fue un paso más allá y propuso este mismo año establecer botellódromos en espacios en los que el ruido no afecte a los vecinos. Madrid optó por sacar a la calle a más agentes para alejar a los menores. Otra opción: impedir el acceso de gente a zonas en las que habitualmente se generan aglomeraciones nocturnas para beber alcohol.

Compartir el artículo

stats