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El comercio, desconcertado ante las medidas de ahorro energético: “Nadie nos cuenta nada”

La gran mayoría ha adoptado restricciones en los últimos meses ante la escalada de los precios de la luz / ”Haces una inversión, pones aire y ahora no sabes qué hacer”, lamentan

Las tiendas constatan la falta de información sobre las medidas de ahorro. | // RAFA VAZQUEZ

A horas de la entrada en vigor del real decreto ley para el ahorro del consumo de energía el desconcierto era unánime entre los pequeños comerciantes de Pontevedra. ¿Eso de apagar las luces? Se pregunta la profesional del establecimiento de alquiler de vehículos a pedal Rodas Galicia, en la calle Riestra, “sabemos solo lo que vemos en la televisión, pero ni cuando ni fechas”.

La falta de información es la frase más repetida en las tiendas y ni uno solo de los consultados tiene conocimiento de las medidas que se implementan a partir de hoy. A unos metros de Rodas Galicia, en el comercio de golosinas Recreo su responsable traslada a FARO que “ni hemos recibido información ni tampoco me he informado porque el escaparate no lo tengo encendido y el aire pocas veces lo enciendo”.

Es una de las profesionales que reconoce haber adoptado medidas de ahorro energético tras la escalada del precio de la luz. En su caso paga “el doble exactamente que hace un año”.

Sucede exactamente lo mismo en la tienda de calzado Pasarela, en la calle Peregrina. “Nadie informa de nada, mi cara lo dice todo”, explica desconcertado su propietario, un veterano cuya tienda cumple 21 años y que destaca que “lo que antes pagaba de luz en dos meses ahora lo pago en uno”.

Ante la escalada de los precios de la luz “ahora tengo alguna lámpara apagada”, señala, y vigila mucho de qué luminarias “se puede prescindir a lo largo del día”. Antes la tienda contaba con “un temporizador para las luces de fuera y el letrero”, mientras que ahora ilumina “lo mínimo”.

Las dos medidas que entran en vigor en estos momentos son la regulación de la temperatura de el interior de los establecimientos y el apagado de los escaparates durante la noche. Se trata de un primer paquete de instrucciones, ya que el decreto contempla que estos locales dispongan a partir del próximo mes de septiembre de puertas y sistemas automáticos (que pueden consistir en un simple brazo que evite que estén siempre abiertas) para mejorar la eficiencia energética. Son las dos medidas que provocan más críticas porque podrían resultar costosas para los comercios.

El decreto contempla que estos locales dispongan a partir del próximo mes de septiembre de puertas y sistemas automáticos (que pueden consistir en un simple brazo que evite que estén siempre abiertas). Es la medida que provoca más críticas

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La normativa establece que en los edificios y locales de pública concurrencia, es decir que se destinen a usos administrativo y comercial (como supermercados, grandes almacenes, tiendas o centros comerciales), uso cultural, espectáculos públicos, actividades recreativas y hostelería, así como estaciones y aeropuertos, se vigilará la calefacción y el aire acondicionado.

Así, la temperatura del aire en los espacios con calefacción no podrá superar los 19 grados. Por su parte, en los espacios refrigerados esa temperatura del aire no será inferior a los 27 grados, limitaciones que estarán en vigor hasta el 1 de noviembre de 2023.

El apagón de los escaparates debe hacerse efectivo desde las 22 horas, y también la iluminación de edificios públicos que a esta hora estén vacíos. Tanto Diputación como Concello esta misma semana un programa de medidas que incluyen, entre otras, el apagado de su sedes o la supresión de iluminaciones conmemorativas en sus sedes.

Y si a los veteranos los pillan por sorpresa novedades desconcierto es máximo en la tienda de zapatillas y otros equipamientos deportivos Dequip, que abrió sus puertas ayer en la calle Gutiérrez Mellado. Su responsable es otra de las que lamenta que “no se nos ha informado de nada”. En su caso “estuvimos leyendo por internet pero no sabemos qué hacer, por lo pronto el aire no lo vamos a poner nada”.

En su primer día de trabajo, la joven se reconoce “completamente desconcertada: haces una inversión, pones aire acondicionado y la luz del escaparate y ahora no sabes qué hacer”. Como los restantes comerciantes, lamenta que “falta muchísima información. Si se pudiese hacer más lo haríamos, pero no sabemos”.

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