A priori suena como una actividad extraescolar más, pero cuando conoces “Son das flores”, la orquesta y coro del CEIP Vicente Risco descubres el enorme trasfondo que esconde: acercar la música a un barrio desfavorecido de la ciudad, el Barrio das Flores, y dejar que las notas el ritmo y los acordes, con todo su poder, actúen sobre los niños y niñas en situación de vulnerabilidad social que residen en él. Tanto peso tiene la integración en el proyecto que los 33 niños que lo conforman son de 14 nacionalidades diferentes, siendo solo 5 de ellos de origen gallego.

La integración social ya tiene su BSO

Esta función es el alma del proyecto en el que llevan trabajando estos alumnos bajo la batuta de Sandra Fernández, la profesora de música del centro, desde inicio de curso. “Ha sido un recorrido que va más allá de la música, tiene una clara función social y pedagógica. Buscábamos una transformación social a través de la orquesta; un recurso lúdico para las tardes, para que en lugar de estar ociosos tuvieran un aliciente en el que fomentar la tolerancia, la integración, este trabajo en grupo y sobre todo, el respeto y la empatía”, cuenta Fernández.

Instrumentos de cartón

Todo arrancó en octubre, al inicio de este curso escolar. “Carecíamos de instrumentos, por lo tanto el objetivo primero era que ellos mismos ejercieran de luthiers y se construyeran sus instrumentos, con cartón, plásticos, cuerdas de Nailon... La idea era crear una zona de ocio saludable, que cuando vinieran disfrutasen de una actividad lúdica y afectiva donde lograsen adquirir valores como la creatividad y la sensibilidad”, amplía la docente.

Los alumnos, en un instante de la actuación ALBA VILLAR

En el CEIP Vicente Risco son poco más de 100 alumnos entre Infantil y Primaria, un colegio pequeño pero acogedor y familiar, en el que llegaron a participar en esta orquesta la mitad de todo el alumnado. “Tuvimos 44 participantes porque era completamente inclusivo; todo aquel que quisiera entrar tenía un sitio. Primero, por el COVID tuvimos que haber varios grupos, pero finalmente pudimos juntarlos a todos y hacer este gran coro. Actualmente somos 33 porque al tratarse de un barrio con mucha población inmigrante, es habitual que se den cambios de cole por cambios de domicilio”, razona Fernández.

Sin financiación

Este proyecto salió completamente adelante sin más ayuda que el altruismo del propio centro y sus docentes, que participaron de él fuera del horario lectivo. “No tengo más que palabras de agradecimiento para todos y cada uno de ellos que colaboraron con “Son das flores”. No teníamos ningún tipo de financiación y contamos con la buena voluntad de la gente, de los padres, abuelos, y también algún negocio como Ópera Prima que nos echó una mano con los instrumentos”, cuenta la profesora.

Implicación

Y es que en marzo, pasaron de emplear violines, violas, violonchelos y contrabajos de cartón a auténticos de madera. “Al principio ellos mismos, con la voz, simulaban el sonido de los instrumentos, se esforzaron mucho y también las familias, que encontraron un lugar donde pasar tiempo de calidad con ellos. Ver toda esta implicación fue hermosa”, explica Sandra.

Los alumnos, en su actuación ALBA VILLAR

Ya con sus instrumentos de verdad pudieron descubrir cómo tocarlos, sus partes y este aspecto pedagógico que también se buscaba con el proyecto musical. Tanto fue así que ayer, en el Auditorio de Teis, dieron su primer concierto ante decenas de familias y amigos, y un asistente sorpresa: el alcalde de Vigo, Abel Caballero, quien no dudo en aplaudir a los niños sobre el escenario. “Es un proyecto al que no vamos a dejar de lado. Tenemos que ser quienes de que estos niños y niñas a través de estos proyectos tengan una opción singular y entretenida y un gran momento de formación”, pronunciaba el regidor al comienzo del concierto.

Valores

Así, dirigidos por Sandra Fernández, los 33 niños engalanados con sus camisetas de “Son das flores” subieron al escenario no solo para hacer música, sino para ser ejemplo de la educación en valores y la educación emocional, aspectos clave para romper con el círculo de la pobreza y los aspectos socioemocionales que la perpetúan generación tras generación.

Las ovaciones no dejaron de sucederse al igual que la sonrisa y felicidad en la cara de los niños que lograron vencer esta exclusión social y formar parte de un proyecto que los enriquecerá como personas y estudiantes.