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Gran Vigo

La vida (mejor) de renunciar al coche

Ya sea en bici, patín o monociclo, hay alternativas al automóvil para ayudar al entorno

Luis (monociclo), Ánxel (bicicleta) y Bernardo (patín) pasean con el resto del grupo en sus medios de transporte habituales. // RICARDO GROBAS

Nunca es tarde para aparcar la contaminación y no hay mejor fecha para hacerlo que el Día Mundial Sin Coche. Celebrado ayer, 22 de septiembre, tiene como objetivo principal reducir el uso de este vehículo en los trayectos cortos. Una jornada simbólica que, a modo de concienciación, como muchas otras, busca devolver al ciudadano de a pie la responsabilidad medioambiental que muchos han descuidado con la llegada del motor y los carburantes. A los que no les falta esta necesaria sensibilización es a vigueses como Luis Vaamonde, Ánxel López o Bernardo Rey, quienes bicicleta, monociclo o patín eléctrico en mano evidencian que la urbe olívica es una ciudad cada vez más sostenible.

Reunidos en las proximidades de Venezuela, cerca del Concello, festejaron ayer con sus respectivos medios de transporte una celebración que se remonta a 1973, cuando se limitó el acceso a las reservas de petróleo en distintos países europeos y comenzaron a surgir nuevas ideas para desincentivar el uso del turismo a gran escala.

En su caso, ya sean tradicionales o futuristas, los métodos que utilizan para desplazarse contribuyen de igual forma a mejorar (o no deteriorar) el entorno que les rodea: diferentes alternativas a la hora de ayudar a la madre tierra, por donde pasan a una o dos ruedas con el leve zumbido de la brisa que genera su movimiento.

Luis, que quizás use el menos convencional de todos, reconoce en declaraciones a FARO que las claves de su vehículo pasan por la sencillez y la agilidad. “No tiene mandos. Es muy manejable, pequeño, compacto, y su relación peso potencia es muy buena. Sube las cuestas muy bien. Para una ciudad como Vigo es un vehículo bastante fácil de gestionar en este sentido”, manifiesta el hombre.

La I Bicicletada por la Movilidad tuvo ayer una exitosa acogida en la ciudad. Organizada por Vigo Ciclábel con motivo de la Semana Europea de la Movilidad, partió desde el Olivo del Paseo de Alfonso XII a las 20.00 horas y duró aproximadamente 60 minutos, tiempo durante el cual los asistentes --varias decenas-- llevaron a cabo un recorrido sencillo hasta Praza de Compostela: destino final del este viaje (SOS)tenible. // J. LORES

Pese a tener ciertos contras, como que “requiere cierto dominio” y lleva tiempo hacerse a su funcionamiento, se imponen todos los pros que conlleva. “Son muchos”, indica, poniendo como ejemplo que no tiene que perder tiempo buscando aparcamiento y, evidentemente, no gasta en gasolina para que el aparato se ponga a andar.

“Te diviertes. Es práctico. No contaminas. No molestas a nadie, porque circulas correctamente por el carril que te corresponde cumpliendo las normas básicas, y ya está: así de simple”, sentencia, destacando que lo utiliza para prácticamente todo, desplazándose en él para ir al trabajo pero también cuando sale o realiza algún recado.

Ánxel se inclina más por la bicicleta. A falta de coche y sin necesitarlo, resalta que su modo de desplazarse no es solo más económico, sino también más ecológico y “saludable”. “Aunque tengo un seguro de responsabilidad civil es mucho más barato que uno de coche”, indica por su parte, haciendo hincapié –como Luis– en que “es muchísimo más divertido”.

“Los estudios dicen que hasta ocho o diez kilómetros es más rentable”, apunta sobre su transporte frente al turismo, resaltando que se ahorra toda clase de atascos que se producen como consecuencia de su masificación en las carreteras. “Hay algún conductor que tiene poco respeto”, matiza como punto negativo, pero ahora también hay “más ciclistas en la calle”.

A ojos de Bernardo, que desde 2018 se mueve en patín eléctrico, el ahorro se impone en todos los ámbitos al emplearlo para moverse. “Gasto menos tiempo y tengo más libertad de movimiento”, explica, comentando que cargarlo solamente cuesta 40 céntimos por cada 100 kilómetros: un coste 10 veces menor que el coche que menos puede llegar a consumir.

Caminar, lo mejor

Entre todas las alternativas, la mejor para el medio ambiente y la más natural es –evidentemente– caminar. Buena fe de ello daban los múltiples viandantes que ayer paseaban mientras Luis, Ánxel y Bernardo enseñaban a FARO sus vehículos. Algunos como Adrián Domínguez –que sacó su PassVigo para recordar que el transporte público es otra buena opción– no dudaron en sumarse a la foto que puede verse encima de estas letras, mientras otros como Xoán Torres dejaban claro que andar es la mejor manera de llegar a los sitios. “Contribuyo a reducir las emisiones y el ruido”, señalaba. Un tema de “conciencia ecológica” que para él está “más que decidido”.

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