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El Chuvi avanza en el manejo del lupus

Irene Altabás, reumatóloga e investigadora del grupo Iridis que lidera un estudio con 500 pacientes de toda España, propone modificar la definición del estado de baja actividad

Altabás, en el Congreso Anual Europeo de Reumatología (Eular) celebrado en Milán. Cedida

Casi 100.000 personas sufren lupus eritematoso sistémico en España. Una enfermedad autoinmune que afecta a múltiples órganos y que se manifiesta con diferentes picos de actividad a lo largo de la vida del paciente. Esto hace que su diagnóstico y manejo clínico resulten complejos y los sucesivos brotes, junto con los efectos secundarios de los tratamientos, acaban produciendo daños y complicaciones a largo plazo, además de incrementar el riesgo de muerte. De ahí que los facultativos busquen nuevas estrategias para llegar a los estados de baja actividad o remisión y lograr “sosegar” la enfermedad. La reumatóloga Irene Altabás lidera desde Vigo un estudio con 500 pacientes de siete hospitales españoles durante tres años y cuyos resultados ya se han traducido en una propuesta de mejora de la definición de baja actividad más acorde a la práctica clínica real.

“Existen diferentes herramientas para medir la actividad, pero hasta el momento no son del todo adecuadas. Algunas no la cuantifican adecuadamente y otras son muy complejas para la práctica clínica. En los últimos años se intentan establecer tratamientos para alcanzar un objetivo terapéutico, a igual que para controlar la tensión o la diabetes, por ejemplo, se pauta medicación hasta llegar a ciertos niveles. En el caso del lupus se utilizan la remisión y la baja actividad como estrategias para reducir el daño y la mortalidad a largo plazo. Pero lo que hemos visto en el primer año del estudio es que la definición de esta última debería ser modificada”, explica la autora del estudio.

“Sosegar” la enfermedad reduce el daño y el riesgo de mortalidad

Altabás, que forma parte del servicio de Reumatología del Chuvi y del grupo Iridis del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur, acaba de conseguir una de las cuatro becas nacionales para jóvenes investigadores de la Fundación Española de Reumatología. Una ayuda que le permitirá incorporarse a su trabajo a tiempo completo. “Por suerte, cada vez hay más becas que te permiten compatibiliza ambas cosas”, celebra.

El estudio con pacientes de todo el país constituye su tesis doctoral, dirigida por el doctor José María Pego, líder de Iridis, y que cuenta como tutora con la catedrática de la Universidad de Vigo África González.

La baja actividad del lupus se establece a partir de cuatro criterios: actividad de la enfermedad, la no presencia de nuevos síntomas desde la consulta anterior, la visión del médico y una dosis diaria del corticoide prednisona igual o inferior a 7 miligramos.

“Tras la primera visita anual, comprobamos que el 62% de los pacientes cumplían la definición de baja actividad y el 54%, la de remisión. Además solo un 40% tomaban cortisona con una cifra media de 2,5 miligramos al día, lo cual está bastante bien. El punto de corte en 7,5 es demasiado alto para considerarlo en remisión”, detalla Altabás.

También preguntaron a sus médicos cómo clasificarían a los pacientes según su criterio y el grado de acuerdo con la definición teórica de baja actividad fue del 70%. “Bajando la dosis de 7,5 a 5 miligramos el grado de acuerdo se mantenía, pero si además eliminábamos el ítem de la comparación con la consulta anterior aumentaba hasta el 82%. Esto se debe a que las definiciones surgen para su empleo en ensayos clínicos, donde el seguimiento es muy continuo, pero en el hospital pueden pasar 3, 6 u 8 meses entre cada visita y no tiene sentido la comparación. La enfermedad puede manifestarse con una inflamación de la piel en verano y de forma diferente en invierno”, aclara Altabás.

“Reevaluamos la definición para que a los médicos nos ayude a tomar mejores decisiones ante una enfermedad tan compleja"

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Así que su recomendación, que ya ha enviado a una revista científica para su publicación, es bajar la dosis de prednisona a 5 miligramos y no comparar los síntomas con los de la visita anterior. “Reevaluamos la definición para que a los médicos nos ayude a tomar mejores decisiones ante una enfermedad tan compleja. Ya se ha visto que una baja actividad reduce el daño a largo plazo y las hospitalizaciones, además de mejorar la calidad de vida”, destaca.

Ella estudió al centenar de pacientes del Chuvi que participan en el estudio y agradece la colaboración de la Asociación Gallega de Lupus (AGAL). El resto de voluntarios proceden del Hospital de la Princesa y el 12 de Octubre, ambos en Madrid; el Hospital del Mar de Barcelona; y los hospitales universitarios de Jerez de la Frontera, Donostia y Doctor Negrín de Gran Canaria.

En este último, Altabás, que es natural de Las Palmas, completó su residencia antes de trasladarse a Vigo en 2019. “Mi principal motivo para venir fue poder hacer investigación y clínica en lupus. José María Pego está muy especializado y es el investigador principal del registro de pacientes de la Sociedad Española de Reumatología, que es uno de los más grandes del mundo”.

Cedida

Presencia en el Congreso Europeo de Reumatología

Irene Altabás presentó la semana pasada en el Congreso Anual Europeo de Reumatología (Eular) celebrado en Milán un póster con su trabajo sobre la caracterización del estado de baja actividad del lupus. Y poco antes participó en el Congreso de la Sociedad Española de Granada. En la fotografía superior, en el servicio de Reumatología, ubicado en el Hospital Meixoeiro, junto al doctor José María Pego Reigosa y la enfermera especializada en lupus Coral Mouriño.

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