Era un matrimonio discreto, sin aparentes problemas pero una disputa entre ambos provocó la muerte violenta de Fernando Rodríguez Fernández a manos, presuntamente de su mujer, María Teresa Tizón Vázquez, más conocida como “Tere”. El hombre recibió varias puñaladas por la espalda. Su cuerpo fue encontrado tumbado en el salón de su domicilio de la calle Álvaro Cunqueiro en el que se residía desde hacía poco menos de dos años. En otra estancia de la casa, concretamente en la habitación se halló el cadáver de su esposa, sin aparentes signos de violencia y junto a un bote de medicamentos.

La hipótesis que manejan los investigadores de la Policía Nacional de Vigo apunta a que una riña conyugal motivó que la mujer, de 61 años, atacase a su marido, de 66 años, con un cuchillo de cocina para posteriormente suicidarse con pastillas. De todos modos, los agentes continúan trabajando en el caso para cerrar todos los posibles flecos.

A esta conclusión llegó el grupo a cargo del caso tras un análisis al escenario del crimen. Y es que la casa se encontraba cerrada por dentro, con pasador incluido en la puerta de entrada. Motivo por el cuál el policía que se acercó en un primer momento hasta el domicilio tuvo que proferir una fuerte patada a la misma para abrirla. En su interior, nada estaba revuelto; dando casi por descartada la teoría del robo, y por lo tanto, de la intervención de terceras personas. Como detalle, la calefacción llevaba puesta desde hacía días y al perro no se le oía también desde entonces.

Autopsias

Los agentes interrogaron a la familia así como vecinos del inmueble, el número 5 de la calle Álvaro Cunqueiro. La clave de este procedimiento será la autopsia a los cuerpos. Ayer fue practicada la de ella en el Nicolás Peña por los médicos-forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia (IMELGA) y hoy será el turno del esposo.

Si se confirma la ingesta de pastillas, se suscribiría el posterior suicidio de la mujer tras, presuntamente, haber proferido múltiples puñaladas al varón por la espalda. También será importante el estudio de posibles heridas defensivas o de ataque en ambos cuerpos. De igual modo, lo que sí se ha podido constatar es que no existían denuncias previas entre el matrimonio por violencia de género ni malos tratos. Del estudio de los cuerpos también será fundamental la hora y día del fallecimiento. Y es que se desconoce si ambos murieron en la misma jornada.

El matrimonio no era muy conocido en el vecindario ya que llevaba poco antes de la pandemia residiendo ahí. En dicho domicilio vivía la madre de María Teresa Tizón hasta su fallecimiento, momento en el que se mudaron desde Baiona hasta Vigo. La pareja había residido durante muchos años en Tenerife, donde él trabajaba como conductor y ella relacionada con la hostelería en un hotel de la isla. Actualmente, la mujer era ama de casa y él estaba jubilado, según precisaron sus vecinos. Tenían un hijo y una hija y dos nietos.

Los hechos fueron descubiertos a última hora de este pasado viernes. Fue la hija del matrimonio la que tras intentar durante varios días contactar con su madre, se pudo en contacto con los vecinos del inmueble. Tal y como ello explicaron tras hablar con la hija, ésta les explicó que no había rastro de ellos por Whatsapp y que tampoco los harían visto en varios días. Todo ello motivó que la mujer diese parte a la Policía para acceder al interior de la vivienda.

Ahí se encontraron con la macabra escena: el hombre en el salón fallecido de varias puñaladas en la espalda y en la habitación, el cuerpo sin vida de ella que no presentaba signos aparentes de violencia.

La comisión judicial se trasladó al domicilio, ubicado frente a la Comisaría de la Policía Nacional, poco antes de las 19.30 horas para el levantamiento de los cuerpos y la inspección ocular. Agentes de la Policía Científica y Judicial también se personaron para la toma de pruebas e interrogatorios a los vecinos.

Muchos de ellos recordaban al matrimonio vigués pero reconocen no haber escuchado ruidos ni gritos en los días previos al suceso. Sí precisan que en los últimos tiempos encontraban bastante desmejorada a la mujer, quien, en palabra de los residentes, tuvo que ser trasladada al hospital en un par de ocasiones.

De trabajar en Tenerife a un frustrado futuro en su regreso a Vigo

El crimen pilló completamente por sorpresa a los vecinos del número 5 de la calle Álvaro Cunqueiro. Sus moradores reconocen que no conocían en exceso al matrimonio fallecido, pero sí que no llevaban mucho más de dos años en el inmueble. “Aquí vivía la madre de ella; cuando se mudaron a Canarias, los niños se quedaron con la abuela. A su vuelta, a ella la vi muy desmejorada, mucho más baja”, explica una de las vecinas del edificio. Es más, todos los residentes consultados por este periódico aseguraban que la mujer era mayor que el hombre, cuando él le lleva cinco años. Otro vecino reconoce que coincidían a la hora de sacar a los perros. “Eran bastante discretos, nunca se escuchó ningún altercado ni problema con ellos”, esgrime. Solo la vecina contigua a su domicilio sí profirió haber escuchado algún ruido en los días previos al hallazgo de los cuerpos. Preguntada por este periódico, la mujer rehusó hacer declaraciones. Si bien no se ha podido confirmar con fuentes oficiales, los moradores del inmueble sí fueron testigos en varias ocasiones de que la mujer requirió asistentes sanitaria en algunas ocasiones. Se desconoce si padecía algún tipo de enfermedad o depresión que, motivado por la riña o discusión, desembocó en el ataque. Al frente de la investigación se encuentra el juzgado de Instrucción 6 de Vigo por encontrarse de guardia en el momento de los hechos. Tras el levantamiento de los cadáveres, fue decretado el secreto de sumario.

Vigo registra tres fallecidos por causas violentas en dos semanas

Este es el segundo caso –tres víctimas en total– en poco más de una semana de un crimen violento en el interior de un piso de la ciudad. En ambos casos, los cadáveres fueron hallados por la Policía Nacional. El primero tenía lugar en el piso noveno del 136 de la calle Areal. Los agentes encontraron el cuerpo del profesor jubilado Benito Torreiro, de 69 años, con un fuerte golpe en la cabeza y dos puñaladas en pecho y cuello, esta última mortal. El 4 de enero fue detenido un David M.C., un joven de 21 años que se encuentra en prisión provisional investigado por un presunto delito de asesinato y otro de estafa. El municipio no registraba un crimen desde el pasado 2019, cuando Manuel Alonso mató a golpes a su padre en su casa de Sárdoma. El hombre fue condenado a finales de 2020 a la pena de cinco años de prisión al considerarse muy cualificadas las atenuantes de confesión y alteración psíquica.