La superluna de fresa es un fenómeno poco habitual que se da entre dos y cuatro veces al año, y que se puede observar desde cualquier punto del planeta. En España, comenzará a verse a partir de las 13:52 horas de este martes y su máximo esplendor se alcanzará entre las 21:00 horas y las 21:30 horas, cuando anochezca, y durante la madrugada, ya del miércoles 15 de junio.

Que sea de fresa no significa que adopte el color de esta fruta, aunque la NASA señalaba en un artículo que cuando esta luna tiene lugar a finales de junio, está más baja de lo habitual, y adquiere una tonalidad rosácea. Pero la de este martes no experimentará ese maquillaje tan peculiar y tendrá el color al que nos tiene acostumbrados. En realidad esa denominación frutal fue invención de algunas tribus nativas norteamericanas. Mayo y junio son los dos meses más adecuados para la recolección de fresas silvestres, de ahí que identificasen la luna llena de junio con ese nombre.

Sea como fuere, la luna que observamos estos días desde Vigo tiene una luminosidad especial. Belleza que compite con la estampa que deja el sol cada vez que se pone tras las islas Cíes. Un hermoso duelo cuya última batalla se libró al anochecer de este pasado martes.

Y es que, si el cielo de la urbe olívica cuando se acuesta un astro, mientras el otro trasnocha es casi siempre un espectáculo, en el ocaso de este lunes y en la madrugada del martes, tanto el sol como la luna se gustaron más de la cuenta. No solo porque el satélite terrestre esté a unas horas de situarse lo más cerca que puede de nuestro planeta -más grande y brillante de lo habitual-, si no porque la esfera solar cubre su entorno de colores anaranjados y rojizos, hasta tal punto que su puesta sobre la ría de Vígo casi convierte ese plato de agua, en un espejismo dunar que nos traslada al desierto.

El vídeo y la galería de fotos que acompaña a esta información muestra a las claras esa saturación de colores cálidos cuando la estrella que da luz al planeta se esconde tras el archipiélago vigués, y la luminosidad plateada de un astro que, por definición, es opaco y sin luz propia, aunque estos días no lo parezca .

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Anochecer en Vigo: del espectacular ocaso a la luminosidad de la luna en su plenitud Santi Alonso

El porqué de las tonalidades rojizas

¿Por qué el manto celeste que viste Vigo estos días muta durante el ocaso a colores cálidos extremadamente saturados, que recorren las tonalidades del amarillo, el naranja, e incluso el rojo? Esto sucede cuando el sol está más bajo, debido a la interacción de sus rayos con las partículas en suspensión de la atmósfera. En esa posición sus rayos recorren hasta diez veces más distancia hasta nuestros ojos, cuando la estrella terrestre empieza a ponerse. En ese momento del día los tonos naranja, amarillo y rojo no se dispersan tanto como durante el resto de la jornada, y son capaces de recorrer una mayor distancia sin ser desviados por nuestra capa de ozono.

Esto provoca que nuestros ojos capten más cantidad de luz de colores anaranjados y rojizos en ese momento, con una viveza tan real que parece un trabajo de ingeniería lumínica. Pero aquí no hay artificio posible, por eso cada atardecer es único e irrepetible.