¡Qué osadía literaria la mía, qué ilusas pretensiones ! Pretendí dedicar mis lecturas de verano a los autores vigueses cuyos libros se arraciman en mi mesa, como los pacientes en los ambulatorios del Insalud. Escribí que atacaría el libro de Chiño Barral, Cruzados polo Camiño (Galaxia), luego el de Santi Ferragud, Todo chega desde o mar (Medulia) y después el de mi colega Manu Orío, que acaba de lanzar Ocho perros (Encuentro). Estamos en agosto, me lié por medio con el interesantísimo El periódico de María Ramírez (la hija de Pedro J.), un opúsculo de Polibio sobre El ejército romano y encima compré el otro día en la feria del libro de Vigo Contra el enemigo de la República… desde la ley, que describe todas las medidas del gobierno republicano en 1936 para contener el clima de violencia generado, a partir de la sublevación, en la retaguardia republicana, tomadas las calles por milicias armadas, justicieros de clase, delincuentes o matones, según dice el autor, Javier Cervera (como en el otro bando). Con tal ensalada de libros inesperados por medio ¿cómo voy a dar cuenta de los autores vigueses? Pero es que, aún peor….

De copiloto con Juan Castro

Aún peor porque el otro día me hice más de 400 kms de copiloto de Juan Castro, en ese descapotable suyo en el que acabamos el viaje con un radical moreno obrero, de cuello hacia arriba y codos hacia abajo, tras cuatro horas bajo el sol en carretera (paradoja: en un descapotable solo coges moreno obrero). Y es que en el asiento posterior de su coche encontré su tercer libro, que ahora sumo a los de Chiño, Santi y Manu, vigueses que tengo en espera. El de Juan Castro se titula Y ahora Susito, el nieto de Dios, y es una novela de humor con personajes celestiales por medio, editado en Avant Narrativa. Para no ser objeto de la ira divina, Castro advierte en el prólogo que esta novela no pretende ser irreverente con religión alguna, sino solo obtener alguna sonrisa. Ya me había hablado de este libro Begoña Castro, la hermanísima, cuando le compraba yo en su tienda, Kilómetro Cero (Elduayen,5), un vaporoso vestido playero “yellow submarine” para una rubia. El caso es que ahora tengo pendiente a Juan Castro.

Y San Roque en fiestas

No para aquí la cosa porque las fiestas de San Roque, que comienzan el próximo día 15, me han obligado a leer estos mismos días el libro La romería de San Roque en Vigo, escrito por Enrique Caride para sintetizar la historia secular de esta fiesta, la más antigua romería urbana de Galicia. Felicitaciones a todos los presidentes de la Hermandad, que han mantenido el espíritu de esta fiesta que por vez primera de su historia de siglos estrena pregonero y preside Ana Caride. Una presidenta de la Irmandade de San Roque que en cabeza una directiva de cuatro mujeres, terceras y cuartas generaciones de romeros.

El clan Rivas. ¡Cáspita, pero si son los Rivas! Ahí los veis, en torno al padre padrone Silverio Rivas (el de sombrero), en su taller tudense de San Juan de Páramos, donde hace años destapé con él un Canónigo Areal de Julián González. Yo recuerdo que en agosto de 2019 tuvieron su primer encuentro y luego el covid les obligó a posponer el segundo hasta hoy, pero ahí están 37 de la familia que consiguieron hilvanar sus fechas libres para reunirse en torno al artista, desplazados desde lugares como Londres, Barcelona, Madrid, A Coruña, Bergondo, Santiago de Compostela, Santa Uxía de Ribeira, Gondomar… ¿La comida? Repleta de viandas muy típicas de la cocina gallega, además de un arroz de mariscos. Palabra de Cristina Rivas, que me lo contó desde la alegría de su corazón trasplantado.