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Detectives privados detectan el uso de alquileres de renta antigua como pisos turísticos

Los detectives privados pasan horas en sus coches realizando tareas de vigilancia. Ricardo Grobas

La definición más concreta atendiendo a la múltiple legislación que se ha ido actualizando explica que los contratos de alquiler de renta antigua son aquellos que se firmaron en los años 50 y los 60 , que tenían como principal objetivo favorecer el acceso a la vivienda. La idea que estaba detrás de esta tipología de contratos era que debían prorrogarse forzosamente hasta que falleciera el inquilino, el cónyuge y los hijos de ambos. El parque de viviendas de la ciudad todavía contempla un buen número de alquileres de este tipo, en los que los arrendatarios pagan una renta mensual muy baja por un piso, que en muchos casos apenas supera los cien euros, una cifra residual si se comparan con los alquileres actuales en la ciudad, que están completamente desbocados.

Esos contratos solo se pueden rescindir si fallece el inquilino o por algunas otras circunstancias muy concretas. Por ejemplo, que el arrendatario no esté residiendo de forma habitual en la vivienda. Para intentar rescindir estos contratos, precisamente, abogados de propietarios están contratando a detectives privados de la ciudad para comprobar si los inquilinos que se rigen por renta antigua residen en realidad en estos pisos.

Y los investigadores privados están constatando como, especialmente en el centro, se dan casos en los que los alquilados no es solo que no vivan en esta vivienda, sino que la subarrendan como piso de uso turístico. “Es decir, hay gente que paga cien euros de alquiler por un piso al mes y luego lo subarrienda a un precio de cien euros al día”, explica Pedro Rodríguez, de la agencia de detectives Ábaco. Los investigadores están comprobando cómo estas situaciones han comenzado a repetirse especialmente en los últimos dos meses, gracias al tirón turístico de las luces de Navidad de Vigo, cuando los inquilinos de renta antigua aprovechan, de forma ilegal, para subarrendar sus viviendas y sacar un rédito económico alquilándosela a los turistas.

¿Y cómo lo comprueban los investigadores? Pues haciendo un chequeo en los tradicionales portales de internet de pisos turísticos y vigilando la entrada de la vivienda, para comprobar si quien reside en ella es el inquilino que figura en el contrato o no. También los hay que aprovechan la coyuntura para subarrendar las viviendas como apartamentos de residencia habitual, con alquileres mensuales, y por tanto sacando también un beneficio económico. 

Estas prácticas irregulares son motivos de rescisión del contrato y abandono inmediato del inmueble. Y los informes que los detectives presentan con las pruebas de las irregularidades son válidas en un juicio. “Los propietarios quieren actualizar la cuantía del alquiler mensual y ven que no pueden, por eso si sospechan que los inquilinos están llevando a cabo prácticas irregulares encargan una investigación para demostrarlo y poner fin así al contrato de renta antigua”, explica Pedro Rodríguez.

Otros de los encargos más habituales que reciben los detectives proceden de empresas que quieren investigar las bajas de larga duración de algún trabajador. Además del absentismo laboral, otra de las tareas más habituales para las que son contratados los investigadores privados tienen relación con temas de pensiones y de custodias. Es decir, una de las partes de un matrimonio contrata a estos profesionales por sospechar que la otra persona se está saltando alguno de los acuerdos a los que se ha llegado en el divorcio. Estos clientes buscan recuperar la custodia de los hijos o conseguir algún acuerdo más beneficioso en cuanto a la pensión que le pasa a su expareja. Y a nadie se le escapa que los detectives también reciben encargos habituales de mujeres u hombres que quieren comprobar si su pareja les está engañando con otra persona.

En Vigo hay más de diez empresas que se dedican al sector de la investigación privada. La mayoría de ellas tiene un número reducido de trabajadores, por lo que en muchos casos, cuando les encargan vigilar o seguir a un número elevado de personas, por ejemplo, subcontratan a detectives freelance que trabajan como autónomos. 

Los presupuestos que manejan los detectives varían mucho, especialmente en función de los recursos y el tiempo que tienen que destinar en un determinado servicio, aunque el mínimo suele rondar, en función de la empresa contratada, en torno a los 250 euros. Aunque depende del encargo, las pesquisas suelen durar entre tres y cinco días. Durante las primeras olas de la pandemia, cuando el teletrabajo estaba completamente instaurado en el mercado laboral, los detectives privados fueron contratados por empresas de todo tipo para comprobar si los empleados estaban cumpliendo con sus obligaciones laborales desde caso o si se saltaban los horarios establecidos. 

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