Y al final Déborah ayudó desde arriba

Parecía imposible, pero la exhumación del cadáver de la joven viguesa desveló ADN masculino, fibras textiles y plástico | El siguiente paso sería el cotejo con perfiles genéticos ya recabados en el caso

La madre y dos hermanos de Déborah, en un homenaje a la joven en el cementerio de Pereiró. |   // M.G.BREA

La madre y dos hermanos de Déborah, en un homenaje a la joven en el cementerio de Pereiró. | // M.G.BREA / m. fontán

Marta Fontán

Marta Fontán

Tengo el convencimiento de que durante todo este tiempo Déborah nos ayudó desde arriba; realmente siento que está peleando con nosotros y que es ella la que tiene la clave de todo”. Rosa Fernández-Cervera pronunciaba estas palabras hace casi un año. Lo hacía en mayo de 2021, unos días antes de que ella y toda su familia tuviesen que pasar por el doloroso trance de tener que exhumar el cadáver de su hermana Déborah. Dar este paso, pedir al juzgado que se realizase un nuevo y minucioso examen de los restos de la joven viguesa, fue difícil, pero consideraban que era importante para avanzar en las pesquisas. Y, contra todo pronóstico ya que los casi 20 años transcurridos complicaban sobremanera el hallazgo de evidencias forenses, el cuerpo de Déborah sí habló. Fue concretamente el concienzudo análisis de sus uñas lo que ha permitido encontrar una serie de evidencias con las que no se contaba hasta ahora. La más importante, la aparición de un pequeño fragmento de ADN perteneciente a un varón. Junto a ello, los estudios del Instituto Nacional de Toxicología evidenciaron la existencia de fibras textiles y de un minúsculo trozo de PVDC (cloruro de polivinilideno), un material plástico que tiene varios usos, entre ellos el envasado de alimentos.

El caso Déborah afronta precisamente hoy una jornada clave, ya que esta mañana deberá comparecer ante la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Tui el exnovio de la joven. Lo hará asistido por su abogado y en calidad de investigado. A la espera de lo que ocurra en relación con esta toma de declaración, con lo que ya cuenta la jueza es con los resultados de los análisis realizados por el Instituto Nacional de Toxicología a raíz de las muestras remitidas a Madrid tras la exhumación del cadáver. Pese al tiempo transcurrido, los forenses lograron recuperar ocho uñas de la víctima, que en su día en 2002, en la primera autopsia, no fueron analizadas.

¿Permitirán las evidencias halladas avanzar en la investigación judicial? La familia y su equipo de abogados pedirán que se indague en ellas para que así sea. Una de las claves está en ese ADN masculino, por el momento sin determinar, encontrado bajo una uña. “Si eso se hubiese recogido hace 20 años nos hubieran ahorrado mucho sufrimiento”, reflexionaba ayer Rosa, la hermana de Déborah.

El deseo de la familia es que ese perfil genético a día de hoy anónimo se compare con los que ya están en poder de los investigadores, estos últimos con nombres y apellidos. Precisamente, hace unos meses la Policía Nacional recababa muestras de ADN de una treintena de personas a las que todavía no se les había pedido. En la causa ya constaban desde hacía años, entre otros, la del ahora investigado.

Lo que concretamente se halló bajo la uña de Déborah fue un fragmento de ADN, los denominados STR (short tandem repeats). “No es una secuencia completa, sino un pequeño fragmento de la misma”, afirman expertos consultados. Aunque esto complica los cotejos, las técnicas actuales podrían permitir una identificación. “Es más difícil que si se tuviese una secuencia entera, pero no imposible; más complicado parecía encontrar algo bajo las uñas tras tantos años y se logró”, aseveran las mismas fuentes.

Junta al perfil genético, en las uñas de Déborah aparecieron fibras claras de algodón que aunque pueden tener “múltiples orígenes”, son “compatibles” con las de una manta que en su día perteneció al investigado. Y un diminuto trozo de plástico de los que se usan para envasar. ¿Tiene relación con el caso? ¿O no? ¿Podría haberse usado ese material por ejemplo para conservar el cadáver antes de que fuese hallado en O Rosal? Son preguntas que ahora se agolpan tras el hallazgo de esta minúscula pista.

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Cuando diez días después de su desaparición en Vigo el 30 de abril de 2002 Déborah fue hallada muerta en el municipio de O Rosal, una de las evidencias halladas en el cadáver fue un pelo del que se determinó que pertenecía a un varón de raza caucásica. Los abogados de la familia de la víctima pudieron confirmar que esta pieza de convicción se ha conservado y también quieren que se proceda a secuenciar el ADN de dicho pelo por si es posible que ahora sí arroje pistas. Precisamente, el grupo de Madrid de la Policía Nacional que trabaja en la actualidad en el caso propuso recientemente a la jueza que se les permita consultar bases de datos de perfiles genéticos. Una prueba similar fue planteada por los efectivos policiales hace aproximadamente un año ya reabierta la causa judicial, pero en aquella ocasión fue denegada.

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