El Álvaro Cunqueiro ha sido punto de vacunación frente al COVID-19, prácticamente, desde que en los últimos días de 2020, como un regalo de Navidad, llegara la que por aquel entonces era la única esperanza a la que aferrarse en una pandemia que discurría ya por su tercera ola. De hecho, en los últimos tiempos, era el único espacio activo. Pero nunca había acogido una citación tan grande como la que tiene ahora con la campaña de la cuarta dosis frente al SARS-CoV-2 y la vacuna antigripal en mayores de 80 años. Son 3.000 personas las que están convocadas cada día, desde ayer y hasta el día 16, incluidos fines de semana y festivos.

Para ello, el Servicio Galego de Saúde (Sergas) ha montado un nuevo dispositivo. Ha colocado en el hall del hospital nueve boxes de vacunación, en los que se rotarán 25 profesionales de Enfermería. Para agilizar la circulación de los convocados –de 8.30 a 21.30 horas–, ha n dispuesto personal ya en los accesos rodados y se ha reservado una buena cantidad de plazas de aparcamiento en la planta -2, a la altura de los ascensores más próximos a la zona de vacunación –los A–. Personal de información guía desde este sótano a los citados. El embudo se produce para acceder a los elevadores. Muy pocos son los que se encuentran en condiciones para subir a pie las escaleras y un buen porcentaje acude en silla de ruedas o solicita allí una.

“Vinimos antes de lo que tocaba porque tengo que trabajar”

Eva, José Ramón y José - 89 y 87 años

Ya en el hall, ayer por la mañana, la circulación de los que acudieron a pincharse era muy fluida. Allí estaban Eva Rodríguez Rodríguez, de 89 años, y su cuñado José Núñez Fernández, de 87, de Tomiño, que llegaron hasta el Cunqueiro gracias al yerno de ella, José Ramón Estévez. Ellos hubieran preferido que fuera “más cerca”, en el centro de salud, pero “no pasa nada”. “Es la generación de la resignación”, destaca José Ramón. Fue un trayecto de 45 minutos que ajustaron a sus posibilidades más que a la cita que recibieron. Como José Ramón tiene las mañanas de los viernes “más libres” y suele llevar a José al sintrom, ya aprovecharon y fueron después los tres hasta Beade. Unas horas antes de lo que le tocaba a él y dos días antes, ella. No les pusieron ni el más mínimo problema. “Máxima flexibilidad”, respondía el supervisor de Enfermería.

“Siempre me pincharon en el ambulatorio. Esto es un rollo”

Carolina y Susana - 92 años

También Társela Lorenzo, de 82 años, y Carlos Sánchez, de 84, adelantaron su vacunación ya que la próxima semana no están. Este matrimonio del centro de Vigo también prefiere su centro de salud, pero acepta ir hasta allí en autobús.

Más le costó a Carolina Vega, de 92 años, a la que siempre le habían vacunado en su centro de salud y ayer tuvo que llevar su nieta Susana.

“Nos vacunaron en un centro de salud, en el Ifevi y ahora aquí”

Ascensión y José Manuel - 86 y 87 años

Ascensión Bravo y José Manuel Cacheiro, de 86 y 87 años, ya han probado todos los puntos de vacunación: ambulatorio, Ifevi y Cunqueiro. Como todos, prefieren el primero, pero no les ha importado ir en autobús hasta Beade. Los dos estuvieron ingresados por COVID pocos días después de la primera dosis y confiesan que lo pasaron tan mal que se pondrán todas las dosis que les digan. “¿Puedo ir a Samil por la tarde?”, le pregunta a Alba Feijóo, la enfermera que con mucha destreza la vacuna. También es muy diestra conduciendo a las personas. “Es que vengo de Pediatría, donde siempre hay mucho que negociar”, explica.

Esto se realiza en Beade mientras ya que el Ifevi está ocupado por Conxemar. El día 17 se trasladarán allí y, hasta mediados de noviembre, está previsto citar allí a 39.000 septuagenarios y 48.000 sexagenarios. Hasta el día 16 están citados en el Cunqueiro los mayores de 85 –unos 18.000 mayores no institucionalizados en el área– y los de 80 a 85 años –sobre 14.000–. Los que no puedan desplazarse hasta allí, se les ofertará ir al centro de salud o a sus domicilios –según el caso– en la repesca. Ayer, Enfermería ya acudió a 700 casas de mayores. En las residencias, el 97% de los usuarios se puso la antigripal y más del 91%, el refuerzo COVID. Esta última cita es más baja por la obligada espera tras un contagio.