Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El ahorro energético lleva el “apagón” a Vigo entre interrogantes y malestar

Hosteleros y comerciantes censuran en su mayoría las medidas que limitan temperaturas y oscurecen antes los escaparates de la ciudad

Escaparates del centro totalmente a oscuras pasadas las 22.00 horas, como obliga el nuevo Real Decreto. José Lores

“Yo sé lo que puedo gastar. No me tiene que venir nadie, ningún político, a decir lo que tengo que gastar. Creo que apagar los escaparates no entra donde yo tenga que recortar, porque al fin y al cabo es una minucia. ¿Qué puedo ahorrar? ¿Cincuenta céntimos cada mes?”. A ojos de Ricardo Sanjuan, gerente de D3 Inmobiliaria, las medidas de ahorro energético –impulsadas por el Gobierno de Pedro Sánchez– tendrán consecuencias sobre los negocios locales. En su caso, hace tiempo llevaron a cabo “una inversión importante” con el propósito de mejorar la iluminación de sus expositores y así abaratar los costes. Pero poco duraron sus paneles led de bajo consumo, que ahora también deberán ennegrecerse antes. “Por la calle transita gente de noche y es cuando esos anuncios consiguen llamar su atención”, dice, evidenciando su total malestar por las nuevas limitaciones.

Las primeras normas del RDL 14/2022, de 1 de agosto, entraron este miércoles en vigor en toda España, sintiéndose con fuerza en pequeñas y grandes localidades: entre ellas, Vigo. A partir de ayer, el alumbrado de los escaparates privados debe cortarse a las 22.00 horas. También el de los edificios públicos que se encuentren desocupados. La directriz, que la pasada jornada sumergió a la ciudad olívica en un temprano apagón, no afecta no obstante a las luces decorativas de los monumentos (salvo que también sean inmuebles gestionados por administraciones (ya sean locales, provinciales, autonómicas y estatales) que estén vacíos.

“Yo sé lo que puedo gastar. Nadie tiene que venir a decirme lo que debo hacer”

Ricardo Sanjuan - Gerente de D3 Inmobiliaria

decoration

Para Jorge Giráldez, encargado de la tienda de manualidades Arte y Cerámica, ha sido relativamente fácil adaptarse a esta medida, pues solo han adelantado los temporizadores sin realizar ningún desembolso extraordinario para acondicionar su comercio. Cree que el escaparate luce igual, las calles están bien iluminadas y no debería ser un problema.

Es de los pocos que opina así. Para Vanesa Barros, trabajadora de Motoelite, las medidas energéticas que ayer entraron en vigor son “tonterías”. Así las denomina también Paula Landesa, de Karkashian, establecimiento que vende accesorios para teléfonos móviles, aunque en su caso habla de “estupideces”. “En los edificios públicos aún pueden ahorrar algo, pero las empresas ¿Qué ahorramos? Si la mayoría ya estamos ahorrando al no dar para pagar la luz”, subraya la primera. La segunda, por su parte, se enfoca en el invierno, cuando Vigo acogerá a miles de turistas y curiosos con motivo de su ya tradicional alumbrado de Navidad: “Cada uno es libre para decidir si quiere tener la luz de sus escaparates hasta las doce, la una, las dos o las tres de la mañana”. Sus quejas se suman a la mayor inseguridad que podría llegar a percibirse en determinados lugares que no cuentan con luz pública suficiente y ahora se quedarán sin la poca privada que albergaban.

Junto al apagón generalizado, este miércoles comenzaron a aplicarse las limitaciones relacionadas con la temperatura del aire, que en los recintos calefactados (aquellos con calefacción) no puede ser superior a 19 grados y la de los recintos refrigerados (con aire acondicionado) no deberá ser inferior a 27 grados.

Las restricciones térmicas se aplicarán en el interior de los establecimientos habitables que estén acondicionados, situados en los edificios y locales destinados a uso administrativo (incluyendo plantas o zonas de oficinas, vestíbulos generales y zonas de uso público), comercial (tiendas, supermercados, grandes almacenes, centros comerciales y similares) y cultural (teatros, cines, auditorios, centros de congresos, salas de exposiciones y similares), así como en establecimientos de espectáculos públicos y actividades recreativas, restauración (bares, restaurantes y cafeterías) y transporte de personas (estaciones y aeropuertos). Además, deberán tener una humedad relativa comprendida entre el 30 % y el 70 %.

Una empleada de Casa Cerralbo abriendo la puerta del local. Alba Villar

Respecto a los topes en el termostato, Lucía Fernández no piensa que puedan afectar a la experiencia de sus clientes. “Por lo menos aquí en Galicia”, señala la encargada de Casa Cerralbo, entre jamones y demás embutidos. Recordando que “llevamos días con 18 grados en Vigo”, afirma que las medidas están bien “siempre y cuando todos pongamos algo de nuestra parte. Porque hace falta”.

“Las medidas están bien siempre que todos pongamos de nuestra parte”

Lucía Fernández - Empleada en Casa Cerralbo

decoration

Al contrario, César Sánchez-Ballesteros, presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra (Feprohos) y de Empresarios de Hospedaje de Pontevedra (Asehospo), indica que el ahorro energético que impulsa el Ejecutivo de Pedro Sánchez “no es una normativa que se haya consensuado pensando en el sector”. “El principal consumo de nuestros establecimientos no es la ventilación: son frigoríficos, campanas extractoras, congeladores, freidoras… Podríamos estar haciendo un plan renove para que fuesen más eficientes. Sería realmente fácil”, manifiesta. Censurando que el Real Decreto Ley “es un disparate”, asevera que no hace mucho les pedían medidores de CO2 y airear sus negocios. Ahora es al revés: “Es bastante irrisorio. Si se quiere hablar de eficiencia energética tendríamos que hablar de eso, no de limitaciones a las temperaturas”.

En la zapatería Nexo Dadá, no es el calor o el frío lo que más preocupa, sino precisamente las puertas automáticas. Tal como resalta José Cendón, la entrada en vigor de esta norma les supondrá “un gasto importante” al tener que instalar este mecanismo para que las mismas se cierren solas: “Entre todo serán 4.000 euros”.

La dependienta de Motoelite activando su termostato. Alba Villar

La medida, que no considera exclusiones salvo que la legislación de seguridad vinculada al edificio o local impida cumplir esa obligación, deberá acatarse antes del 30 de septiembre y no tiene fecha fin para su cumplimiento: como los límites de las temperaturas o el apagón de los escaparates, vigentes hasta el 1 de noviembre de 2023. Hasta esa fecha, los inmuebles a los que afecta la limitación térmica deberán informar, mediante carteles o el uso de pantallas, de las medidas que han adoptado y que contribuyen al ahorro energético, algo que comenzará a aplicarse desde el próximo 2 de septiembre.

Compartir el artículo

stats